Francia frena a la ultraderecha con un triunfo de la izquierda, pero sin mayoría para gobernar

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

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El líder del Nuevo Frente Popular, Jean-Luc Mélenchon, tras conocerse los resultados
El líder del Nuevo Frente Popular, Jean-Luc Mélenchon, tras conocerse los resultados Yara Nardi | REUTERS

La coalición gubernamental aguanta en segundo puesto y la extrema derecha se hunde hasta el tercero

08 jul 2024 . Actualizado a las 09:27 h.

Nadie puede decir quién será mañana el primer ministro de Francia, pero la alta participación paró a la ultraderecha. Un 67,5 % de los electores, según la estimación de Ifop, acudieron a votar. Si este dato se confirma, sería la más alta registrada desde 1997, año en el que votaron el 71,4 % en una segunda vuelta de las legislativas.

Los electores han dejado claro que no quieren un gobierno de extrema derecha, pero nadie sabía anoche si será posible componer una coalición coherente que pueda gobernar. Y es que, a falta de solo tres de los 577 escaños de la Asamblea Nacional por asignar al cierre de esta edición, el Nuevo Frente Popular (NFP) obtuvo 181 asientos (más otros 13 para independientes de izquierdas); Juntos, la coalición gubernamental, se hizo con 166; la Agrupación Nacional de Le Pen quedó en tercer lugar, con 143 diputados, y Los Republicanos alcanzaron los 60 escaños.

Con estas cifras, pese al simbolismo, la victoria del Nuevo Frente Popular (NFP) ha sido escasa, porque queda muy lejos de la barrera de los 289 diputados en los que se sitúa la mayoría absoluta.

«La voluntad del pueblo»

Eso no impidió que el líder de La Francia Insumisa se apresurara a reclamar la victoria. «El presidente debe doblegarse y aceptar su derrota», afirmó Jean-Luc Mélenchon. El líder de La Francia Insumisa (LFI) exigió que «se respete estrictamente la voluntad del pueblo». Él siempre se ha propuesto para asumir el cargo de primer ministro, pero sus colegas de coalición han realizado estas semanas declaraciones expresas diciendo que Mélenchon «es un problema inmenso» para el NFP, como dijo el socialista Raphaël Blucksmann.

Una de las primeras decisiones que deberán adoptar es la elección de la persona adecuada para asumir el cargo de primer ministro en caso de que Emmanuel Macron les pida que formen Gobierno.

Aunque parece que el presidente francés no tiene prisa por nombrar al nuevo jefe del Ejecutivo. Anoche, el palacio del Elíseo indicó que el presidente de la República se informaba de los resultados que iban llegando y, «siguiendo la tradición republicana, esperará a conocer la estructura de la nueva Asamblea Nacional para tomar las decisiones necesarias». Añaden que el presidente, en tanto que garante de las instituciones, «velará para que se respete la elección de los franceses».

El trabajo será arduo, su aliado en la mayoría gubernamental y antiguo primer ministro, Edouard Philippe, fue ayer especialmente duro con su antiguo jefe. Con palabras apenas veladas criticó la decisión de Macron de disolver la Asamblea Nacional. Quería «una clarificación», pero solo ha obtenido «una gran indeterminación», y la ausencia de una mayoría clara pone en peligro «la credibilidad» del país. Philippe señaló que el NFP «es una alianza heterogénea que no dispone de mayoría, diga lo que diga Mélenchon», y propuso un acuerdo de fuerzas políticas del que estén excluidos el ultra Reagrupación Nacional (RN) y LFI. Por su parte, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, que también conserva su escaño, dijo que está dispuesto a participar en una coalición, pero en ningún caso con la izquierda.

La dimisión de Attal

La gran perdedora de la noche, Marine Le Pen, está convencida de que su victoria «solo se demora», y achacó al «acuerdo contra natura entre Macron y la extrema izquierda» los resultados, aunque gana varias decenas de diputados. En cuanto a Gabriel Attal, hoy presentará su dimisión al presidente de la República, aunque seguirá en su puesto «el tiempo que el deber lo exija», especialmente de cara a los Juegos Olímpicos.