José Luis Ábalos: el séptimo hijo de Carbonerito, el torero rojo
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Socialista de familia modesta y nieto de un guardia civil, atesora cuatro décadas de carrera política
27 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Dicen quienes lo conocen que tiene más vidas que un gato y ni un pelo de tonto. Nieto de un guardia civil e hijo de un novillero republicano, José Luis Ábalos (Torrente, Valencia, 1959) nació en una familia modesta, con siete hermanas, y tuvo que trabajar para pagarse sus estudios de Magisterio. Nada hacía presagiar que aquel adolescente que atendía tras el mostrador de una tienda de recuerdos y de una gestoría acabaría convirtiéndose en el «fontanero» del Gobierno de Pedro Sánchez, secretario de organización del Partido Socialista y ministro de Fomento y Transportes del 2018 al 2021.
Su abuelo materno, el guardia civil Julián Meco, murió de una pulmonía durante la huelga revolucionaria de octubre de 1934; y su padre, Heliodoro Ábalos, un prometedor novillero que se hacía llamar Carbonerito, en honor a su pueblo natal, Carboneras de Guadazaón (Cuenca), y que era conocido como el torero rojo por sus ideas políticas, vio frustrada su trayectoria al estallar la Guerra Civil. «No tuve herencia, salvo cuatro tomos de la enciclopedia de El Cossío», reconoció en una ocasión Ábalos, en referencia a la biblia del toreo, que dedica unas páginas a su progenitor: «Matador de novillos en funciones sin caballos y en plazas de pueblos». En la temporada de 1934 toreó doce tardes; en la de 1935, menos de diez; y en 1936 lidió gratis en la zona republicana. «El 27 de septiembre torea en un festival benéfico en favor de las milicias populares celebrado en la plaza de Cuenca con ganado de José María López Cobo. El 4 de octubre, en Villagarcía del Llano (Cuenca) participa en otro festival benéfico para ayudar a los hospitales de sangre», señala la publicación.
«Valiente y prometedor», según las reseñas de la época, Carbonerito vio truncada su carrera tras la contienda y se dedicó a fabricar muñecas artesanales de porcelana, un negocio familiar en el que el futuro ministro también ayudó en sus primeros años de juventud. Ábalos, que aún conserva los dos últimos carteles en los que su padre vistió el traje de luces, prefiere ver los toros tras la barrera y defiende que «la afición por la tauromaquia está al margen de ideologías; cada cosa debe estar en su sitio. Lo importante es que nos respetemos; debe haber espacios de encuentro».
El único hijo varón de Carbonerito, que fue padre ocho veces en dos matrimonios, estrenó la democracia militando en las Juventudes Comunistas entre 1976 y 1978, año en el que ingresó en el PCE. Unas siglas que cambió poco después, en 1981, por las del PSOE, una formación en la que ostentó cuotas de poder solo similares a las asumidas por Alfonso Guerra y que ayer mismo le exigió que entregara su acta de diputado en el Congreso por su «responsabilidad política» en el presunto caso de corrupción por el que está siendo investigado su exasesor Koldo García. Las millonarias comisiones irregulares supuestamente cobradas por el que fue su mano derecha como conseguidor de contratos de venta de mascarillas en plena pandemia pueden poner el punto y final a una larga carrera política que empezó hace cuatro décadas.
En 1983, este maestro de Enseñanza Primaria en excedencia, que impartió clases solo durante tres meses, se convirtió en el jefe de gabinete del delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana. Durante este periodo dedicado a la política local, fue concejal de la capital del Turia diez años, miembro de la Diputación provincial y vicesecretario general de los socialistas valencianos. Su ascenso no fue fulminante, sino de corredor de fondo. El salto a la política nacional no lo dio hasta el 2009, cuando ocupó un escaño vacante en el Congreso tras la renuncia de la diputada Inmaculada Rodríguez.
«No tuve herencia, salvo cuatro tomos de la enciclopedia de ‘El Cossío’ [la biblia del toreo]»
Si algo marcó el destino de Ábalos fue apostarlo todo al que parecía el caballo perdedor. Cuando todos los barones socialistas apoyaban a Susana Díaz como candidata a las primarias, el valenciano fue uno de los pocos incondicionales a un defenestrado Pedro Sánchez, que entonces recorría España en un viejo Peugot 407 visitando a los militantes, y que acabó venciendo a la andaluza. En mayo del 2017, Ábalos fue designado portavoz del PSOE en la Cámara Baja, tras la dimisión de Antonio Hernando, y solo un mes después, secretario de organización de la formación.
Un incondicional de Sánchez
Tras la moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy presentada por Sánchez, este nombró al valenciano ministro de Fomento (2018-2020) en su primer gabinete y lo confirmó en el segundo, en una cartera rebautizada como de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (2020-2021).
Casado en tres ocasiones, tiene cinco hijos —entre el primogénito y el benjamín hay 33 años de diferencia—, que ya lo han hecho abuelo. El socialista, que presume de una biblioteca de 5.000 volúmenes, se vio implicado en polémicas como el Delcygate, su encuentro en el aeropuerto de Barajas con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, pese a que esta tenía prohibida la entrada en el espacio Schengen. Un caso que llegó los tribunales, pero fue archivado. Todavía es una incógnita por qué el 10 de julio del 2021 Sánchez echó del Ejecutivo a uno de sus leales, que este lunes dimitió como presidente de la Comisión de Interior del Congreso, pese a que tiene como máxima: «Nunca me rindo aunque me den fuerte».