Illa gana en Cataluña y retroceden los independentistas en el fin del «procés»
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El candidato del PSC, vencedor de las elecciones, anuncia que optará a la investidura
13 may 2024 . Actualizado a las 10:22 h.Salvador Illa ganó este domingo por segunda vez consecutiva las elecciones autonómicas catalanas y no parece dispuesto a que suceda lo mismo que en el 2021, cuando no pudo gobernar la Generalitat. Ante la jubilosa militancia socialista, afirmó que Cataluña «abre una nueva etapa», que los catalanes «han decidido que debe liderarla el PSC», su partido, y que cuando se elija al nuevo presidente del Parlamento, le comunicará su voluntad de presentarse a la investidura.
Los socialistas no podrán lograr esa meta solos. Necesitarán el apoyo de Junts o el de ERC y Comuns-Sumar, siempre que el voto por correo no altere los resultados, para alcanzar los 68 escaños que otorgan la mayoría absoluta en el Parlamento catalán y, con ella, la gobernabilidad.
El PSC fue el claro ganador de la noche. Obtuvo 42 escaños, 9 más de los que tenía en el 2021. Aunque la subida no les garantice el gobierno, el resultado puede considerarse histórico por dos motivos: es la primera vez que ganan las elecciones en votos y escaños, con cerca del 28 % de los sufragios, y son la primera fuerza estatal que aventaja por tanta diferencia —siete actas— a la mayor fuerza nacionalista.
Ese puesto corresponde para Junts, que logró 35 actas, tres más que en la anterior convocatoria. La subida del partido de Carles Puigdemont no amortigua el desplome de las formaciones que impulsaron el procés y la intentona independentista del 2017.
Puigdemont hizo un llamamiento a Esquerra para conformar «un Gobierno sólido, de obediencia netamente catalana». Desde Argelès-sur-Mer, en Francia, donde ha hecho campaña, el líder de Junts invitó a sus rivales nacionalistas a replantearse la desunión independentista.
De hecho, el principal damnificado por el bajón de ese espacio político ha sido ERC, que se desplomó de 33 a 20 escaños, lo que deja a Pere Aragonès sin posibilidad de volver a presidir la Generalitat. También la CUP sufrió un varapalo y perdió cinco de sus nueve actas en el Parlamento.
Aragonés afirmó que su partido estará «en la oposición». Esas palabras descartan la posibilidad de un tripartito, y dejan la puerta abierta tanto a que Illa haga realidad su deseo, al frente de un gobierno en minoría, como a que se produzca un bloqueo, lo que parece menos probable dada la precaria situación de Esquerra.
Ni el candidato de ERC ni el de Junts, dos partidos imprescindibles para Pedro Sánchez, garantizaron que mantendrán ese apoyo. Aunque el líder del PSOE sale reforzado de las catalanas.
La irrupción de los ultranacionalistas de Aliança Catalana en el Parlamento con dos escaños tampoco compensa las pérdidas del bloque independentista, que en el 2021 sumaba 74 escaños y ahora suma 61, siete por debajo de la mayoría absoluta.
Illa se refirió a esa caída cuando, tras subrayar el respeto de los socialistas por los independentistas, afirmó que Cataluña abre una nueva etapa que estará abierta «a todos los catalanes, hablen la lengua que hablen. Nadie será excluido», insistió. Fue su forma de dar por finiquitado el procés.
La noche no solo trajo alegrías en la sede del PSC y en Ripoll, el fortín de Aliança Catalana, el PP fue el partido que más creció. Pasó de tres a 15 escaños, con lo que se consolidó como cuarta fuerza. Los populares lograron 341.000 votos, el triple de los que tenían.
El crecimiento del PP no fue a costa de Vox. El partido de Santiago Abascal resistió, como ya hizo en las elecciones vascas. Logró 29.000 votos más y mantuvo su cuota de 11 escaños. Aunque podrá aliviarse por ser clave en los posibles pactos de gobierno, Comuns-Sumar perdió dos de sus ocho actas.
