Extremismo del río hasta el mar

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La solución de los dos Estados: Israel y Palestina
La solución de los dos Estados: Israel y Palestina María Pedreda

La solución de los dos Estados sigue siendo la única opción para la paz entre Israel y Palestina. Los moderados deben prevalecer con el apoyo de EE.UU. y de la UE

28 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El número de muertos en Gaza supera ya los 26.000 y todavía no se vislumbra el final de los combates ni tampoco hay claridad sobre los objetivos estratégicos de Israel. Los debates sobre lo que debería ocurrir tras la guerra se están intensificando. Estados Unidos insiste cada vez más en una solución de dos Estados, que ha sido la política de la Unión Europea y de la mayoría de la comunidad internacional durante años. La Iniciativa de Paz Árabe también busca establecer dos Estados para los dos pueblos que viven entre el mar Mediterráneo y el río Jordán.

Pero el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha vuelto a mostrar de forma explícita su rechazo: «No comprometeré el control de seguridad israelí sobre todo el territorio al oeste de Jordania, y esto es contrario a un Estado palestino». Eso confirma lo que muchos sospechaban desde hacía tiempo: durante años, sus políticas han buscado bloquear cualquier movimiento hacia una solución de dos Estados, y en gran medida lo han conseguido.

Desafortunadamente, los partidarios de esa solución no ocupan una posición dominante en el actual discurso público, ni en Israel ni en los territorios palestinos. Con una guerra tan violenta e intensa, las emociones son fuertes y los extremistas de ambos lados han salido beneficiados políticamente. Hay un sentido de enemistad mutuo que va a más y no se ha prestado atención a las posibilidades a largo plazo para la paz. Pero eso terminará cambiando y permitirá que aparezcan formas de discurso más constructivas.

Sin duda, pasar de la guerra actual a un futuro de dos Estados no será fácil. Deben resolverse los problemas en la frontera y el estatus de Jerusalén, y quizás sea este último la parte más sensible de la disputa para los dos lados.

Los extensos asentamientos judíos ilegales en territorio ocupado siguen siendo uno de los impedimentos mayores y más evidentes para el progreso.

Pero una solución de dos Estados no es tan inimaginable o inconcebible como señalan los críticos. Al contrario, hay muchos proyectos disponibles. Hace algunos años, el comité de expertos estadounidense RAND publicó una investigación visionaria que presentaba «un arco» de ciudades palestinas conectadas por un tren moderno tanto a Gaza en el sur como al puerto de Haifa en el norte.

El problema es que la solución de dos Estados no es la única opción. En los extremos opuestos del espectro político israelí y palestino, la propuesta favorita es crear un Estado «del río hasta el mar». Dependiendo de la parte que prevalezca, este sería o un Estado palestino que reemplace (y por tanto extinga) al Estado de Israel, o un Estado judío que rechace la idea misma de un Estado palestino en la zona.

Sí, en teoría, también se podría imaginar un solo Estado de judíos y palestinos que vivan pacíficamente juntos bajo un sistema político democrático que garantice los mismos derechos para todos. Sin embargo, en la práctica ese resultado probablemente tardaría siglos en conseguirse. Y como no tenemos ese tiempo, realmente es irrelevante.

La versión de Hamás de «del río hasta el mar» tampoco es viable. No solo Israel tiene el derecho a defenderse, sino que su existencia cuenta con el total apoyo de la comunidad internacional, así como de buena parte del mundo árabe. Mientras el ala militar de Hamás continúa defendiendo su opción, sus líderes políticos han hablado sobre aceptar un alto el fuego a largo plazo («hudna»), lo que implica el reconocimiento de facto de la «entidad sionista».

La versión israelí extrema de «del río hasta el mar», favorecida hoy por el Gobierno de Netanyahu, aboga por medidas para «animar» a los más de cinco millones de palestinos que viven en Gaza y en Cisjordania a marcharse. Con los pocos que permanecen privados de derechos políticos, el resultado sería un Estado construido sobre una combinación de limpieza ética y un apartheid explícito. Pero este camino probablemente conduciría a nuevos estallidos de violencia y conflicto, sumiendo a la región en un caos todavía mayor.

Pese a que Netanyahu ha expresado su rechazo a una solución de dos Estados, no ha dejado claro cuál es la solución que él favorecería. Sin una dirección y tropezando de una crisis en otra, lo que está haciendo —deliberadamente o no— es llevar a Israel por el camino de un solo Estado favorecido por sus aliados más extremos, alejándose así de una posible paz.

Dadas las alternativas, que no pueden llamarse ni siquiera soluciones, un resultado de dos Estados sigue siendo la única opción viable para la paz. Una vez que los combates actuales terminen —cuanto antes, mejor—, todos los esfuerzos diplomáticos y de reconstrucción deben concentrarse en poner la región de nuevo en la dirección de los dos Estados. Habrá resistencia de los extremistas que defienden «del río hasta el mar», pero se espera que los moderados de cada una de las partes puedan terminar imponiéndose con el apoyo de los actores clave como Estados Unidos, la Unión Europea y los Estados Árabes. Ellos, y solamente ellos, pueden afirmar de una forma creíble cuál es el camino que conducirá a la paz.

Carl Bildt es ex primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de Suecia. © 2024 Project Syndicate. Traducido por S. P.