El supermartes culmina la resurrección de Donald Trump
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Nikki Haley tira la toalla, pero evita dar su apoyo al candidato republicano
07 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Las primarias de Estados Unidos se han terminado. Tras la celebración de los masivos comicios del supermartes, cerrados con voluminosas victorias para los dos candidatos favoritos, Donald Trump y Joe Biden, el país se encamina sin remedio a una reedición de las elecciones presidenciales del 2020. Un menú electoral que, hace solo dos años, se antojaba imposible.
Trump se impuso el martes a su última rival, la exembajadora ante las Naciones Unidas Nikki Haley, en catorce de los quince estados en juego. El primer expresidente acusado de varios delitos en la historia estadounidense ganó en los tres estados más poblados del supermartes: California, Carolina del Norte y Texas. También arrolló en otros once estados, con una ventaja sobre su rival que oscilaba entre el 15 % de Utah y el 76 % de Alaska. Haley, por su lado, solo obtuvo una victoria, pírrica donde las haya, en el moderado Vermont.
La primera consecuencia del barrido de Trump ha sido la retirada de Haley. La candidata, punta de lanza del movimiento republicano opuesto a Trump, anunció este miércoles la suspensión de su campaña. Lo hacía, afirmaba, «sin remordimientos», pero también sin apoyar a su rival, y afirmando que ahora solo depende de él «ganar los votos» de aquellos en el Partido Republicano que todavía no le respaldan.
Superado las expectativas
A pesar de su aguante, el desempeño de Haley ha sido modesto. La exgobernadora de Carolina del Sur tira la toalla habiendo superado a su rival en recaudación, pero incapaz de igualarle en votos. Aunque la surcarolina ha superado las expectativas, el saldo final que arroja su candidatura es indiscutiblemente pobre: solo dos primarias se resolvieron a su favor, la del distrito de Columbia y la del estado de Vermont.
Su resurreccion
Trump, por su parte, culmina con su nominación: una resurrección que pocos veían venir en el 2021. Entonces, el millonario abandonaba la Casa Blanca después de haber intentado revertir los resultados de las elecciones, de haber animado a una turba a entrar por la fuerza en la sede del Congreso, y habiendo perdido el favor de su partido que, cuando el magnate anunció su candidatura en el 2022, parecía convencido de haber encontrado a su sustituto en el gobernador de Florida, Ron DeSantis.
No fue así, y el martes por la noche, Donald Trump volvió a afirmar que era «un día increíble». En su discurso de la victoria, de cara a unas elecciones presidenciales que se inauguran hoy de forma oficiosa y que están condenadas a durar ocho meses, el expresidente afirmó que apuesta por unificar a su partido. «Queremos unidad, y vamos a tener unidad, y va a suceder muy rápido», decía Trump desde su mansión de Mar-a-Lago.
De momento, el miércoles, además de la retirada de Haley, la campaña de Trump recibía otra buena noticia. El líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, anunciaba que apoyaría a Trump como candidato presidencial. Un apoyo, que en febrero del 2021, parecía impensable.
Entonces McConnell afirmaba que Trump era «moralmente responsable» de que una multitud enfervorecida hubiese intentado poner fin a la tradición democrática estadounidense ocupando edificios del Congreso. Solo han pasado tres años desde entonces, y con Trump como nominado republicano, ya parece que nunca ocurrió.
El presidente Biden arrasa pero no convence
El voto de castigo por el respaldo a Israel y su baja popularidad lastran sus opciones a la reelección
Miguel Palacio
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se impuso en todos los estados que celebraban primarias demócratas en el supermartes. Los resultados de Biden, que estuvieron entre el 80 y el 90 % de los votos en la mayoría de la carreras, dan cuenta de la total ausencia de oposición dentro de su partido. Obvian, sin embargo, la fragilidad de una candidatura amenaza por su controvertido apoyo a Israel en su gestión de la guerra en la Franja de Gaza, y por la baja popularidad de un presidente de 81 años al que la mayoría de votantes percibe como demasiado mayor.
Así, a pesar de su incontestable victoria, Biden está llamado a enfrentarse con el elefante en la habitación de cara a las elecciones de noviembre. Prueba de ello son las decenas de miles de votantes demócratas que el martes eligieron uncommitted (no comprometidos o sin preferencia) en las papeletas electorales. Expresaban su rechazo al apoyo de Biden a Israel en un momento en el que el número de víctimas del conflicto en Oriente Medio ya asciende a más de 30.000 gazatíes.
En Minnesota, ese voto de castigo a Biden se hizo con el 19 % de los apoyos, en Massachusetts con más del 9 %, y en Colorado con más del 8 %. En Carolina del Norte, uno de los estados bisagra, los votos por «sin preferencia» han superado el 12 %.
Al mismo tiempo, según una encuesta de Associated Press y NORC, seis de cada diez estadounidenses dudan de que Biden esté en condiciones de servir como presidente. A lo que hay que añadir que un sondeo de The New York Times coloca al presidente cuatro puntos por detrás de su rival. Malos mimbres para sostener una candidatura a la jefatura de la primera potencia mundial.
Republicanos huérfanos
No obstante, Biden podría tener ahora a su alcance un electorado que podría terminar siendo determinante en noviembre. Se trata de los republicanos moderados y los Never Trumpers, aquellos conservadores opuestos a Donald Trump. Unos electores que, tras la renuncia de Nikki Haley, quedan huérfanos de candidato.
Precisamente, a ellos se dirigió Biden este miércoles. «Donald Trump ha dejado claro que no quiere a los partidarios de Nikki Haley» afirmaba en un comunicado. Y añadía: «Hay un lugar para ellos en mi campaña». Para atraerlos, el presidente apostaba por encontrar un «terreno común» entre la defensa de la democracia, el imperio de la ley y la preservación de la OTAN.
La noche del jueves (madrugada del viernes en España), Biden tendrá la oportunidad de dirigirse a ellos durante su discurso del estado de la Unión en el Congreso. Eso sí, tendrá que hilar muy fino si quiere convencerles de que sigue siendo el hombre adecuado para, como él dice, «terminar el trabajo».
Samoa abandona a Biden y opta por un empresario que ni pisó la isla
Al estilo de los irreductibles galos, un territorio de EE.UU. se resistió el martes a los cantos de sirena de Joe Biden. Se trataba de los habitantes del archipiélago de Samoa que, en su asamblea política del supermartes, se decantaron por Jason Palmer, un empresario de Baltimore de 52 años, en vez de hacerlo por el presidente de Estados Unidos. Y lo hizo in haber puesto jamás un pie en este rincón paradisíaco, con una campaña hecha por Zoom y financiada con 500.000 dólares de su bolsillo.
Palmer se impuso a Biden por 51 votos a 40, un resultado que implica que de los seis delegados que le corresponden a Samoa, cada uno de los dos candidatos se llevará la mitad. Según afirma Palmer, ahora se centrará en Arizona, cuyas primarias están programadas para el 19 de marzo.
No era la primera vez que a Joe Biden le enmiendan la plana los habitantes de la Samoa. En las últimas primarias presidenciales, en el 2020, Biden ya fue derrotado en el caucus de estas islas del océano Pacífico por otro candidato demócrata, el que fuera alcalde de la ciudad de Nueva York durante más de una década, Michael Bloomberg.