Ana Freire, doctora en Informática: «Las campañas de prevención del suicidio en redes sociales suben las peticiones de ayuda»

María Cobas Vázquez
maría cobas OURENSE / LA VOZ

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Ana Freire dio una charla en el Colegio de Médicos de Ourense.
Ana Freire dio una charla en el Colegio de Médicos de Ourense. MIGUEL VILLAR

Lidera un proyecto de inteligencia artificial para identificar a personas con ideas autolíticas en X, Facebook o Instagram

27 feb 2024 . Actualizado a las 09:01 h.

Desde el 2017, la ingeniera y doctora en Informática Ana Freire (Rábade, 1983) dirige el proyecto STOP de prevención del suicidio en redes sociales. «Aunque parezcan polos muy opuestos, nosotros encontramos un punto muy positivo para la salud mental utilizando las nuevas tecnologías», explica Freire, que es miembro de la comisión de expertos para el asesoramiento en el uso ético en IA de Galicia. Lanzó el proyecto desde la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y buscó la colaboración con el hospital de Sabadell para sumar el conocimiento de salud mental. En este tiempo se han adherido otras fundaciones, hospitales y centros de investigación de España, Francia y Suiza.

—¿En qué consiste?

—Estudiamos cómo se comportan en redes sociales usuarios con problemas de salud mental, en particular con tendencias suicidas, depresión y trastornos de la conducta alimentaria como anorexia o bulimia, que en los casos más graves podrían desarrollar conductas autolíticas, autolesiones o ideación suicida.

—¿Qué buscan?

—Lo que hacemos es estudiar de manera anónima publicaciones que hablan de suicidio, o de temas que pueden llevar a él, y las imágenes, porque pueden ser significativas de algún tipo de problema. Sobre todo cuando hablamos de anorexia hay imágenes de cuerpos excesivamente delgados y en los casos más graves tenemos imágenes en Twitter publicadas de autolesiones, de cortes en la muñeca y cosas así. Miramos también el comportamiento del usuario en redes, con cuánta gente se relaciona, cuánto publica, si lo hace de noche (porque puede indicar que esa persona tiene un trastorno de sueño). Lo hacemos de manera completamente anónima, porque sino no sería legal. Una vez que tenemos una cantidad de usuarios clasificados como de riesgo de ideación suicida, miramos en todos ellos cuáles son las características comunes entre ellos.

—¿Cómo llegan a los usuarios?

—Hacemos un filtro inicial en Twitter con mil palabras relacionadas con suicidio... y recopilamos tuits que hablan de estos temas. Tres psicólogos y psiquiatras etiquetan un subconjunto pequeño diciendo que esta publicación es de un usuario en riesgo y esta no, porque puede ser un tuit de un canal de noticias. Las publicaciones etiquetadas manualmente por expertos las utilizamos para mostrar a un algoritmo ejemplos de ambos casos y después es capaz de clasificar muchos otros usuarios en riesgo, aunque lo haga de manera anónima.

—¿Hay un perfil?

—El perfil más usual de usuario con ideación suicida en redes sociales habitualmente es una mujer de menos de 39 años que habla de abuso de sustancias, autolesiones, falta de apoyo social, términos explícitos relacionados con suicidio, etcétera. En depresión el perfil es una mujer un poquito más joven, de menos de 29 años, y los temas que trata son problemas de pareja y económicos, acoso escolar, consumo de antidepresivos, soledad... Y en trastorno de la conducta alimentaria es una mujer, el 84 %, de menos de 29 años, aunque realmente el 60 % es de menos de 19, con lo cual estamos hablando de gente muy joven y que habla de dietas veganas, vegetarianas, pérdida de calorías, laxantes, baja autoestima... Tenemos caracterizados cómo se comportan usuarios con estos tres problemas. Y el siguiente paso es que lanzamos campañas, ahora ya en Instagram y Facebook, dirigidas a usuarios que encajen en esos perfiles. No sabemos quiénes son, solo son usuarios que encajan en el perfil de persona suicida, depresiva o anoréxica. Les aparecen anuncios como de cualquier otro producto que contienen teléfonos o chats de ayuda atendidos por personas formadas para dar apoyo emocional gratuito 24 horas.

—¿Busca captar la atención de quien pueda estar en el problema y conozca esos recursos?

—Sí, y si te llega el anuncio del chat, puedes darle a un botón y hablas directamente con una persona por tiempo ilimitado para recibir el apoyo emocional que necesites. Y los otros son anuncios con números de teléfono: de prevención del suicidio y el de la esperanza.

—¿Tienen una cifra de cuánta gente ha recurrido a esa ayuda?

—No podemos saber a qué persona llega el anuncio y si esa persona llama o no, por temas de privacidad de datos. Sabemos a cuánta gente llegan las campañas y qué efecto tienen en los teléfonos, si hay una subida de llamadas o no. La primera campaña, que lanzamos en 2020-2021, llegó a más de medio millón de personas de todo el territorio español y supuso un crecimiento de un 60 % en el número de llamadas de redes sociales al teléfono de prevención del suicidio. La última fue más larga, duró tres meses porque la financió Meta [la compañía de Facebook, Instagram o WhatsApp] y además contenía también un chat. Estamos todavía analizando los resultados porque la paramos hace unos días, en febrero, pero sí es cierto que las dos primeras semanas se saturaron las líneas del chat. Fue un aumento brutal. Los teléfonos y el chat los aloja la fundación Ayuda y Esperanza de Barcelona pero como se nos saturaron redirigimos parte del tráfico al chat del 024 de Cruz Roja y el Ministerio de Sanidad. Las campañas de prevención del suicidio en redes sociales suben las peticiones de ayuda.

—Hablaba sobre todo de mujeres... ¿Son mayoría en la enfermedad mental o es que son más abiertas a contarlo en redes sociales?

—Por lo que nos dicen los psicólogos, las mujeres por lo general se comunican más, pero sí es cierto que en la vida real también sufren más estos problemas. Aunque se suicidan más hombres que mujeres, no es porque haya más hombres con ideación suicida que mujeres, sino simplemente que utilizan métodos más drásticos y funcionan más sus intentos.