El tropiezo de una azafata mientras servía comida al piloto podría haber provocado un accidente aéreo con 50 heridos

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Un avión que realizaba una ruta entre Sídney y Auckland sufrió una «fuerte sacudida» precipitándose en picado 100 metros

21 mar 2024 . Actualizado a las 11:19 h.

El pasado 11 de marzo, un avión de la aerolínea Latam que realizaba una ruta entre Sydney y Auckland —en Nueva Zelanda— sufrió una fuerte sacudida en pleno vuelo. Como resultado, unas cincuenta personas resultaron heridas, doce de ellas hospitalizadas. El aparato experimentó una «caída repentina» unos 45 minutos antes del aterrizaje. 

El avión Boeing 787 llevaba 263 pasajeros a bordo que vivieron una verdadera pesadilla. «Estaba quedándome dormido, sentado junto a la ventana en una fila de tres asientos, y con la sacudida abrí los ojos y vi a mi compañero del pasillo en el techo del avión, que estaba precipitándose (...) Pensé que estaba soñando», contó a EFE, Brian Adam Jokat, un ciudadano canadiense de 61 años que viajaba a bordo de la aeronave. Jokat, que llevaba puesto el cinturón de seguridad, aseguró que antes del incidente «no hubo turbulencias, nada, ningún aviso», y que en «unos segundos el avión volvió a enderezarse», dejando a pasajeros tendidos en el suelo, con heridas, cortes y sangrando.

Los servicios de emergencia atienden a algunos pasajeros tras el incidente.
Los servicios de emergencia atienden a algunos pasajeros tras el incidente.

Tras el incidente, la Dirección General de Aeronáutica Civil de Chile —país al que pertenece la aerolínea Latam— inició una investigación para determinar cómo la aeronave pudo precipitarse 100 metros en picado cuando había cubierto unas dos terceras partes de su ruta. Según el diario estadounidense The Wall Street Journal, fuentes conocedoras de esta investigación, aseguraban que el accidente pudo deberse a un error en la cabina. El Journal explica que una azafata tocó involuntariamente un interruptor situado detrás del asiento del piloto, que suele estar cubierto, mientras servía la comida, y eso activó una función automatizada que empujó al piloto hacia los controles e hizo que el avión cayera en picado.

El diario, que atribuye esa información a funcionarios conocedores de la investigación preliminar sobre el incidente, también recoge una nota interna de Boeing a los operadores de sus aviones 787, en la que recomienda inspeccionar los asientos de la cabina y los interruptores. La nota hace referencia a la «tapa» de un interruptor «suelto o desprendido» que «potencialmente puede empujar con fuerza» al mismo, dando lugar a «un movimiento del asiento no intencionado», aunque no indica si la tapa en cuestión tuvo algo que ver con el percance del vuelo de Latam.