Duolingo reconoce cambios para no vulnerar las leyes rusas
18 jun 2024 . Actualizado a las 09:31 h.Quien esté familiarizado con Duolingo, una aplicación para aprender idiomas, reconocerá sus frases absurdas, el lenguaje ameno, las pequeñas historias y una serie de diálogos o situaciones que reflejan una filosofía inclusiva e integradora con las personas LGTBIQ+. La aplicación ha dado la espalda a este último rasgo y ha comunicado a las autoridades rusas que retira todos los contenidos que se puedan considerar LGTBIQ+ para evitar que la bloqueen en el país. La empresa envió una carta al regulador de medios ruso, Roskomnadzor, en la que le notificaba haber «eliminado todos los materiales que promuevan relaciones sexuales no tradicionales». Previamente, el ente censor había informado sobre la apertura de una investigación contra la aplicación por «propaganda LGTBIQ+», después de que Radetel, una asociación legal que promueve los «valores tradicionales», denunciara «diálogos del mismo sexo». Con motivo de la queja, el jefe del comité de políticas de información de la Duma estatal, Alexander Jinshtein, amenazó con bloquear la aplicación.
Un portavoz de Duolingo ha indicado: «Apoyamos los derechos LGTBIQ+ y creemos en normalizar su representación en nuestros contenidos […]. Desafortunadamente, las leyes locales nos prohíben incluir cierto contenido en Rusia. Nuestra misión es aumentar el acceso a la educación de calidad en todo el mundo, y estamos comprometidos con mantener el acceso a nuestro producto donde sea legal».
Este caso remite a la pregunta repetida al inicio de la invasión de Ucrania: ¿es preferible que las empresas castiguen a los ciudadanos rusos por una decisión de su Gobierno, o que permanezcan en el país y contribuyan a una relación con contenidos menos oficialistas (y especialmente a la riqueza de conocer otros idiomas)?
Este es solo uno de los últimos ejemplos de la persecución del régimen de Putin al movimiento LGTBIQ+, que en noviembre fue considerado una «organización extremista» y cuyo activismo se puede penalizar con hasta diez años de prisión. Desde febrero del 2022, muchas marcas han proyectado en Occidente la imagen de haber abandonado Rusia, pero, en realidad, siguen operando en este mercado de más de 140 millones de personas. Según un informe emitido este marzo por la Kyiv School of Economics, solo 372 empresas han abandonado completamente el país. Suponen un 10 % de las multinacionales que ya trabajaban allí antes de la escalada del conflicto.
Por ejemplo, Pepsico ha retirado su marca bandera de los estantes (Pepsi-Cola), pero mantiene el grueso de su negocio bajo otras marcas, argumentando el aspecto humanitario de su negocio. O el caso de Nestlé, que ha cambiado los nombres de sus helados más insignes: Maxibon, Extreme y Mövenpick han pasado a llamarse Maxiduo, Sunreme y Monterra, respectivamente. Leroy Merlin, tras anunciar la venta de sus operaciones en Rusia, continúa trabajando con normalidad, en cooperación con órganos estatales, y ha extendido sus patentes hasta el año 2031.
El acceso de los rusos a marcas occidentales es amplio, ya sea a través de las llamadas importaciones paralelas mediante terceros países, o bajo otro tipo de fórmulas. Los precios, eso sí, han aumentado sustancialmente y favorecido una mayor cuota de mercado de marcas asiáticas.
Las exigencias para abandonar el mercado ruso contrastan con la laxitud hacia las compañías que no solo continúan sus operaciones en Israel, sino que vetan las críticas hacia la matanza de Gaza, que ya cuenta más víctimas civiles que el conflicto en Ucrania.