Un Biden confuso cae frente a Trump y desata la alarma entre los demócratas
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El partido empieza a considerar sustituir al presidente por otro candidato
28 jun 2024 . Actualizado a las 23:28 h.En el Partido Demócrata crecen las dudas sobre Joe Biden, después de un debate que puso de manifiesto las dificultades que el presidente de Estados Unidos afronta de cara a las elecciones de noviembre. Desde su equipo de campaña llamaban ayer a la calma, después de que se desatara el pánico entre los demócratas por la derrota estrepitosa de su adalid. Pedían tranquilidad a pesar de que la fecha límite para nominar al candidato de la formación se acerca con rapidez y, con ella, el día en el que los estadounidenses acudirán a las urnas.
Las voces demócratas que pedían la sustitución de Biden comenzaron a levantarse a los pocos minutos de que comenzase el duelo con Trump. Para cuando hubo terminado, eran imposibles de ignorar y encontraban eco en las páginas de los principales medios de izquierdas. En ese contexto, hasta la defensa de la vicepresidenta, Kamala Harris, sonó poco realista: «Sí, hubo un inicio lento, pero un final contundente». Finalmente, incluso los asesores de Biden tuvieron que reconocer que el presidente no había estado acertado y que su actuación había dañado sus posibilidades de victoria en los comicios.
De momento, los deslices del presidente no han provocado ningún movimiento en las filas demócratas. El viernes el equipo y los aliados de Biden solo trataban de acallar las voces críticas. Para Gavin Newson, gobernador de California —y uno de los mejor posicionados para ser el próximo candidato demócrata—, cuestionar la candidatura de Biden es «inútil e innecesario» y su partido debería centrarse en cerrar filas en torno al presidente. Una defensa que contrasta con las declaraciones que un estratega de la misma formación ofrecía a The New York Times: «El hombre que estuvo en el escenario con Trump no puede ganar. El miedo a Trump coartó las críticas contra Biden. Ahora ese mismo miedo va a alimentar las llamadas a que se retire».
Si Biden tirase la toalla, los delegados que obtuvo durante las primarias y los caucus tendrán vía libre para votar por otro candidato. Eso sí, no será durante la Convención Nacional Demócrata que tendrá lugar en agosto en Chicago. Los demócratas habían pensado nominar oficialmente a Biden el 7 de agosto en una reunión virtual, por el requisito del estado de Ohio de que las nominaciones estén cerradas tres meses antes de las presidenciales para poder aparecer en las papeletas. Una situación que tenía sentido cuando se daba por hecho que Biden sería el candidato, pero que ahora añade dificultades a un castigado Partido Demócrata.
Peligro de guerra interna
La sustitución de Biden, si bien factible, no estará exenta de riesgos políticos. Biden es un candidato de consenso dentro del partido, y cualquier otro podría abrir divisiones entre los progresistas. Y eso dejando de lado el potencial efecto que la sustitución pudiese tener sobre la propia contienda presidencial. Tampoco hay que descartar que, en caso de que Biden se niegue a retirarse, algún demócrata decida desafiarlo. Una posibilidad que también podría desencadenar una guerra interna.
Ante el desarrollo de los acontecimientos, cabe preguntarse qué ocupa la cabeza de Joe Biden en estos momentos. Según la CNN, sus asesores aseguran que su intención aún es presentarse. Es más, Biden, dicen, mantiene su disposición a participar en el segundo debate en septiembre.
Un cara a cara con lapsus, mentiras y ataques personales
El primer debate presidencial del 2024 estuvo repleto de momentos que, inevitablemente, resonarán en la mente de los votantes de aquí a noviembre. No fue precisamente un duelo de altura entre los dos candidatos, pero dejó una serie de detalles que retratan con fidelidad el momento político de Estados Unidos.
Quizá lo más reseñable del debate fuesen los lapsus del presidente de Estados Unidos, que en una noche que se prometía histórica ofreció una actuación cuanto menos cuestionable. Joe Biden, de 81 años, a pesar de mantener la coherencia durante la mayor parte del debate se atrancó, titubeó y, con demasiada frecuencia, habló de forma ininteligible.
Donald Trump, por su lado, ofreció una actuación que no se alejó un milímetro de aquellas a las que tiene acostumbrado al país que aspira a liderar por segunda vez: mintió, exageró y cambió de tema en casi todas sus intervenciones.
«Idiota» y «perdedor»
Además, los dos candidatos ofrecieron una retahíla de frases inéditas en un debate presidencial. Como el momento en el que Trump negó su aventura con Stormy Daniels. «No he tenido sexo con una actriz porno», afirmó el expresidente. O cuando Biden llamó a su contrincante «idiota» y «perdedor» devolviéndole a Trump unos insultos que el magnate supuestamente utilizó para referirse a los soldados estadounidenses.