El voto de castigo por el respaldo a Israel y su baja popularidad lastran sus opciones a la reelección
07 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se impuso en todos los estados que celebraban primarias demócratas en el supermartes. Los resultados de Biden, que estuvieron entre el 80 y el 90 % de los votos en la mayoría de la carreras, dan cuenta de la total ausencia de oposición dentro de su partido. Obvian, sin embargo, la fragilidad de una candidatura amenaza por su controvertido apoyo a Israel en su gestión de la guerra en la Franja de Gaza, y por la baja popularidad de un presidente de 81 años al que la mayoría de votantes percibe como demasiado mayor.
Así, a pesar de su incontestable victoria, Biden está llamado a enfrentarse con el elefante en la habitación de cara a las elecciones de noviembre. Prueba de ello son las decenas de miles de votantes demócratas que el martes eligieron uncommitted (no comprometidos o sin preferencia) en las papeletas electorales. Expresaban su rechazo al apoyo de Biden a Israel en un momento en el que el número de víctimas del conflicto en Oriente Medio ya asciende a más de 30.000 gazatíes.
En Minnesota, ese voto de castigo a Biden se hizo con el 19 % de los apoyos, en Massachusetts con más del 9 %, y en Colorado con más del 8 %. En Carolina del Norte, uno de los estados bisagra, los votos por «sin preferencia» han superado el 12 %.
Al mismo tiempo, según una encuesta de Associated Press y NORC, seis de cada diez estadounidenses dudan de que Biden esté en condiciones de servir como presidente. A lo que hay que añadir que un sondeo de The New York Times coloca al presidente cuatro puntos por detrás de su rival. Malos mimbres para sostener una candidatura a la jefatura de la primera potencia mundial.
Republicanos huérfanos
No obstante, Biden podría tener ahora a su alcance un electorado que podría terminar siendo determinante en noviembre. Se trata de los republicanos moderados y los Never Trumpers, aquellos conservadores opuestos a Donald Trump. Unos electores que, tras la renuncia de Nikki Haley, quedan huérfanos de candidato.
Precisamente, a ellos se dirigió Biden este miércoles. «Donald Trump ha dejado claro que no quiere a los partidarios de Nikki Haley» afirmaba en un comunicado. Y añadía: «Hay un lugar para ellos en mi campaña». Para atraerlos, el presidente apostaba por encontrar un «terreno común» entre la defensa de la democracia, el imperio de la ley y la preservación de la OTAN.
La noche del jueves (madrugada del viernes en España), Biden tendrá la oportunidad de dirigirse a ellos durante su discurso del estado de la Unión en el Congreso. Eso sí, tendrá que hilar muy fino si quiere convencerles de que sigue siendo el hombre adecuado para, como él dice, «terminar el trabajo».
Samoa abandona a Biden y opta por un empresario que ni pisó la isla
Al estilo de los irreductibles galos, un territorio de EE.UU. se resistió el martes a los cantos de sirena de Joe Biden. Se trataba de los habitantes del archipiélago de Samoa que, en su asamblea política del supermartes, se decantaron por Jason Palmer, un empresario de Baltimore de 52 años, en vez de hacerlo por el presidente de Estados Unidos. Y lo hizo in haber puesto jamás un pie en este rincón paradisíaco, con una campaña hecha por Zoom y financiada con 500.000 dólares de su bolsillo.
Palmer se impuso a Biden por 51 votos a 40, un resultado que implica que de los seis delegados que le corresponden a Samoa, cada uno de los dos candidatos se llevará la mitad. Según afirma Palmer, ahora se centrará en Arizona, cuyas primarias están programadas para el 19 de marzo.
No era la primera vez que a Joe Biden le enmiendan la plana los habitantes de la Samoa. En las últimas primarias presidenciales, en el 2020, Biden ya fue derrotado en el caucus de estas islas del océano Pacífico por otro candidato demócrata, el que fuera alcalde de la ciudad de Nueva York durante más de una década, Michael Bloomberg.