Israel reprocha a EE.UU. un «descenso drástico» de los envíos de armamento
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Su ministro de Defensa, Yoav Gallant, visita Washington para reclamar una partida de bombas de 900 kilos
24 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Las bombas masivas de 900 kilos dejan gigantescos cráteres de doce metros de diámetro, y su área letal en torno al lugar del impacto equivale a 58 campos de fútbol. Lanzarlas sobre una población tan densa y hacinada como la de Gaza provoca muertes indiscriminadas, solo comparables a las causadas por los bombardeos en la guerra de Vietnam, según expertos de Naciones Unidas. El Ejército israelí, que ya arrojó cientos de ellas sobre la costa de la Franja, se ha quedado sin existencias y quiere más, cuando ya ha asesinado a 37.600 palestinos y herido a más de 86.000 desde el pasado 7 de octubre, según cifras facilitadas ayer por las autoridades gazatíes, controladas por Hamás.
El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, a quien ordenó arrestar en mayo el Tribunal Penal Internacional (TPI) por presuntos crímenes de guerra y contra la humanidad, viajó este domingo a Washington con la misión de intentar desbloquear una partida de armamento pesado congelada por el Ejecutivo de Joe Biden, que el próximo jueves afronta su primer debate electoral con Donald Trump, de cara a los comicios presidenciales de noviembre.
En Israel también quieren elecciones, pero anticipadas. Más de 150.000 manifestantes protestaron el sábado en Tel Aviv, según el diario Yedioth Aharonoth, contra su primer ministro, Benjamin Netanyahu, que se ampara en la guerra y este domingo reprochó a Estados Unidos el «descenso drástico» en el envío de armas desde hace cuatro meses. El mandatario, también bajo orden de arresto del TPI, defendió el vídeo oficial difundido la semana pasada en el que se queja de que «algunas [armas] han ido llegando a cuentagotas, pero el grueso del armamento no ha llegado», recoge The Times of Israel. Además, al inicio del Consejo de ministros semanal, Netanyahu reconoció que «durante semanas hemos pedido a nuestros amigos americanos que aceleraran los envíos. Lo hicimos una y otra vez. Lo hicimos al más alto nivel, a todos los niveles y quiero subrayar que lo hicimos en privado. Nos han dado todo tipo de explicaciones, pero la situación fundamentalmente no ha cambiado».
Fuentes de la Casa Blanca reconocieron que solo retuvieron un envío, el pasado mayo: 3.500 bombas —1.800 de 900 kilos y 1.700 de 226 kilos, según la CNN—, porque temen que los israelíes las usen a gran escala sobre la ciudad de Rafah. «Tenemos un caso del que ha hablado públicamente el presidente [Biden] sobre las bombas de 900 kilogramos y las preocupaciones que tenemos sobre su uso en zonas densamente pobladas. Eso sigue pendiente. Seguimos trabajando en ello», dijo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en el marco de la visita de Gallant, quien definió este encuentro como «crítico para el futuro de la guerra de Gaza».
Y la lista de víctimas sigue aumentando. Al menos 47 personas murieron y otras 121 resultaron heridas en las últimas 24 horas en la Franja. Los bombardeos israelíes asolaron el campo de refugiados de Nuseirat y la ciudad de Gaza, donde resultó dañado un centro de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA). Ya son más de 9.000 los enfermos de cáncer que no tienen acceso a medicamentos y 310 los trabajadores sanitarios arrestados.
Mientras, la violencia crece en la frontera norte, con el Líbano, donde el intercambio de fuego entre el Ejército israelí y la milicia chií Hizbulá se intensifica y hace temer una guerra abierta.