Tania Head, la impostora española que se hizo pasar durante años por una superviviente del 11S
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Fue considerada durante muchos años como una de las pocas personas de los pisos superiores que consiguieron salir con vida de la Torre Sur, e incluso llegó a presidenta de una importante asociación de víctimas. Pero era todo una mentira. Su verdadero nombre era Alicia Esteve Head, era barcelonesa y no había estado allí en la fatídica fecha
27 may 2024 . Actualizado a las 15:05 h.La experiencia de Tania Head en la tragedia del 11S estaba hecha del material de las buenas historias. Las de los héroes y heroínas que pasan del anonimato a la celebridad por sus vivencias extraordinarias. La de una mujer, una graduada más en Harvard y Stanford, que se había convertido en una trabajadora cualquiera en las oficinas de Merrill Lynch de la planta 78 de la Torre Sur del World Trade Center. Y que veía cómo todo se desplomaba a su paso esa fatídica jornada. No solo, en su literalidad, el propio edificio; también su futuro soñado con el hombre de sus sueños, su prometido, Dave, que en ese mismo momento, mientras ella se salvaba, perecía en la melliza torre al otro lado de la plaza. Por el camino escaleras abajo, Tania, acompañada del luego famoso Héroe del pañuelo rojo que salvó una docena de vidas en el edificio, tuvo tiempo de ayudar ella misma a un moribundo, que le imploró en su último aliento exhalado, que le hiciese llegar su alianza a su esposa, que pronto se convertiría en viuda. Un camino infatigable, extenuante, hasta salir de la zona cero y convertirse en una de las pocas personas supervivientes de los pisos superiores. Ya a salvo, respiró el aire puro en el día soleado que destacaba ese 11 de septiembre. «Todos los que estuvimos allí hablamos siempre de lo azul que era el cielo», solía contar ella años después, como presidenta de una de las principales asociaciones de víctimas del atentado. La descripción del color del firmamento no podía ser más exacta. Había otro dato que no lo era: ella no había estado allí.
Su experiencia, como muchas de otras buenas historias heroicas, no era más que ficción. Hasta cierto punto bien urdida, creíble y emocionante. Pero mentira en prácticamente todo.
La protagonista no solo no había experimentado en sus carnes los ataques terroristas del 11 de septiembre en el World Trade Center. Tampoco había sido licenciada ni por Harvard ni Stanford, y ni mucho menos trabajaba en la famosa consultora Merrill Lynch, que, por cierto, ya no estaba en ninguna de las Torres Gemelas en el momento del ataque yihadista. El tal Dave que supuestamente era su prometido sí aparecía en la lista de fallecidos en el atentado, pero no se conocían de nada. Y ni siquiera su nombre era Tania. Se llamaba en realidad Alicia Esteve Head. Era de Barcelona y todo lo que sabía del ataque a las Torres Gemelas lo había conocido a través de los medios de comunicación y de internet.
Alicia Esteve consiguió en parte lo que quería: hacerse famosa. Pero pasaría a la historia no como la heroína que ella buscaba ser, sino como la mayor impostora de uno de los momentos históricos más relevantes de las últimas décadas. Ahora, el programa Anatomía de..., conducido por Mamen Mendizábal, recupera el recuerdo de esta fascinante historia, en el programa que emite este domingo a partir de las 21.30 horas en La Sexta.
La superviviente número 19 de la Torre Sur
Alrededor de 3.000 personas pudieron escapar de la Torre Sur el día del atentado. Pero había unos pocos elegidos que se convirtieron en iconos de la supervivencia ante la tragedia: el puñado de personas que estaban por encima del punto de impacto del avión, a partir del piso 77. Solo 18 de estos habían sobrevivido, frente a los varios cientos de personas que perecieron. Ese era el número oficial, hasta que dos años después, en el 2003, Tania Head hace su aparición en un buscador organizado por los supervivientes.
Su emocionante testimonio dejaba claro que había alguien más a quien añadir a esa selecta lista, junto a otras personas tan bien conocidas como Ruth Spencer o Dina Lafond.
Y, encima, la experiencia de Tania era todavía más potente dramáticamente que la que habían contado otras supervivientes reales. El testimonio jugoso que cualquier informador estaba buscando.
La farsante empezó a contar toda su historia con pelos y señales a los miembros del blog. Su compromiso con Dave, otro de los fallecidos en la tragedia; el horror de ver a su secretaria decapitada por la estructura del edificio; su lucha incansable por la supervivencia con la ayuda de su ángel de la guarda; su acto de compasión hacia un moribundo enamorado; su grave herida en el brazo y, por último, su despertar en una clínica, en la que estaría ingresada dos meses por las fuertes secuelas del atentado.
Presidenta de una de las asociaciones de víctimas
Meses de mensajes detallados que contaron con la comprensión y el afecto del resto de supervivientes y de los familiares de las víctimas, que le abrieron los brazos de par en par para alzarse en figura visible del movimiento de afectados.
Reticente primero —avisó de que «no estaba aún preparada para volver» un día antes de una gran ceremonia de conmemoración en la zona cero a la que estaba invitada—; tímida después, cuando se personó en una de las reuniones de supervivientes; y finalmente ya confiada, cuando en el 2004 tomó posesión del cargo de presidenta de la Red de Supervivientes del World Trade Center, convirtiéndose ya de facto en una de las grandes caras visibles de las víctimas.
Nadie dudaba de su testimonio. Su brazo seriamente dañado certificaba en el aspecto físico su experiencia al borde de la muerte. Y pronto empezó a participar en documentales sobre el 11S y en tours guiados por la zona cero en los que detallaba su experiencia, que parecía cobrar mayor viveza aún en las emocionadas palabras de Tania.