Puigdemont pide apoyo a ERC, que dice que irá a la oposición
Xavier Gual
Carles Puigdemont se quedó a medias y su futuro como presidente de Cataluña permanece en el aire. Rodeado por parte de su cúpula, afirmó que a su partido, Junts, «le toca escuchar ahora a los demás» para ver las posiciones de salida en las futuras negociaciones para conformar un nuevo Gobierno de la Generalitat.
Más prudente que de costumbre y en una comparecencia sin preguntas, quiso dejar dos recados muy claros. El primero, para Esquerra. A los republicanos les pidió su apoyo para mantener el control del Ejecutivo catalán. «Es hora de rehacer puentes y reflexionar sobre la desunión» del movimiento independentista, recordó.
El segundo mensaje tuvo como destinatarios los socialistas: «Con una mayoría tan justa, un Gobierno tripartito sigue siendo una mala opción para el país». También avisó al PSOE de que «debería mirarse en el espejo de Madrid y ver que la distancia entre el primero y el segundo no es tan grande en Cataluña», en una invitación a que facilite su investidura para evitar una repetición electoral. Puigdemont, que felicitó a Salvador Illa por su victoria «en votos y escaños», tuvo palabras de reproche para varios sectores del separatismo. «Una parte del electorado independentista continúa sin movilizarse y en la abstención. Toca analizar los efectos de la desunión. Un Gobierno tripartito continúa siendo una mala opción», advirtió.
Abatimiento en Esquerra
Las caras de Oriol Junqueras y Gabriel Rufián al filo de las nueve de la noche ya hacían presagiar lo peor. A su alrededor, algunos militantes con la mirada perdida se encogen de hombros incapaces de articular palabra. La noche iba a ser para los republicanos mala no, decepcionante tampoco, catastrófica sí. Apenas una veintena de diputados, 13 menos que hace tres años, era algo que no entraba ni en los cálculos más pesimistas del partido en el Gobierno de la Generalitat, que arrancó hace tres años con Junts como socio minoritario y acabó liderando en solitario Pere Aragonès hasta que las fuerzas no le dieron para más.
Con el 97,7 % de los votos escrutados, compareció Pere Aragonès. Le aplaudían estoicamente poco más de un centenar de simpatizantes. «Estos son unos muy malos resultados», reconoció. «La ciudadanía no ha valorado lo suficiente nuestro trabajo o bien ha considerado que deben ser otros los que lideren la nueva etapa», y dejó claro que Esquerra «seguirá estando allá donde la ciudadanía quiere que esté, en la oposición».
Los 20 escaños de Aragonès los hacen retroceder a la casilla del 2006. Entonces, Josep Lluís Carod-Rovira obtuvo 21 y pactó el tripartito con Maragall y Saura. Algo que ERC pagaría muy caro cuatro años después, en el 2010, cuando cayó a plomo hasta los 10 escaños y CiU recuperó el poder con Artur Mas. La derrota electoral los deja a merced de sus principales oponentes. Los socialistas se erigen en la fuerza hegemónica en su flanco ideológico-progresista y los neoconvergentes de Puigdemont hacen lo propio en el vector identitario-nacionalista. Las opciones de los de Junqueras pasan por plegarse a la voluntad de los primeros o ir a la oposición. Una repetición electoral sería letal para ellos.
