¿Por qué los tapones van unidos a los briks y a las botellas? La medida que no convence a nadie pero ha llegado para quedarse

LA VOZ REDACCIÓN

ACTUALIDAD

Roman Valiev | iStock

Las marcas están obligadas a partir del 3 de julio del 2024 a garantizar que las tapas no se separan del envase durante toda la vida útil del producto. Algunas ya se han adelantado a la norma, y de momento no ha gustado a los consumidores

26 may 2024 . Actualizado a las 19:05 h.

La mayoría de los briks de leche, botellas de agua o refrescos han tenido un llamativo —y frustrante— cambio recientemente. De la noche a la mañana, la mayoría de sus tapones han dejado de poder separarse de los propios envases a los que cierran. Y no se trata, como muchos piensan, de un fallo del diseño ni de una ocurrencia de las marcas. Todo esto ha sido cosa de la Unión Europea. Y ha llegado para quedarse. Desde el próximo 3 de julio, todos los cierres deberán ser así.

Lo que algunas marcas han hecho en los últimos meses es irse adelantando a una norma de Bruselas que entrará en vigor el 3 de julio de este mismo año, y que obligará a las empresas a que, para comercializar en Europa un producto de plástico de un solo uso, sus tapas o tapones tengan que estar unidos al recipiente durante todo el tiempo previsto de utilización del envase.

Cada productor ha desarrollado para sus tetrabriks o botellas estos nuevos tapones que, al desenroscarlos, permanecen anclados a través de dos pequeñas lengüetas al resto del envase.

Quejas por los diseños

Una novedad que ha pillado por sorpresa a muchos consumidores y que ha sido recibido con no pocas quejas en redes sociales. Algunos porque tienen problemas para dar con la forma de abrirlos, y otros que critican que, a la hora de beber a morro, la tapa se les clava en la nariz o en la cara.

Hace solo unas semanas, el tema llegó a viralizarse en varios países como consecuencia de un sketch en clave de broma por parte de la humorista Eva Soriano, en el que se quejaba de que los nuevos tapones «no son inclusivos», que no responden a toda la diversidad de narices que hay en Europa y que, además, hacen que los consumidores de esos envases parezcan ridículos al beber. Era todo una mofa, pero en muchos países que no conocen a la colaboradora de radio se lo tomaron en serio y llegaron a hacer el tema trending topic, criticando a la cómica como si hablase en serio.

Pero entre broma y broma, la verdad asoma. Y lo cierto es que hay parte de lo que decía Eva Soriano que comparten muchos de los que ya se han tenido que enfrentar a la experiencia de beber en estos nuevos envases. Todavía hay margen de mejora en estos diseños, sin duda, pero, por el momento, no queda otra que acostumbrarse a estos nuevos métodos de cierre y apertura, ya que han llegado para quedarse.

Una novedad que no dista mucho de la que en su día afectó a las latas de refrescos, que pasaron de tener una anilla que se separaba del envase a otra que quedaba anclada a él.

¿Por qué se toma la medida?

Todo esto se enmarca en la lucha de la Unión Europea contra determinados productos de plástico en el medio ambiente. Primero fue la guerra contra las pajitas de plástico y también contra los cubiertos, platos y vasos de ese mismo material; o los intentos para la reducción del uso de bolsas de un solo uso o de los alimentos envasados. Ahora le toca el turno a los tapones, en el punto de mira porque, según han detectado, se trata de algunos de los residuos que más se encuentran tirados en las playas europeas.

Es por ello que en el 2019, Europa publicó una directiva para obligar a las marcas a garantizar que el tapón no se desprenda del envase durante toda la vida útil del producto. Y esto se materializó en una Ley de Residuos aprobada por el Congreso en el 2022 —la misma que obligó al agua gratis en restaurantes y al cobro de los envases de comida— que pedía la aplicación de la medida de los tapones a partir del 3 de julio del 2024, dando dos años de margen a las empresas a adecuarse a la norma a través del ecodiseño.

Con esta medida de ecodiseño, lo que se pretende es que la tapa o tapón se recicle a la vez que todo el resto del envase, evitando de este modo la dispersión en el medio ambiente de estos pequeños elementos fabricados con dos tipos de plástico similares: el polietileno (PET) y el polipropileno, ambos perfectamente reciclables siempre que lleguen a su correspondiente contenedor.

El ecodiseño está más presente de lo que pensamos, y en la mayoría de los casos se ha ido integrando con el tiempo en nuestro día a día. Uno de los ejemplos más claros es el de las botellas que, gracias a sus envases estriados, se pueden plegar con facilidad, posibilitando un menor espacio en la basura doméstica. O también las latas de atún que se tapan con film de aluminio, más ligero que la chapa.

Cómo se abren

En la mayoría de los casos, el método no difiere demasiado de cómo se abría hasta este momento cualquiera de estos envases. Se gira la tapa en el sentido contrario a las agujas del reloj, como siempre, y, cuando se oye un pequeño crac, se destapa entonces en bisagra.

Para cerrar, se hace justo lo contrario. Tapamos en bisagra y, cuando se nota que el tapón se encaja con la rosca, se gira en el sentido de las agujas del reloj hasta cerrarlo de todo.

En algunos casos, ni siquiera hay rosca, y lo único que tienen algunos envases es la tradicional tapa en bisagra. El tapón se abre con normalidad y para cerrarlo se hace lo contrario hasta escuchar un crac.