Cataluña arranca la legislatura con la presidencia del Parlamento en el aire

Xavier Gual BARCELONA / E. LA VOZ

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Oriol Junqueras y Raül Romeva, el viernes en un acto electoral en Sant Cugat, en Barcelona
Oriol Junqueras y Raül Romeva, el viernes en un acto electoral en Sant Cugat, en Barcelona Quique García | EFE

Oriol Junqueras renuncia este lunes a la presidencia de ERC

09 jun 2024 . Actualizado a las 14:08 h.

A 24 horas para el inicio oficial de la legislatura, los partidos catalanes intensifican los contactos para definir el nuevo Parlamento surgido de las urnas con todas las posibilidades aritméticamente abiertas. En Esquerra, que es la que atesora la llave de la gobernabilidad, guardan silencio a la espera de que cierren los colegios electorales del 9J, sabedores de que cualquier decisión que tomen ahora podría tener una repercusión directa en Europa. La lista de Ahora Repúblicas, que impulsan junto a EH Bildu y el BNG, aspira a mantener los tres escaños cosechados hace cinco años.

Los republicanos afrontan la recta final de las negociaciones con socialistas y posconvergentes con la intención de sacar el máximo rédito posible a sus 20 diputados. Son 13 menos que los obtenidos en el 2021, pero una vez digerido el batacazo electoral, la dirección de ERC se apresta a jugar sus cartas con el objetivo de no caer en los tentáculos ni de unos ni de otros. La secretaria general del partido, Marta Rovira, mueve los hilos desde su residencia en Suiza, con el apoyo en Barcelona del coordinador nacional y presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès. Tras reunirse con los varones territoriales, Rovira ha planeado una estrategia que pasa por contentar a las dos almas de la histórica formación, a la espera que de que ambas templen gaitas en el congreso de noviembre. Esta pasaría por desempeñar un papel más combativo en el Parlamento, pactando una Mesa «antirrepresiva» con el bloque independentista, de Junts y la CUP, y la posibilidad de sumar a la ecuación a los comunes de Jéssica Albiach. 

El fracaso de Puigdemont

La presidencia del Parlamento sería el premio de consolación para los de Oriol Junqueras, que el lunes presentará su renuncia a la presidencia del partido, con la idea de presentarse al cónclave de otoño y plantar cara a los críticos, que le cuestionan su incondicional apoyo en Madrid al Gobierno de Pedro Sánchez. Amarrada la baza del Parlamento, los republicanos ofrecerían a Puigdemont sus votos para presentarse ante la Cámara y ser investido presidente de la Generalitat. Dado que el PSC votará en contra, Puigdemont fracasará en su intento, pero los republicanos siempre podrán aducir que por ellos no quedó. Así, Esquerra acabará viéndose obligada a entregar sus votos a Salvador Illa para evitar el bloqueo institucional y no sumir a Cataluña en un escenario de crisis y repetición electoral. En privado, los republicanos confiesan que esta opción no pasa por sus cabezas: las encuestas internas que manejan los dejan literalmente al filo del abismo.

Para los socialistas, tener a un dirigente de Esquerra al frente del Parlamento no es el mayor de los problemas. Salvador Illa quiere la presidencia de la Generalitat a toda costa y en el PSC saben que con 42 diputados «no se puede tener todo», toca ser pacientes y hacer concesiones, sobre todo si aspiran a convertir a los republicanos en socios fiables y preferentes de un Ejecutivo en minoría, con los que pactar, por ejemplo, los presupuestos. Además, los socialistas solo podrían hacerse con el control de la Cámara sumando a los suyos los votos del PP y los comunes, una suerte de alianza antinatura, aunque sirviera hace tan solo un año para hacer alcalde de Barcelona a Jaume Collboni. «Eran otros tiempos y otras circunstancias», admiten fuentes del partido.