El PSOE considera que la victoria de Illa respalda las políticas de Sánchez por la convivencia
En Ferraz aseguran que «las opciones independentistas llevaban 40 años sumando mayoría absoluta en el Parlamento, hasta hoy»
La Voz
El PSOE celebró ayer la victoria en las elecciones autonómicas en Cataluña. Los 42 diputados del PSC, siete por encima de Junts, los sitúan como claros ganadores de la noche en votos y escaños, y consideran que estos resultados suponen un «aval» a las políticas de «convivencia» impulsadas por Pedro Sánchez. Así lo indican fuentes socialistas que, sin citarlas, se refieren a los indultos a los condenados por el procès y la ley de amnistía pactada entre el PSOE y las fuerzas independentistas para beneficiar a los implicados en el proceso independentista. «Las medidas del Gobierno de Sánchez para volver a la convivencia en Cataluña reciben hoy un aval y un impulso muy importante», señalan a Efe. Además, indican que la campaña del PSC ha tratado sobre las cosas que importan a los catalanes, como los servicios públicos, los salarios o el empleo.
«Las opciones independentistas llevaban 40 años sumando mayoría absoluta en el Parlamento, hasta hoy», destacaron.
Desde el PSOE aprovecharon para cargar contra el PP y su líder, Alberto Núñez Feijoo al señalar que los resultados obtenidos en estas catalanas demuestran la «irrelevancia» de su partido en este territorio, a pesar de que escalan desde los tres escaños que tuvieron en el 2021 hasta los 15. «El PP lleva dos cuartos puestos seguidos en elecciones celebradas en España. Euskadi y Cataluña», sostienen. Asimismo afirman que las elecciones europeas del 9 de junio se plantean ya como un «plebiscito» para Feijoo que ayer solo aspiraba a superar a Vox y que ha asumido un discurso «ultraderechista». Esther Peña, la portavoz del Comité Ejecutivo Federal, fue quien compareció ante la prensa para valorar los resultados electorales.
Una nueva etapa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no siguió la noche electoral desde Ferraz, pero sí se pronunció sobre los resultados a través de X, antes Twitter. Además de darle la enhorabuena a Salvador Illa por este «histórico resultado» en Cataluña, señaló que los socialistas vuelven a ser la primera fuerza. «Desde hoy se abre una nueva etapa en Cataluña para mejorar la vida de la ciudadanía, ampliar derechos y reforzar la convivencia», indicó Sánchez, que también advirtió que la comunidad está preparada para un nuevo futuro y tiempos de esperanza.
El PP quintuplica escaños y da el «sorpasso» a Vox como líder de la derecha antisoberanista
Desde Génova creen que, tras las elecciones, Pedro Sánchez es «más dependiente del independentismo de lo que era ayer» porque serán estos quienes pongan «precio» a una futurible presidencia de Salvador Illa
Pablo Medina
Noche de celebración moderada para los dos grandes partidos de la derecha. El PP cerró la noche dando el sorpasso a Vox con 15 diputados fruto de las 319.853 personas que dieron su confianza a la candidatura de Alejandro Fernández, que se convierte en el líder que más sube en Cataluña (12 escaños). La formación verde, por su parte, mantuvo sus 11 escaños. Un resultado para ambos que les permite escribir una carta de presentación en el Parlament que indique que las derechas o aumentan en representación o se consolidan, algo que también es sintomático del agotamiento del procés.
Desde el PP se propusieron en campaña tres objetivos: acabar con los residuos secesionistas para evitar su continuidad, situarse como cuarta fuerza política y, por otro lado, que el líder de Junts, Carles Puigdemont, no se convirtiera en presidente de la Generalitat, algo que por los resultados parece que se ha conseguido. Además, fuentes de Génova valoraron de forma «muy positiva» que sus representantes se hayan «multiplicado por cinco» en el Parlamento catalán, ya que ese aumento, además, les permite amplificar su voz en la Cámara regional. La estrategia contra la amnistía ha funcionado, y eso también concede a los populares el beneficio político de representar a los ciudadanos que creían en la «igualdad entre todos los españoles» predicada por el presidente del partido, Alberto Núñez Feijoo.
No en vano, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, aseguró que su partido «será la voz de la unión de nuestro país y de la sociedad catalana», ya que tras las elecciones, Pedro Sánchez es «hoy más dependiente del independentismo de lo que era ayer» porque serán estos quienes pongan «precio» a una futurible presidencia de Salvador Illa .
