El científico chino encarcelado por crear los primeros bebés modificados genéticamente retorna a su trabajo

La Voz PEKÍN / EFE

ACTUALIDAD

He Jiankui, en una imagen de archivo
He Jiankui, en una imagen de archivo

Tras su paso por prisión, He Jiankui, ha retomado su investigación sobre la edición del genoma de embriones humanos para el tratamiento de enfermedades genéticas

02 abr 2024 . Actualizado a las 09:09 h.

El científico chino He Jiankui, que saltó a la fama a finales del 2018 tras afirmar que había conseguido crear los primeros bebés manipulados genéticamente, ha retomado tras su paso por prisión su investigación sobre la edición del genoma de embriones humanos para el tratamiento de enfermedades genéticas.

He, que fue condenado a tres años de cárcel en el 2019 por las autoridades de su país, que consideraron que llevó a cabo el proyecto de forma ilegal con fines reproductivos, ha afirmado en una entrevista en el diario japonés Mainichi que su trabajo actual se ajusta a las normas internacionales y que la sociedad acabará aceptando eventualmente esta práctica.

El científico declaró que su objetivo es tratar enfermedades genéticas raras como la distrofia muscular de Duchenne o el alzhéimer genéticamente determinado mediante la edición del genoma en embriones humanos, y que para sus investigaciones usará embriones desechados y cumplirá las normas locales e internacionales. He habría establecido tres laboratorios en China tras su excarcelación en el año 2022, uno de ellos en Pekín y otro en Wuhan, según Mainichi.

En noviembre del 2018, el científico chino sorprendió a la comunidad internacional al afirmar que había conseguido crear las primeras gemelas manipuladas genéticamente para resistir al VIH, lo que acarreó numerosas críticas, especialmente por cuestiones éticas.

Las gemelas formaban parte de tres bebés que nacieron como resultado de un proyecto de edición genética durante la fertilización in vitro de ocho parejas en las que solo los maridos estaban infectados con el VIH, para prevenir la transmisión del virus. El científico se mostró entonces «orgulloso» de su trabajo.