Alejandro Fernández, un duro orador convertido en azote del separatismo

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira REDACCIÓN / LA VOZ

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Alejandro Fernández, en un mitin de campaña en Salou, Tarragona.
Alejandro Fernández, en un mitin de campaña en Salou, Tarragona. Alberto Estevez

Sus intervenciones se convierten en virales con un discurso que saca de quicio al independentismo

12 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Alejandro Fernández Álvarez (Tarragona, 1976) no tiene ni un solo apellido catalán. Es hijo de emigrantes asturianos. Su madre, costurera, y su padre, camionero, llegaron al Mediterráneo hace casi medio siglo desde su Asturias natal. Lejos de la burbuja independentista, Alejandro Fernández creció en Tarragona, se licenció en Ciencias Políticas y de la Administración, y se hizo profesor universitario.

No es un recién llegado a la vida pública. Con apenas 20 años, mientras estudiaba en la Universidad Autónoma de Barcelona, se afilió a Nuevas Generaciones. El PP acababa de sufrir la amarga derrota de Aznar ante Felipe González (1993), pero el ruido del cambio de ciclo político en España parecía imparable mientras en Cataluña Pujol parecía intocable.

Hizo carrera en la política municipal. Fue concejal de Tarragona desde el 2003 hasta el 2019. Apenas hizo una incursión en la política estatal al salir elegido diputado en el 2011, en la última mayoría absoluta del PP. Desde el 2015 es diputado en el Parlamento catalán y le ha tocado vivir los peores resultados de la historia de la formación en Cataluña. Pero siempre se ha mantenido firme en su compromiso con su tierra y su partido. Pese al cordón sanitario del independentismo, casi todas sus intervenciones se convierten en virales con un discurso llano y contundente que irrita a los separatistas. Cayetana Álvarez de Toledo fue siempre una de sus valedoras por su contundencia con los secesionistas. Y ha superado una carrera de obstáculos para mantenerse al frente del PP. Primero, cuando se vio presionado para diluir la siglas en una plataforma liderada por Manuel Valls. Y, más recientemente, rechazando cualquier negociación con Junts para la investidura de Feijoo. Una comida con el líder del PP sirvió para limar diferencias y darle una penúltima oportunidad. El resultado marcará su futuro.