El emérito asume que mientras que Pedro Sánchez esté en el Palacio de la Moncloa, «no se va a regularizar su situación» y seguirá con su residencia fuera de España
01 jun 2024 . Actualizado a las 12:24 h.Diez años se cumplen mañana, domingo, del anuncio de Juan Carlos I de su abdicación en su hijo, Felipe VI, un aniversario que coincide con su exilio en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), donde permanece después de casi cuatro años sin visos de que vaya a regresar a España a corto o medio plazo.
Una década después de renunciar al trono, don Juan Carlos ha dejado de representar a la Corona y de participar en actos públicos, no tiene asignación del Estado y su hijo ha renunciado a su herencia por su comportamiento al manejar dinero en el extranjero a espaldas del fisco. El anterior jefe del Estado, de 86 años, sigue siendo miembro de la familia real y conserva el título de rey con carácter vitalicio.
Por este motivo, el nuevo jefe de la Casa del Rey, Camilo Villarino, en el cargo desde el pasado 20 de febrero, le telefoneó hace unas semanas en una llamada de cortesía que don Juan Carlos ha considerado un gesto «positivo», han informado a Efe fuentes del entorno del emérito. A pesar de este contacto, no se contempla la rehabilitación institucional de don Juan Carlos, quien no asistirá a los actos con los que se conmemorará el décimo aniversario del reinado de Felipe VI el 19 de junio, como tampoco estuvo en los de la jura de la Constitución de la princesa Leonor el pasado 31 de octubre.
El emérito asume que mientras que Pedro Sánchez esté en el Palacio de la Moncloa, «no se va a regularizar su situación» y seguirá con su residencia fuera de España, apuntan las fuentes. «Es una carrera a ver quién aguanta más», añade una de las personas que le ha visitado en su residencia de Abu Dabi para describir el veto que le impone el actual Gobierno avalado por Felipe VI.
Lo que «más le duele» a don Juan Carlos de su exilio es tener apenas contacto con la princesa Leonor. Su único encuentro fue en la celebración privada familiar por su 18 cumpleaños en el Palacio de El Pardo, en la que, la cadete Borbón Ortiz, le saludó con un «a la orden, mi majestad». También le apena que no tenga una relación normal con su hijo, con quien la interlocución es escasa debido a la situación institucional, apuntan las fuentes.
Una de las figuras de la Transición que trató en numerosas ocasiones con don Juan Carlos señala que «está dolido, y con la edad eso se magnifica». «Él cree que no se le valora lo que ha hecho en su trayectoria como rey», alega para justificar cómo se siente el que fue monarca durante 39 años. Desde su marcha a Abu Dabi en agosto del 2020, Juan Carlos I ha hecho una decena de visitas a España, lo que ha contribuido a normalizar sus apariciones para asistir a las regatas de Sanxenxo (Pontevedra) y a eventos familiares.
Como comunicó a su hijo en marzo del 2022 cuando la Fiscalía archivó su investigación sobre el emérito, su plan pasa por mantener su residencia en Abu Dabi. Uno de los colaboradores que tuvo en la recta final de su reinado da por hecho que por ahora no tiene en sus planes regresar a España porque «no le interesa fiscalmente», puesto que le obligaría a informar a Hacienda de su patrimonio y de las donaciones que recibe de sus amistades.
Al tener cerradas las puertas de la Zarzuela para poder dormir, en la que fue su residencia durante casi 60 años, el emérito ha decidido no pernoctar en Madrid. Según una de las personas que mantiene contacto con él, se alojó en «un sitio muy discreto» de la provincia de Segovia el pasado mes de abril cuando vino a la capital el primer fin de semana de abril para asistir a la boda del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y, dos días después, al funeral de su sobrino Fernando Gómez Acebo.
Su próximo viaje a España está previsto entre el 11 y el 16 de este mes al haber nuevas regatas en Sanxenxo, en puertas de que se cumplan diez años de la ceremonia en el Palacio Real de Madrid en la que estampó la firma de su renuncia al trono.
En sus dos últimas visitas, no ha podido navegar con el Bribón, pero confía en hacerlo en las siguientes pruebas de este año. Aunque sus problemas de movilidad persisten, sus amigos coinciden en que «físicamente está bien, sobre todo de mente». «Le cuesta moverse, pero no se rinde. Es como Rafa Nadal, morirá con las botas puestas», describen. En su residencia árabe, tiene gimnasio y todos los días dedica dos horas a hacer diferentes ejercicios, lo que le mantiene entretenido y le ayuda a mantenerse activo.