La broma de un joven de 19 años que obligó a movilizar un caza del Ejército y que casi le cuesta 94.000 euros

La Voz

ACTUALIDAD

Mandó un mensaje a sus amigos cuando estaba a punto de viajar: «De camino a volar el avión, soy un talibán». Tuvo que sentarse en el banquillo por un delito de desórdenes públicos, pero la Audiencia Nacional acaba de absolverlo

26 ene 2024 . Actualizado a las 19:12 h.

Aditya Verma tenía 19 años y estaba a punto de embarcar en un vuelo de Londres a Menorca. Sentado en el aeropuerto de Gatwick, este joven londinense envió un mensaje a un grupo privado de la aplicación Snapchat que compartía con seis amigos. El texto en inglés decía: «De camino a volar el avión, soy un talibán». La supuesta amenaza fue captada por los servicios de seguridad del Reino Unido cuando la aeronave sobrevolaba el espacio aéreo francés. Ante la sospecha de un peligro real, avisaron a las autoridades españolas.

Pasadas las cuatro y veinte de la tarde del 3 de julio del 2022, los 142 pasajeros que iban subidos a ese avión rumbo a Menorca pudieron ver cómo un caza del Ejército del Aire español, un Eurofighter, les escoltaba. Una vez en tierra, se comprobó que la supuesta amenaza no era real.

Por la broma, la Fiscalía le imputó a Aditya Verma un delito de desórdenes públicos y pidió que indemnizase con casi 95.000 euros al Ministerio de Defensa por los gastos derivados del despliegue de un caza. Tras un año y medio de proceso judicial, la Audiencia Nacional acaba de absolverlo.

Durante el juicio, el joven señaló en reiteradas ocasiones que el comentario lo hizo en un contexto privado y con un grupo con el que habitualmente bromeaba sobre su color de piel —Aditya tiene origen indio—. «No pensé en ningún momento en asustar a las personas de ese vuelo porque el grupo era privado y ese mensaje no debía llegar a nadie más», explicó.

Aditya Verma durante el juicio en la Audiencia Nacional.
Aditya Verma durante el juicio en la Audiencia Nacional. BORJA SÁNCHEZ-TRILLO | EFE

El joven, a preguntas de su defensa, ha señalado que cuando vio el reactor del Ejército acompañando el vuelo pensó que podía ser alguna maniobra relacionada con la Guerra de Rusia y Ucrania dado que el conflicto se había iniciado poco antes. Y ha recordado que el comandante del vuelo explicó a los pasajeros del vuelo de la compañía EasyJet que «había realizado un error de comunicación y que había enviado una señal por error pero que lo estaban arreglando y que los cazas dejarían de seguirles».

Tras el encausado, los peritos de la Guardia Civil han explicado que analizaron el dispositivo del joven y que, si bien localizaron conversaciones de WhatsApp en las que se interesaba por los enfrentamientos entre Pakistán e India y por las posibilidades de un atentado de Estado Islámico en esa zona, no observaron anda de interés que le relacionara con el radicalismo yihadista. «No se observó ningún vínculo con el radicalismo ni con la intencionalidad de poner una bomba, ni orquestarlo (...). Daba la impresión de que fue una broma», ha recalcado uno de ellos.

En la sentencia, el juez de la Audiencia Nacional explica que, una vez analizados los hechos y el tipo penal que le atribuyen las acusaciones, la acción del joven no puede considerarse delito. «No se revela ni se infiere remotamente una intención de provocar la movilización del avión del ejército, ni de cualquier otro servicio de policía, asistencia o salvamento», dice el escrito.

¿Cómo accedieron al mensaje?

Los peritos de la Guardia Civil desconocen cómo llegó a hacerse público el mensaje, si bien han supuesto que alguno de los siete miembros del grupo privado lo compartiría con terceros. Esta teoría ha sido desmentida tanto por el encausado como por un amigo de él, que ha explicado que cuando alguien del grupo de Snapchat reenvía a terceros contenido del chat, siempre aparece un aviso de que se comparte fuera del grupo, y en este caso nunca llegó a producirse. 

Por otro lado, el amigo, que también volaba en ese avión, ha indicado que él supone que el mensaje fue captado por los servicios de seguridad británicos gracias a la red wifi del aeropuerto de Gatwick, aunque el encausado en su turno de última palabra ha recordado que él usó su red privada y nunca la del aeropuerto, pero desconocía si alguno del grupo la usó para ver el chat.