Carles Puigdemont, el heredero de Pujol que declaró la independencia

Xavier Gual BARCELONA / E. LA VOZ

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El candidato de Junts a la Generalitat, Carles Puigdemont, en un acto electoral en Argelès-sur-Mer, en el sur de Francia.
El candidato de Junts a la Generalitat, Carles Puigdemont, en un acto electoral en Argelès-sur-Mer, en el sur de Francia. David Borrat | EFE

El candidato de Junts sufrió un accidente de tráfico con su Seat Marbella y se planteó entrar en ERC

12 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Villano para unos, héroe para otros, Carles Puigdemont i Casamajó (Amer, Gerona, 1962) era alcalde de Gerona hasta que en enero del 2016 recibió una llamada de Artur Mas. La CUP había vetado al delfín de Jordi Pujol por el caso Palau y de sus votos pendía la continuidad del gobierno independentista y del procés. El 130.º presidente de la Generalitat, una institución de autogobierno que se remonta a la Edad Media, tuvo un mandato efímero, menos de dos años. Sin embargo, pasará a la historia por declarar la independencia en sede parlamentaria el 10 de octubre del 2017, tras el referendo ilegal del 1-O, y suspenderla a los 30 segundos. Rajoy lo destituiría a los pocos días en virtud del artículo 155 de la Constitución.

Hijo de panadero, el segundo de ocho hermanos, a Puigdemont el nombre le viene de su abuelo, Carles Casamajó, republicano exiliado en Francia. Al joven Carles la palabra le tiró más que el pan, así que a los 16 años comenzó a escribir como corresponsal en Amer de Los Sitios, y más tarde, en El Diari de Girona. Comenzó a estudiar filología catalana, pero lo dejó para dar el salto a El Punt como corrector lingüístico y doblar jornada como periodista para tener un sueldo digno (llegaría a ser redactor jefe). A los 21 entró en CiU, si bien por sus orígenes dudó si hacerlo en ERC. Descartó a los republicanos, los veía más férreos.

Aquel corrector convergente en un diario socialista salvó la vida de milagro cuando en una noche de espesa niebla, volviendo a casa, su Seat Marbella se estrelló contra un camión cruzado en la carretera. Aún conserva cicatrices en la cara, aunque la cabellera a lo beatle la lleva por gusto, no para taparlas. Caricaturizado hasta el extremo, cuentan que el expresidente huyó a Bélgica en el maletero del coche. Pura leyenda: lo hizo agazapado en el asiento de atrás del vehículo que conducía su mujer.