Tal Itzhakov, portavoz de la Embajada de Israel: «No podemos parar esta guerra de existencia ni permitir que Hamás siga gobernando Gaza»

María Salgado
María Salgado REDACCIÓN / LA VOZ

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Itzhakov, portavoz de la Embajada de Israel en España, en la redacción central de La Voz de Galicia, en Sabón (Arteixo)
Itzhakov, portavoz de la Embajada de Israel en España, en la redacción central de La Voz de Galicia, en Sabón (Arteixo) Marcos Miguez

La diplomática acusa al Tribunal Penal Internacional de hacer suyo el relato de los islamistas y niega que su país quiera conquistar la Franja

08 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En contadas ocasiones, los protagonistas de la guerra se sientan al alcance de tu grabadora. Habla castellano con acento mexicano, pero nació en Afula (Israel), y hoy es portavoz de la embajada de su país en España. La diplomática Tal Itzhakov está convencida de que Netanyahu cumple a rajatabla el derecho internacional, y acusa al Tribunal Penal Internacional de hacer suyo el relato de Hamás.

—Los ataques del pasado 7 de octubre causaron 1.200 muertos y 251 secuestrados. ¿Cuántos calculan que podrán rescatar todavía con vida?

—Desafortunadamente tenemos todavía 120 secuestrados, de los que al menos 43 perdieron la vida. Hamás nos niega cualquier información, aunque sabemos que hay 16 mujeres y dos niños. Nuestra idea es poder rescatarlos a todos. Tememos que no reciban su medicación y que las mujeres estén siendo violadas. En noviembre, fue liberada Elma Abraham, de 85 años, que comía seis dátiles al día.

—Su encargado de inteligencia militar dimitió en abril por no prever ni detener estos ataques. ¿Por qué desestimaron las advertencias de que se podían producir?

—Antes del 7 de octubre, quisimos dar pasos para mejorar la economía de los palestinos porque eso tranquilizaría a Hamás y permitimos la entrada en Israel de 20.000 trabajadores diarios desde Gaza. Pero no solo no ayudó, sino que planificaron la brutal masacre del 7 de octubre y usaron a esa gente para espiar. Entendimos que Hamás no tiene intención de mejorar las condiciones de sus ciudadanos; todo lo contrario: ha usado todos los fondos que llegaron a Gaza para crear su infraestructura terrorista. Hay una ciudad subterránea con túneles más largos que el metro de Madrid o de Londres.

—¿Cómo son ahora las relaciones con España tras reconocer al Estado palestino y sumarse al proceso judicial abierto contra Israel por genocidio en Gaza?

—Hay un diálogo estrecho y abierto con el Gobierno español todo el tiempo. No es un secreto que hubo un desacuerdo por sus últimos pasos. Reconocer el Estado palestino no cambia nada, solo es un premio para Hamás, y el propio Hamás lo celebró. Estamos todavía en guerra, tenemos 120 secuestrados, y 120.00 israelíes son refugiados en su propio país por las amenazas de Hezbolá y Hamás, que promete repetir la masacre una y otra vez. Un acuerdo de paz precisa de una negociación entre ambos lados, pero quién sería el interlocutor. Es obvio que Hamás no puede gobernar y la Autoridad Palestina tiene problemas y esconde gran apoyo a Hamás. Si liberaran a los secuestrados, estaríamos en otra situación.

—¿Van a cerrar el Consulado de España en Jerusalén si atiende a palestinos en Cisjordania?

—Se está negociando, pero hay un ministro que escribió una carta a las empresas españolas en Israel y les pidió examinar sus cooperaciones; hay una vicepresidenta que usó la frase «desde el río hasta el mar», que llama a la destrucción de Israel y es antisemita; y hay ministros que hablan de genocidio, una denuncia que no está justificada. Israel está haciendo esfuerzos enormes para no lastimar a gente que no esté involucrada y facilitar ayuda humanitaria.

—¿Entienden que la opinión pública occidental rechace tanta violencia hacia civiles palestinos?

—Israel está en una guerra que no empezó. La guerra empezó por la brutal masacre del 7 de octubre, y la amenaza está en vigor. Nuestra obligación es defender a nuestros ciudadanos y nuestras fronteras. Nuestro enemigo es cruel, es una organización terrorista que está utilizando a sus propios ciudadanos como escudos humanos. Estamos encontrando infraestructura terrorista en hospitales, guarderías y habitaciones de niños. Hemos conseguido eliminar unos 14.000 terroristas desde el 7 de octubre.

Itzhakov, en las instalaciones de La Voz de Galicia, en Sabón (Arteixo)
Itzhakov, en las instalaciones de La Voz de Galicia, en Sabón (Arteixo) MARCOS MÍGUEZ

—¿Por qué bombardean barrios residenciales, hospitales y centros de refugiados de la ONU si lo prohíbe el derecho internacional?

—Porque Hamás está usando recintos civiles para la guerra. Atacamos hospitales donde había secuestrados y terroristas. Todas las acciones de Israel son conforme a la ley internacional. Hay juristas que acompañan al Ejército y le dicen lo que puede hacer, y advertimos a los ciudadanos de que evacúen antes de cualquier ataque.

—¿Evacuar a dónde?

—A zonas humanitarias que estamos construyendo en Gaza, junto con toda la ayuda humanitaria que le estamos facilitando.

—Pues ya hay un millón de palestinos al borde la hambruna.

—Desde el 7 de octubre, más de 700.000 toneladas de ayuda humanitaria entraron en Gaza, que es un 80 % más de la que entraba antes, aunque la UNRWA tiene dificultades para distribuirla y Hamás dispara y roba los convoyes.

