La pequeña Amanda, que lucha por su vida, moviliza a cubanos de dentro y fuera de la isla
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La niña sufre atresia biliar, que ha derivado en una cirrosis hepática grado 2, cuya única solución es un trasplante de hígado
21 feb 2024 . Actualizado a las 14:26 h.La lucha por la vida de una niña de dos años ha logrado unir a cubanos dentro y fuera de la isla. Desde que tenía apenas unos meses, Amanda sufre una atresia biliar, hoy agravada hasta desencadenar una cirrosis hepática grado 2, cuya única solución es un trasplante de hígado, para el que cuenta con su propio padre como donante vivo.
La operación que necesita la pequeña Amanda no se puede hacer actualmente en Cuba por falta de recursos, personal y equipamiento médico, según la información trasladada por las autoridades a la familia, que, ante la ausencia de soluciones, expuso su caso en redes sociales. En esta situación, voluntarios independientes se han dedicado a la tarea de darle visibilidad al caso y recaudar fondos para intentar salvar a la menor en otro país, un esfuerzo que ha logrado movilizar a amplios sectores de la sociedad cubana.
Una activista conocida como Lara Crofs ha sido la iniciadora y el alma de esta campaña, que logró el primer objetivo de 20.000 dólares (unos 18.600 euros) en la plataforma Gofundme con las aportaciones de miles de personas, no solo de la diáspora, sino de la propia isla a pesar de las muchas carencias.
«Es increíble la ola de solidaridad que hay en la calle», asegura Lara. «No les puedo decir la cantidad de personas que me llaman. Amanda ha logrado unir a Cuba en un solo clamor; hay una burbuja de buena vibra y de gente que quiere hacer y ayudar, no solo económicamente».
Aunque no todo ha sido color de rosa, porque hubo que sortear intentos de sabotear la recaudación con denuncias anónimas, y tanto la familia como los voluntarios han recibido presiones por parte de las autoridades, que no ven con buenos ojos que se visibilice la crisis que sufre el otrora emblemático sistema de salud cubano.
«Todo el mundo conoce a Amanda y lo que está pasando con ella, pero es la punta del iceberg. Hay otros niños en la misma situación y a los que nosotros, como país y como sociedad cívica, podemos apoyar», expresa Lara.
En los últimos años, especialmente a partir de la pandemia, en Cuba, la falta de medicamentos, en muchos casos vitales para los enfermos, se ha cronificado. La situación se complica con la escasez de medios de todo tipo para la atención sanitaria. El personal también es insuficiente. Son muchos los trabajadores sanitarios que, ante la ausencia de condiciones apropiadas, dimiten o que a la primera oportunidad se marchan del país y engordan las cifras del éxodo masivo que vive la isla. Sin contar una cifra importante de médicos que se encuentran en otras naciones por contratos gubernamentales.
A pesar de las grandes necesidades, la inversión en sanidad en los últimos años, incluso durante la pandemia, ha sido ínfima en comparación con otros sectores. En el primer semestre del 2023, por ejemplo, el Gobierno cubano invirtió cuatro veces más en turismo (2.325,3 millones de pesos, 90 millones de euros) que en salud pública y asistencia social (583,3 millones de pesos, unos 22,6 millones de euros), según un informe de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI). Este dato, para el economista Pedro Monreal, «confirma la persistencia de una deformada estructura de la inversión en Cuba».
El pasado enero, este especialista apuntó que «el otro elefante en la habitación de la política fiscal cubana es la insolvencia crónica del sistema de seguridad social, con tendencia hacia el crecimiento de la brecha entre ingresos y gastos». El déficit del sistema alcanzó en el 2022 un altísimo nivel, equivalente al 3,67 % del PIB. «No hay datos para el 2023, pero es probable que no haya mejorado», proseguía.
Por su parte, al presentar los presupuestos para el 2024, el ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro, prometió aumentar los gastos en el sistema de salud, pero está por ver el impacto real en la atención a la población.Mientras tanto, la pequeña Amanda sigue luchando por su vida, y su familia busca especialistas que puedan asumir su caso en Europa o Estados Unidos. Ella y otros niños cubanos enfermos no tienen tiempo para esperar más.