La dicotomía de Illa: favorito en las encuestas, pero aislado y sin aliados
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El socialista ampliará su ventaja, aunque el rechazo de ERC le impedirá gobernar
29 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.A falta de un mes y medio para la cita con las urnas en Cataluña, y con todas las cartas ya sobre la mesa, los partidos engrasan la maquinaria electoral con la que arropar a sus candidatos a la presidencia de la Generalitat. El líder del PSC, Salvador Illa, parte como favorito indiscutible en todas las encuestas, incluida la del Centro de Estudios de Opinión. El CIS catalán anticipa una victoria holgada del candidato socialista, que podría traducirse en un sensible incremento de escaños, de los 33 actuales a una horquilla de entre 35 y 42 asientos en la Cámara catalana.
Sin embargo, como ya ocurriera hace tres años, la victoria podría ser insuficiente para convertir al exministro de Sanidad en el nuevo inquilino del Palacio de la Generalitat. Y no por méritos de los independentistas. El ascenso del PSC es inversamente proporcional al desgaste que arrastran ERC y Junts tras el fracaso del procés y la ruptura del ejecutivo bipartito de Pere Aragonès. Si los sondeos no van errados, los antaño socios podrían perder la mayoría absoluta en el Parlamento, aun contando con los díscolos diputados de la CUP.
El peón sacrificado
En este punto, todo es posible. O nada es imposible. Illa podría acabar siendo el peón sacrificado por Pedro Sánchez para asegurarse una legislatura de cuatro años. La reelección de Pere Aragonès al frente de la Generalitat, con la abstención de los socialistas (quién sabe incluso si con Illa de vicepresidente), es la fórmula menos mala para el presidente del Gobierno. De esta manera, Sánchez tendría bien atados a los republicanos, que podrían retener el poder, incluso quedando terceros, si la plataforma Junts + Puigdemont acaba erigiéndose en el centro de gravedad del independentismo indomable.
No obstante, semejante desenlace del culebrón catalán supone el harakiri para el PSC, que no ansía otra cosa que reeditar el tripartito puesto en marcha por Pasqual Maragall y José Montilla hace ya veinte años, con el concurso necesario de los de En Comú Podem. En este punto, conviene no olvidar que los morados de Jéssica Albiach y Ada Colau, la exalcaldesa de Barcelona, son los autores intelectuales del adelanto electoral en Cataluña, forzado por el rechazo a los presupuestos de Pere Aragonès, pactado con Illa, por mantener el proyecto del macrocasino Hard Rock en Tarragona.

Con este mar de fondo, en el partido de Junqueras no se esconden. «El PSC actual no deja de ser una filial del PSOE», ha asegurado el viceconsejero de Estrategia y Comunicación de la Generalitat, Sergi Sabrià, en una entrevista con Efe. Para el responsable de estrategia electoral de ERC, el PSC de Illa poco o nada tiene que ver con el de Maragall y Montilla, «las circunstancias han cambiado mucho, y la actual situación no tiene punto de comparación» con la de entonces. De hecho, socialistas históricos como Joaquim Nadal o Joan Ignasi Elena son hoy consejeros del Gobierno de Aragonès.
La fórmula preferida por ERC, en cualquier caso, es la de repetir un ejecutivo en solitario y llegar a acuerdos circunstanciales, mediante pactos de geometría variable, que los republicanos entienden que es un modelo que funciona. Con los socialistas les separan al menos tres cuestiones clave: la defensa del catalán y del modelo de inmersión lingüística en la escuela; el modelo de financiación; y el referendo de autodeterminación. En estos tres aspectos, los republicanos saben que no van a tener a Salvador Illa al lado, sino enfrente.

Mientras, para el Partido Popular las elecciones del 12 de mayo son fundamentales para dejar atrás el ostracismo del Grupo Mixto gracias a la previsible desaparición de Ciudadanos. La formación que capitalizó el voto unionista en Cataluña y llevó a Inés Arrimadas a ganar las primeras elecciones convocadas tras el referendo ilegal del 1-O, es hoy una sombra de lo que fue. La candidatura de Alejandro Fernández, aun no siendo el preferido por Alberto Núñez Feijoo, podría acabar siendo decisiva para desbloquear el complejo rompecabezas político catalán.