—¿Por qué el Tribunal Penal Internacional emitió dos órdenes de arresto contra Netanyahu y su ministro de Defensa por presuntos delitos de lesa humanidad?

—Todo eso es resultado de difundir la propaganda de Hamás.

—No es propaganda, son datos: más de 38.000 palestinos muertos, el 70 % de ellos mujeres y niños, y más de 87.000 heridos.

—Esos son datos del Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, que difunde mentiras. Es obvio que hay muertos; es una guerra de existencia. Hamás quiere incrementar el número de víctimas en el lado palestino para generar presión internacional sobre Israel y que pare la guerra. Lamentamos en el alma cada muerte de un civil no involucrado. Estamos comprometidos con las leyes internacionales y el respeto a la vida.

—¿Ustedes reconocen la autoridad del Tribunal Penal Internacional?

—Que organizaciones como esa estén haciendo suyo el relato de Hamás nos parece preocupante.

—Hablan de ataques selectivos contra Hamás cuando la población civil es atacada de forma masiva. ¿Han usado bombas de 900 kilos, como las que Gallant acaba de reclamar en Washington, donde temen que las usen sobre Rafah?

—Parte de las instrucciones de la ley internacional es medir el tipo de armas de acuerdo a la acción cometida. Yo no tengo información de cada operación militar, pero todas son medidas por juristas.

«Israel no tiene intención de conquistar la Franja»

Insiste Itzhakov en rechazar cualquier intento de comparar «un Estado de derecho democrático como Israel y una organización terrorista como Hamás».

—Es una democracia que ha matado a 156 periodistas, ha atacado la sede de AFP en Gaza y va a hacer permanente la ley Al Jazira, que prohíbe medios extranjeros.

—Israel respeta la libertad y los derechos humanos, y así estamos actuando. Hacemos todo lo posible para salvar vidas, pero hay civiles que están cooperando con Hamás.

—¿Para cuándo podemos esperar el final de la guerra?

—Si Hamás hubiera liberado a los secuestrados y hubiera rendido sus armas, la guerra podría terminar mañana. Israel no tiene ninguna intención de conquistar Gaza.

—¿Cual es el plan de Israel para Gaza tras la guerra?

—Asegurar que Hamás no gobierne más, eliminando todos sus bastiones terroristas. El día después, tendremos que cooperar con otras organizaciones y países.

—¿Esta guerra contra Hamás no acabará engrosando sus filas?

—Es elemental la educación, porque los libros de texto en Gaza no reconocen el Estado de Israel, y glorifican la muerte de judíos.

—Ustedes tampoco reconocen a Palestina como Estado.

—Israel ha intentado llegar a un acuerdo de paz con los palestinos.

—¿Y en las escuelas de Israel qué se enseña porque su ministro de Defensa define a los palestinos como «animales humanos», y el de Seguridad Nacional defiende acabar con los presos gazatíes de un disparo en la cabeza.

—Hay derecho de expresión y la gente se puede pronunciar. Se referían a Hamás y los atentados del 7 de octubre. A mí me extraña el brutal silencio de las organizaciones sobre las mujeres violadas.

—¿Y cuál es el plan para Cisjordania, donde 550 palestinos fueron asesinados, incluidos 124 niños?

—Israel está haciendo frente a Irán y sus extensiones; a Hezbolá en la frontera norte, donde 60.000 israelíes son amenazados; y a Hamás. Nuestros ciudadanos no tienen seguridad y buscamos soluciones. En Cisjordania también hay células de Hamás.

—¿Se extenderá el conflicto en el Líbano con Hezbolá?

—Nuestra intención es no hacerlo.

—Hay un vídeo de un palestino herido atado como escudo humano al capó de un vehículo militar israelí. ¿Está usando su Gobierno la tortura como arma de guerra?

—Por supuesto que no. Eso está siendo investigado; cualquier caso que se salga de la ley va a ser evaluado y denunciado.

—Presionado por las protestas que piden su dimisión, ¿va a cambiar Netanyahu su estrategia?

—Hay un consenso muy grande en Israel sobre la guerra, aunque hay diferencias sobre cómo gestionarla. Cada partido tiene su visión. Hamás está cometiendo un doble crimen de guerra, contra los israelíes y contra su propio pueblo. No podemos parar esta guerra de existencia ni permitir que Hamás siga gobernando Gaza.

—¿Por qué ponen fin a la exención militar para los ultraortodoxos?

—Unos 350.000 reservistas llegaron desde todo el mundo porque es una guerra de existencia. Nuestro Ejército somos nosotros, el pueblo. A los 18 años nos sumamos al servicio militar. Aunque hay sectores que no se suman por motivos religiosos y el Ejército no coincide con sus creencias. Estamos en momentos de necesidad y por eso surgió ese debate. Todos entendemos la importancia del Estado de Israel y de luchar por nuestra tierra. Estamos rodeados de enemigos de los que tenemos que defendernos.

—¿Temen que Israel pierda apoyo internacional?

—En general, Israel tiene mucho apoyo internacional desde el 7 de octubre, y creo que los países con valores comunes, los países democráticos, entienden la importancia de esta guerra y que Hamás no puede controlar Gaza ni ahora ni el día después. A nivel de imagen, estamos afrontando una guerra de información.

—¿Por qué tachan de antisemita a todo aquel que censure su guerra?

—Yo no he vivido eso, pero desde el 7 de octubre hay un alto sentimiento de antisemitismo, tanto en el mundo como en España. Hay judíos que tienen miedo a hablar hebreo en la calle y a poner a su bebé un nombre judío, se atacan sinagogas y negocios israelíes, se escribe en un bus de Madrid «mata judíos ya», o se dice «desde el río hasta el mar», que llama a la destrucción de Israel.