Salvador Illa, el filósofo y corredor de fondo que suturó una pandemia

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El primer secretario del PSC y candidato a las elecciones catalanas del 12 de mayo es perico, creyente y está casado en segundas nupcias
12 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Primogénito de obreros textiles, intenta coser partidos, suturar pandemias e hilvanar sociedades rotas como la catalana. El socialista Salvador Illa (La Roca del Vallés, Barcelona, 1966) estudió Filosofía, vive en su pueblo natal, conduce un viejo Golf y se levanta a las cinco de la mañana para correr desde que dejó el tabaco hace un lustro.
Tranquilo, conciliador y respetuoso, es un bicho raro que sobrevive en el patio de prisiones en que se ha convertido la política nacional. Ver su rostro sereno y su discurso solvente en televisión era una de las pocas certezas de los españoles en el 2020, cuando el coronavirus lo puso todo en duda, hasta la propia vida. Dos meses después de estrenar la cartera de Sanidad, vaciada de competencias, la pandemia lo transformó en el ministro con más poderes de la democracia.
Quien afrontó con sobriedad y tono pausado la mayor crisis del país en cuatro décadas se bregó en la política local. Con 21 años, fue concejal de su pueblo y, con 29, alcalde del mismo, donde construyó una biblioteca, centros de salud y un centro comercial que recibe cinco millones de visitantes anuales.

En el 2005, al frente de Infraestructuras de Justicia de la Generalitat, levantó tres prisiones. Cinco años más tarde, lo reclutaron para el Ayuntamiento de Barcelona, donde trabajó con Jordi Hereu y Jaume Collboni, y en el 2016 fue elegido secretario de organización del PSC, un partido herido por el procés al que trasladó su máxima: «Si se quiere llegar a acuerdos, se llega».
Su talante de negociador discreto lo llevó a lograr el sí de ERC a la primera investidura de Pedro Sánchez, un éxito que lo lanzó dos años después al Consejo de Ministros, donde solo permaneció doce meses porque Miquel Iceta lo reclamó para encabezar la lista a las autonómicas del 2021, en las que dobló los anteriores resultados de los socialistas.
Perico, creyente y casado en segundas nupcias, tiene una hija, cuida del huerto de su padre, lee ensayos y solo conserva un vicio confesable: la tarta de manzana.
Lo mejor
Negociador discreto. Su capacidad para lograr objetivos e inspirar confianza ya se conoce como «Efecto Illa».
lo peor
Dependiente de los pactos en Madrid. El futuro del primer secretario del PSC está en manos de Sánchez.