El narcosubmarino interceptado frente al Estrecho que canjeaba cocaína por hachís: «Volvíamos a Sudamérica»

Javier Romero Doniz
Javier Romero VIGO / LA VOZ

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El narcosubmarino interceptado en Cádiz
El narcosubmarino interceptado en Cádiz POLICÍA NACIONAL | EUROPAPRESS

Los tripulantes del semisumergible cazado a 280 millas de Cádiz admiten que regresarían a su país al entregar el alijo de polvo blanco: «Veníamos cargados»

29 jun 2024 . Actualizado a las 13:01 h.

El operativo policial diseñado para abordar el narcosubmarino detectado el lunes a 280 millas náuticas de Cádiz mutó en un operativo humanitario de rescate. Los cuatro tripulantes colombianos a bordo del artefacto, al saberse detectados por la patrullera Fulmar de Vigilancia Aduanera, no dudaron en abrir las válvulas de fondo para hundir el semisumergible y hacerlo desaparecer con varias toneladas de cocaína almacenadas en la bodega. Los 20 metros de eslora del narcosubmarino lograron ser abarloados junto a los 65 metros del patrullero. Ya que los cuatro tripulantes, manteniendo el equilibrio sobre la cubierta, no acabaran en el fondo del mar (4.000 metros en esa zona del Atlántico) arrastrados por la fuerza succionadora del narcosubmarino al irse a pique, fue lo más delicado. Se logró salvar sus vidas gracias a cuerdas y un improvisado flotador de garrafas atadas. Una vez a bordo del Fulmar, los tripulantes del artefacto, de color azul turquesa, se abrieron ante sus salvadores y captores.

No vacilaron al reconocer que el narcosubmarino hundido estaba preñado de fardos: «Veníamos cargados», aseguraron, en referencia a las varias toneladas de cocaína que minutos antes hundieron en el Atlántico. También reconocieron que su plan de viaje implicaba regresar a casa: «Volvíamos a Sudamérica». A mayores, admitieron que sus órdenes conllevaban soltar el lastre en forma de cocaína con el que zarparon de su continente para canjearlo por otro producto, sin concretar. La investigación conjunta del Servicio Vigilancia Aduanera, la Guardia Civil y la Policía Nacional lo tiene claro: «Iban a cambiar cocaína por hachís. Es una práctica frecuente desde hace tiempo. También detectamos hace tiempo que los narcosubmarinos ya no solo hacen viajes de ida, hay travesías que implican regresar a Sudamérica», explica la gallega Laura Rebollo, jefa de operaciones aeronavales y del Centro de coordinación del servicio de Vigilancia Aduanera en España.

Los viajes de ida y vuelta por el Atlántico, surcando el océano de punta a punta, implican el más difícil todavía. Si ya resultaba una temeridad hacer solo la travesía de ida (de unas 4.000 millas náuticas) en una embarcación artesanal, ahora el riesgo se duplica al completar el doble de trayecto. Hace dos semanas, en el Cantábrico, se detectó otro narcosubmarino frente a Cantabria. Por su navegación y velocidad, se constató que el artefacto estaba vacío. La tesis policial es que había realizado la descarga entre Cantabria y el Golfo de Vizcaya. Ya en el momento de ser divisado, regresaba al continente del que zarpara. La casuística del Cantábrico no puede considerarse circunstancial. En el 2023, las autoridades de Francia detectaron otro ejemplar: «Se nos escapó el año pasado y acabó llegando a Francia. Por la inteligencia que nos llegó luego, parece ser que la mercancía era para albaneses. También conocimos un caso que se acercaba a África, pero igualmente le perdimos la pista».

Los dos casos detectados del Cantábrico evidencian la dificultad que implica localizarlos, pero también seguir su estela. En ambos casos, lograron dar esquinazo a sus captores. De ahí la importancia del operativo desplegado el lunes a 280 millas de Cádiz. Supuso el primer avistamiento con abordaje en alta mar a las puertas de Europa, más allá de que sus tripulantes cumplieron la orden que siempre reciben las tripulaciones: de ser detectados, se hunde la embarcación.

Zona habitual de paso

La información necesaria para detectar el narcosubmarino la facilitó la agencia antidroga de los EE.UU., la DEA. El Fulmar estaba a 15 millas de la ubicación señalada tras requisar 900 kilos de cocaína en una planeadora al sur de las Islas Canarias: «Nos desplazamos a una zona que sabíamos que es frecuentada por semisumergibles. Estábamos haciendo análisis, probando tecnología satelital nueva precisamente para perfeccionar las técnicas de localización. Por eso no fue casual que nos cogiera cerca cuando la DEA facilitó la información», añade Rebollo. Una vez en la zona, llegó el contacto visual mutuo. Los tripulantes del narcosubmarino, con un hombre subido sobre la cubierta exterior, exprimió las revoluciones del motor. Intentaron huir, pero la patrullera corría más. Una carrera perdida pese a la capacidad mermada del Fulmar, con un solo motor operativo. Venía de un operativo previo en el Mediterráneo que enlazó con el abordaje al sur de las Islas Canarias de un planeadora con 900 kilos de coca y la carrera contra el narcosubmarino al norte del mismo archipiélago.

La investigación iniciada tras el hallazgo del semisumergible no tiene recorrido previo porque fue sobrevenida. De ahí que, por ahora, se desconozca el punto de origen del narcosubmarino, su destino, el pesaje del alijo y las coordenadas exactas para encontrarse con los destinatarios de la cocaína y a la vez proveedores de hachís, muy cotizado en Sudamérica por su escasez. «Es tan valorado que a veces hacen el cambio limpio del kilo de coca por hachís. El hachís en Sudamérica es muy caro, y la cocaína muy barata. Por eso les resulta rentable», explican en la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Este trueque de estupefacientes ya se vio por primera vez en Galicia en el 2018 tras el abordaje de un velero cuya tripulación de Europa del Este seguía el mismo mandato de sus jefes: cargar un alijo de Hachís en algún punto entre las inmediaciones del Estrecho y las Islas Canarias y viajar a Sudamérica para canjearlo por cocaína.

La progresiva presencia de narcosubmarinos llegando a la Península evidencia que la incidencia del problema. El máximo responsable de la UCO en Galicia explicaba en abril, en una entrevista en La Voz, que por la información que manejan salen cada mes al menos dos o tres narcosubmarinos con destino la Península. El abordaje del lunes en el Atlántico evidencia que la caza de estos Frankenstein de la navegación se perfecciona. Nada que ver con lo ocurrido en el 2019, cuando se detectó en Aldán el primero de la historia en Europa.