Pero no había motivo para la sospecha. Tania Head ni siquiera parecía ansiar protagonismo. A pesar de su emocionante historia, en los encuentros con supervivientes trataba su testimonio como uno más, consideraba al resto de sus compañeros como sus iguales y les prestaba todo el apoyo emocional que necesitaban, haciendo gala siempre de un envidiable buen humor. Nunca se aprovechó económicamente de la asociación de víctimas ni cobró sueldo alguno y, de hecho, hasta llegó a donar dinero para la causa.
Se destapa el bulo
Todo esto haría que pasasen años hasta que finalmente se destapó el pastel. Fue aún en el 2007, con motivo de un especial del New York Times por el sexto aniversario del 11S. El prestigioso diario decidió dedicarle un artículo a Tania Head. Inicialmente, no había segundas intenciones ni sospechas por parte de los periodistas; simplemente querían hacer un retrato más en profundidad sobre una de las figuras icónicas de los atentados y aclarar algunos detalles confusos de su vida. Y no entendían su reticencia a los periodistas, ya que sí se había prestado para charlar con políticos, como el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, o para participar en algunos reportajes en vídeo sobre la tragedia.
Todos sus compañeros supervivientes la defendían a capa y espada, y afeaban al periodista la presión que estaba ejerciendo contra ella. Fue entonces cuando Tania empezó a sobreactuar y a patinar en algunos comportamientos, lo que hizo a los reporteros bucear activamente en su biografía
Acudieron primero a Harvard —donde dijo había hecho una carrera universitaria— y a Stanford —donde aseguró haberse sacado un grado en Empresariales—. Ninguna de las prestigiosas universidades tenían documento alguno que certificase su asistencia o su inscripción.
Le tocó entonces el turno a la consultora Merrill Lynch, donde supuestamente trabajaba. La empresa les confirmó que no constaba como empleada suya. Y que, además, en el momento de los atentados, no tenían ninguna oficina en ninguna de las torres.
¿Y qué pasaba con Dave, su prometido, que sí estaba en la lista de fallecidos del atentado? Se trataba de David Suarez, nacido en Nueva Jersey, trabajador en las oficinas de Marsh & McLennan's en el piso 99 de la Torre Norte y conocido por su generosidad y su sentido de ayuda a los demás. Nadie de su familia sabía nada de la tal Tania Head ni tampoco que estuviera prometido. La impostora había fagocitado la verdadera tragedia de una de las víctimas mortales para incorporarla a su falso y excitante drama.
Las consecuencias
La habían pillado. Head no hizo ningún intento por desmentirlo. Fue expulsada de la asociación de víctimas, abandonó Nueva York, desapareció y no volvió a dar declaraciones desde entonces.
Poco después, los miembros de la Red de Supervivientes del World Trade Center recibieron un correo electrónico anónimo desde España donde se les anunciaba que Tania Head se había suicidado. También era mentira, aunque nunca se llegó a saber quién envió dicho email.
¿Quién es realmente Tania Head?
La verdadera identidad de Tania Head saldría a la luz varios años después de destaparse la mentira. Fue el periódico catalán La Vanguardia el que desveló que se trataba, en realidad, de Alicia Esteve Head, una barcelonesa hija del empresario Francisco Esteve Corbella, que había estado implicado en su día en un delito de estafa por el que fue a prisión seis años.
El periódico desvelaba también algunos datos de su vida importantes para su coartada. Las cicatrices de su brazo derecho eran reales, pero no habían tenido nada que ver con el ataque yihadista. Antiguos compañeros del Hotel de la Villa Olímpica, donde trabajó, revelaron que sus heridas eran consecuencia de un accidente automovilístico. Iba con su novio en un Ferrari a 200 kilómetros por hora y, como consecuencia del grave choque a esa velocidad, su brazo salió despedido y tuvieron que buscarlo y reimplantárselo.
En todo caso, en su trabajo en el hotel hablaban a las mil maravillas de su desempeño laboral —fue elegida empleada del año en 1999—, y de su carácter positivo y emprendedor, su generosidad con los compañeros, y de su eficacia en las gestiones del día a día, aunque también intuían ya entonces cierto afán protagonista, inseguridades y actitudes infantiles. Su ambición solo se mostraba cuando se sentía amenazada por algún compañero.
Sobre sus estudios de Empresariales, el diario también confirmó que Esteve había comenzado un máster en Gestión Empresarial en la ESADE de Barcelona.
Sus compañeros de clase se mostraron sorprendidos de que, precisamente ella, no les hubiese contado nada sobre los atentados. Porque, al parecer, hacía todo lo posible por encajar, a veces rozando el absurdo. Les contaba, falsamente, que era familia de los dueños de los Laboratorios Esteve, con quienes no tiene más relación que un mismo apellido, y también se llegó a inventar que Bill Clinton había cenado en su casa. Pero, sospechosamente, nunca les contó lo del 11S.
Tras ser descubierta por los reporteros del New York Times, Head regresó a su ciudad natal, Barcelona, y llegó a encontrar trabajo en la compañía Inter Partner en el 2011. Le duró poco. Solo un año después, al revelarse su verdadera identidad, la empresa la despidió inmediatamente al entender que podía perjudicar a la confianza de los clientes, a pesar de que hacía su trabajo más que satisfactoriamente.
En su Facebook, casi como una provocación, tenía hace años una frase que no huía de la verdad, aunque tampoco mostraba arrepentimiento: «Mi vida es una farsa. Desde que me pillaron en el asunto de las Torres Gemelas no he levantado cabeza, pero sigo viviendo en la más absoluta ficción».