PNV y PSE-EE avivan su desconfianza mutua en el primer debate electoral
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Los candidatos de Bildu y de los «jetzales» se ausentaron de esta cita
10 abr 2024 . Actualizado a las 17:31 h.Si las encuestas no se equivocan, el próximo lendakari no estuvo ayer en el primer debate en la campaña de las elecciones vascas. Ni Imanol Pradales, candidato del PNV, ni Pello Otxandiano, de EH Bildu, acudieron al Alhóndiga de Bilbao, donde se celebró ayer el debate acogido por RTVE con siete representantes de los partidos con presencia en el Parlamento vasco. Tampoco acudió la diputada de Elkarrekin Podemos, Miren Gorrotxategi.
La aleatoria distribución de los atriles situó a Eneko Andueza, el candidato del PSE-EE, entre el cabeza de lista del PNV por Álava, Joseba Díez Antxustegi —de 31 años de edad— y el candidato popular, Javier de Andrés. Justo con los dos políticos con los que más entró al ruedo político. El socialista tendrá previsiblemente la llave del futuro gobierno. «Vota al que decide», reiteró en su minuto de oro.
Tanto Antxustegi como Andueza remarcaron que no van a pactar con Bildu, entre un clima de desconfianza mutua. «Lo va a decidir en función de los intereses de Sánchez en cada momento», remarcó el político jetzale. Era una referencia al apoyo socialista a Bildu en el Ayuntamiento de Pamplona. Un hecho que agrieta la relación de los socios de coalición y que Bildu quiere vestir de prólogo. «Hay experiencias muy interesantes en Iruña [Pamplona en vasco]. Necesitamos cooperar y gobiernos con propósitos», remarcó Nerea Kortajarena, la representante de Bildu, que destacó durante el debate la falta de entendimiento entre PNV y PSE-EE —«se neutralizan», dijo—, y que rechazó condenar la violencia de ETA a petición de Andueza. «Lo tenemos muy claro. Hemos dejado las cartas boca arriba [...] No vamos a pactar con Bildu», insistió el socialista.
Un escalón por debajo en previsión de votos está el PP. Javier de Andrés reivindicó al partido como el garante del centralismo. Y, en la lucha por la supervivencia parlamentaria, se encuentran Elkarrekin Podemos, Sumar y Vox. Los morados estuvieron representados por Juan López de Uralde, de Alianza Verde, que monopolizó la lucha contra el cambio climático —ocupó incluso el grueso de su minuto de oro— y centró sus ataques contra el PNV. En la misma tónica estuvo Alba García, la candidata de Sumar, especialmente crítica con que Antxustegi afirmara que la huelga no debería ser «lo primero». «Son un derecho de los trabajadores», remarcó García, que cuestionó también la ideología de izquierdas de Andueza. Este respondió con una batería de medidas aprobadas.
La candidata de Vox, Amaia Martínez, tiró de un discurso que ya imprime el partido en otros ámbitos, centrado en que el aumento de los delitos es culpa de la inmigración, en el auge de la okupación y en el adoctrinamiento en las aulas. El remanente de tiempo que acumuló al final de cada bloque evidenció que su argumentario careció casi de réplicas.
La sanidad, en el foco
La sanidad es la principal preocupación de los vascos, según el CIS. El PNV lució gestión, entre los reproches del resto de candidatos. «La Osakidetza [el Servicio Vasco de Salud] tiene más presupuesto y más gente trabajando que nunca», aseguró Antxustegi, que admitió que quedan aspectos a mejorar. Y es que el declive de la sanidad vasca desde la pandemia fue un ariete común en los demás partidos. También en el PSE-EE, entre dos aguas al ser socio de Gobierno del PNV. «Es una prioridad y no despachamos la sanidad en tres páginas», remarcó Andueza. Kortajarena puso el foco en la atención primaria y acusó a los socialistas de «no tener credibilidad». De Andrés revirtió el discurso del PNV en el que presume de inversión: «Es la más cara y sin embargo no somos la mejor».
Si la sanidad fue un desafío al PNV, la vivienda —otra gran preocupación según el CIS— fue un fuego cruzado en el que, eso sí, Antxustegi y Andueza firmaron una breve tregua. Ambos presumieron de estadísticas de viviendas construidas, validados por su ventaja con respecto a otras comunidades. De Andrés insistió en facilitarles las cosas «a los que están en disposición de construir vivienda». Y, además, los deficientes índices de emancipación le valieron para enarbolar otra crítica recurrente: los jóvenes vascos buscan una vida mejor en otras comunidades. Kortajarena comparó los datos del País Vasco con Europa y remarcó que el Gobierno autonómico ataca «las nuevas herramientas de la Ley de Vivienda». Una norma que fue recurrida al Constitucional por el actual Ejecutivo de coalición.
El tercer bloque, centrado en la economía, le sirvió tanto a PNV como a PSE-EE para disparar datos favorables. En el caso de Andueza, aderezados con estadísticas nacionales. El PP insistió en la fuga de jóvenes y tanto EH Bildu como Sumar pusieron el foco en la pérdida de poder adquisitivo.