Los cambios en la circulación atmosférica provocan fenómenos meteorológicos extremos
21 abr 2024 . Actualizado a las 10:10 h.Hace diez años un grupo de investigadores del Instituto del Clima de la Universidad de Potsdam (Alemania) publicó un artículo en la revista Science que formulaba una de las hipótesis científicas más importantes sobre los efectos del cambio climático antropogénico. Según los autores, el calentamiento del planeta está debilitando la corriente en chorro.
La tesis sostiene que la menor diferencia de temperatura entre el ecuador y el polo norte destensa la corriente atmosférica que circula en el hemisferio norte de oeste a este y que conduce las borrascas a través del storm track o ruta de las tormentas que comienza en Terranova y cruza el Atlántico hasta Irlanda.
Ahora, acaba de publicarse un nuevo estudio que confirma que el debilitamiento de la corriente en chorro o jet stream se debe a los gases de efecto invernadero de origen humano.
«En las latitudes medias, el flujo atmosférico se caracteriza por sistemas meteorológicos de alta y baja presión que fluyen de oeste a este. La intensidad de esta circulación ha ido disminuyendo desde 1980. Hemos demostrado por primera vez que este debilitamiento se debe principalmente a las emisiones antropogénicas», confirma Rei Chemke, autor principal del estudio publicado en la revista Climate and Atmospheric Science.
Los responsables del trabajo asocian el debilitamiento de la corriente en chorro con el aumento de las sequías y las olas de calor desde 1980 tanto en Estados Unidos como en Europa durante el verano.
Galicia está experimentando los efectos del debilitamiento de la corriente. Basta con citar el 2022, un año extremadamente cálido y seco. Un meandro ascendente abrazó la Península y creó unas condiciones idóneas para que se formará un anticiclón de bloqueo. Las borrascas dejaron de llegar y la comunidad declaró la alerta por sequía.
En verano, esta misma configuración impulsaba aire cálido. La combinación de calor puso en marcha un proceso conocido como «retroalimentación», de tal forma que el suelo seco intensificaba el calor y este a su vez reducía la evaporación que restaba humedad y provocaba que la sequía se agravara. Aunque Galicia se recuperó, zonas de España siguen en sequía desde entonces.