Vox se consolida en Cataluña
La candidatura de Ignacio Garriga también se vio beneficiada y cosechó 23.381 votos más que en los comicios del 2021 y aglutinó casi el 8 % de los votos, aunque perdió la posición de primera fuerza de la derecha antisecesionista. El líder nacional del partido, Santiago Abascal, aseguró que «lo de matar a Vox» no va a ser «tan fácil»: «Sin que los resultados sean excelentes para España, se abre un pequeño rayo de esperanza: el separatismo baja y Vox se consolida».
Los comunes se caen de un posible Gobierno en Cataluña y Ciudadanos desaparece
Es el cuarto varapalo electoral que recibe Yolanda Díaz en menos de un año
Pablo Medina
Los comunes y Ciudadanos afrontan un futuro incierto después de los resultados en las elecciones catalanas. Mientras los primeros resisten la caída general del espacio a la izquierda del PSOE y pierden la opción de ser llave de Gobierno, los segundos afrontan su extinción en la autonomía en la que históricamente han sido más pujantes.
La candidatura de Jéssica Albiach consiguió mantener seis escaños, dos menos que en los anteriores comicios, y frena ligeramente la pérdida de votos de la izquierda alternativa al PSOE. Con cerca de 138.000 votos, el 5,76 % del total, el partido vuelve a perder en una de sus grandes plazas de poder tras provocar el adelanto electoral por las diferencias con ERC y su proyecto del Hard Rock Café. La formación de Ada Colau, no obstante, pierde la opción de ser una posible llave de Gobierno dado que el candidato de ERC, Pere Aragonès, cerró la puerta a gobernar.
La noche electoral la siguieron tanto Albiach como la exalcaldesa de Barcelona, acompañados del ministro de Cultura, Ernest Urtasun. En la sede de la formación, Albiach quiso avisar a Aragonès que, con estos resultados, «un nuevo Gobierno de izquierdas es posible» y «necesario» por el ascenso de las derechas.
La apuesta es complicada, y más porque es la cuarta vez en menos de un año que Sumar, el proyecto de Yolanda Díaz, sale mal parado. En los comicios vascos, Podemos perdió a sus seis diputados para permitir la entrada en el Parlamento regional a un único representante de Sumar. En Galicia, el golpe fue peor, ya que En Marea perdió a los 14 representantes que tenía y dejó al BNG como líder de dicho espacio político. Ello, además, en la tierra natal de Díaz, donde no consiguió tener empuje.
Tras las autonómicas del 28M, en las que Sumar no entró y Podemos tuvo la responsabilidad electoral, el resultado fue catastrófico. Perdieron toda su representación en Comunidad Valenciana, Aragón o Baleares, mientras que experimentaron grandes descensos en Aragón (mantiene a uno), Baleares (uno), y Asturias (uno). En Murcia y La Rioja mantuvieron dos diputados y en Extremadura otros cuatro.
Ciudadanos desaparece
Las elecciones catalanas dan otro hito en la vida política de la comunidad autónoma. Ciudadanos, formación clave en el espacio ideológico antinacionalista, pierde sus seis diputados y se queda fuera del Parlamento regional. Un golpe duro a una formación que, en su cuna, nació con la idea de hacer de freno a las formaciones independentistas y soberanistas y no permitir que la agenda de estas formaciones copara la agenda política.
Desde Barcelona, el candidato naranja, Carlos Carrizosa, evaluó los resultados considerando que su formación, «pese a todas las encuestas y los medios de comunicación que decían que estábamos muertos», han recibido el apoyo de miles de electores, aunque cosechó un puñado de votos superado por PACMA (32.064 frente a los 21.092 de la formación naranja). Agregó además que el resto de partidos «llevan 18 años preparando nuestra esquela» y prometió que su partido «volverá a presentarse a las elecciones catalanas» si «hay una repetición electoral» en Cataluña.