Reconocer a Palestina con las fronteras de 1967: más presión internacional para Israel sin efecto en la zona
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Tel Aviv no quiere renunciar al 60 % de la Cisjordania ocupada ni a Gaza
28 may 2024 . Actualizado a las 22:11 h.El reconocimiento de Palestina como Estado por parte de España no tendrá casi consecuencias por las posiciones adoptadas por Estados Unidos y las grandes potencias europeas. A rasgos generales, la situación seguirá siendo igual para los palestinos, aunque la asfixia internacional a Israel contará con más apoyos.
¿Por qué se reconoce un Estado palestino?
El Gobierno de Pedro Sánchez busca la solución de los dos Estados para alcanzar la paz. Esta maniobra sirve para ampliar la presión internacional sobre los países que aún no reconocen a Palestina y se ponga fin al conflicto iniciado en 1948. La mayoría de los países de la UE y EE.UU. aún se oponen al reconocimiento y seguirán haciéndolo, además del propio Israel. Pese a ello, 143 de las 193 miembros de la ONU ya consideran a Palestina un Estado.
¿Qué límites fronterizos se le atribuyen?
Tras la Guerra de los Seis Días de 1967, Israel ocupó Cisjordania, Gaza, Jerusalén Este, el Sinaí egipcio y el Golán sirio. El Consejo de Seguridad de la ONU adoptó entonces la resolución 242, por la que se llamaba a «todos los Estados de la región a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas, libres de amenazas o actos de fuerza». Es decir: en la zona solo podría haber países definidos con sus fronteras, incluida Palestina. Israel devolvió el Sinaí a Egipto en 1978 a cambio de reconocimiento diplomático, pero siguió ocupando el resto de territorios. En los Acuerdos de Oslo se pactó un Estado de Palestina dentro del marco fronterizo de 1967.
¿A qué renunciaría Israel si acepta la solución de los dos Estados?
En 1987 llegó la primera intifada contra veinte años de ocupación israelí y el consecuente enfrentamiento entre Tel Aviv y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Yaser Arafat. La intifada concluyó en 1993 con la firma de los Acuerdos de Oslo, que establecían en Cisjordania tres zonas de seguridad: la A, cuya seguridad corresponde plenamente a la Autoridad Palestina; la B, que es compartida con Israel; y la C, que está en manos de Israel. Actualmente, el 60 % del territorio cisjordano está bajo administración civil y militar de Israel. El mapa de Cisjordania es un queso gruyer: manchas palestinas inconexas entre sí alrededor de un océano de asentamientos de colonos ultraortodoxos. Estos aprovechan los territorios de zona C para acampar, reclamar su soberanía al Tribunal Supremo de Israel y, una vez concedida, asentarse. En la actualidad, ese 60 % de tierra palestina al que debería renunciar Israel lo pueblan 700.000 colonos repartidos en más de 300 asentamientos ilegales. Solo el año pasado se construyeron 12.855 casas, según la oenegé Peace Now. Gaza podría adquirir también un estatus similar al de la zona C tras la guerra, ya que Israel no quiere renunciar a ella ni a Cisjordania.
¿Quién tendría el Gobierno de Palestina?
Gaza está gobernada por Hamás desde el 2007 y Cisjordania por la Autoridad Nacional Palestina (ANP), controlada por Al Fatah, única autoridad reconocida como interlocutora por las Naciones Unidas. En un principio, la comunidad internacional está de acuerdo en que el Gobierno de ambas zonas pase al control de la ANP, siempre y cuando haya reformas internas. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que esto no ocurriría «mientras yo siga al frente del Gobierno». Sus socios ultras buscan, directamente, la anexión de la Franja de Gaza y Cisjordania a Israel.
¿Hay algún tipo de consecuencia económica?
Desde antes de la propagación del islam por Oriente Medio, Gaza ya era un centro comercial clave del Mediterráneo oriental, y lo fue hasta la ocupación. Israel no quiere permitir una ruta comercial árabe en el Mediterráneo sumada al rentable canal de Suez. El Gobierno israelí amenaza con cortar relaciones comerciales con los países que reconozcan a Palestina con el objetivo de provocarles un impacto económico y persuadirles así de perjudicar a Tel Aviv.