Aunque a la hora de escribir este análisis tan solo contábamos con sondeos a pie de urna de tres encuestadoras, en el caso de las elecciones francesas estos sondeos son más fáciles de hacer y acostumbran a ser acertados. Estos datos confirmaban, más o menos, lo que venían diciendo las encuestas de campaña: ganaría la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen con un 34-35 por ciento de los votos; en segundo lugar quedaría el Nuevo Frente Popular (NFP) de la izquierda con un 28-29 por ciento; y en tercero los macronistas de Juntos con un 20-23 por ciento. RN, por tanto, habría obtenido un resultado ligeramente más bajo del que se pronosticaba y la coalición de la izquierda, un poco más alto, mientras que los centristas de Macron estarían donde se esperaba. Pero las variaciones son muy pequeñas, lo que indica que las opciones están muy consolidadas ya.
Esto es muy significativo porque la participación ha aumentado de manera espectacular (casi 20 puntos más que en las anteriores primarias legislativas) y, sin embargo, no ha tenido más consecuencia que la reducción de dos puntos en el pronóstico de RN y la mejora de un punto para el NFP. La izquierda, en particular, confiaba en que una gran movilización supusiese un vuelco, pero el efecto ha sido muy pequeño. Todavía es posible un nuevo salto en la participación en la segunda vuelta, aunque es menos probable, puesto que el votante tiene entonces menos opciones entre las que elegir.
De cara a esa segunda vuelta, los antilepenistas cuentan con una ventaja: pueden votar tácticamente, apoyando a NFP o a los macronistas de Juntos allí donde son la alternativa a RN. En la práctica, sin embargo, la cosa no es tan sencilla. El haber reunido a toda la izquierda y la extrema izquierda en una sola coalición le ha permitido al NFP desempeñarse bien en la primera vuelta, pero ahora esa táctica tiene un coste. Su distancia ideológica con el votante centrista de Juntos es mayor que, por ejemplo, si el Partido Socialista se hubiese presentado por separado. Esto puede dificultar el voto táctico. Dependerá de qué candidato en concreto se presente en cada circunscripción: los más moderados pueden esperar, sin duda, voto prestado de los macronistas, pero allí donde el candidato del Nuevo Frente Popular sea del ala radical de la coalición (Francia Insumisa y partidos trotskistas) el voto de centro puede quedarse en casa o incluso, en algunos casos, irse a RN. Esta es la cuestión clave: qué ocurrirá el domingo con esa bolsa de votos del centro y la derecha moderada (20 y 10 por ciento, respectivamente). Macron ha llamado a frenar al RN, pero a no votar por los candidatos más radicales del NFP, mientras que Los Republicanos (LR, derecha moderada) han dejado libertad de voto. ¿Qué pronostican las encuestadoras? Las tres coinciden en que, al final, el partido de Marine Le Pen logrará una mayoría absoluta de escaños, hasta 300 sobre 577. Cierto que se trata de proyecciones. Una de las características de unas elecciones democráticas es que siempre hay espacio para la incertidumbre.
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