Después de la desaparición de los animales, las uvas comenzaron a extenderse por otros territorios, según un estudio publicado en «Nature Plants»
03 jul 2024 . Actualizado a las 17:37 h.Hace 66 millones de años se extinguieron los dinosaurios. Un hecho conocido por todos. Pero también sucedieron otros eventos considerables, que pasaron desapercibidos, como la expansión de algunos tipos de plantas. Una en concreto llamó la atención de los científicos: la vid, utilizada para la creación de vino. Es decir, que hay que agradecer a las antiguas criaturas, y sobre todo a su desaparición, de que hoy exista esa bebida en el mundo. Esta investigación ha sido publicada en la revista especializada Nature Plants.
Fabiany Herrera, paleobotánica en el Centro de Investigación Integrativa Negaunee del Museo Field de Chicago y autora principal del artículo, explica este descubrimiento de manera sencilla: «Tras la extinción, el bosque se restableció, de una manera que cambió la composición de las plantas». Lo demuestra a través de las uvas fósiles de 60 a 19 millones de años halladas en Colombia, Panamá y Perú.
«Estas son las uvas más antiguas que se han encontrado en esta parte del mundo, y son unos millones de años más jóvenes que las más antiguas que se han encontrado en el otro lado del planeta», comenta Herrera en un comunicado. «Después de la extinción de los dinosaurios, las uvas realmente comenzaron a extenderse por todo el mundo», continúa.
La hipótesis que plantea es que los dinosaurios probablemente derrumbaban lo que había en su camino, es por eso, que mantenían los bosques abiertos. Pero, sin ellos, los árboles comenzaron a proliferar, y los espacios a poblarse de naturaleza, ayudados por la diversificación de aves y mamíferos, que ayudaron a esparcir semillas.
La investigación se remonta al 2013, cuando Steven Manchester, el asesor de doctorado de Herrera, publicó un artículo que describe el fósil de semilla de uva más antiguo conocido de la India con 66 millones de años. Aunque no se habían encontrado uvas fósiles en America del Sur, la profesional sospechaba que podría haber allí.
«Las uvas tienen un extenso registro fósil que comienza hace unos 50 millones de años, así que quería descubrir una en América del Sur, pero era como buscar una aguja en un pajar», dice Herrera. «He estado buscando la uva más antigua del hemisferio occidental desde que era estudiante universitario».
En el 2022, el asunto cambió. Herrera y su coautora, Mónica Carvalho, estaban realizando un trabajo de campo en los Andes colombianos, cuando identificaron un fósil de uva en una roca de 60 millones de años. Un hito increíble: el primer fósil de uva sudamericano, y uno de los más antiguos del mundo.
El equipo bautizó el fósil Lithouva susmanii, «uva de hueso de Susman», en honor a Arthur T. Susman, un partidario de la paleobotánica sudamericana en el Museo Field. «Esta nueva especie también es importante porque respalda el origen sudamericano del grupo en el que evolucionó la vid común Vitis», dice el coautor Gregory Stull del Museo Nacional de Historia Natural.