Mario Alcalde, primer torero en declararse del colectivo LGTBI: «Los gais son personas supercerradas con el toreo, hay demasiada incultura»
ACTUALIDAD
El diestro, que se ha confesado pansexual en una entrevista, quiere «organizar una peña taurina en un bar de Chueca»
23 ene 2024 . Actualizado a las 08:53 h.«Tengo unos pensamientos diferentes al resto de toreros. Mis gustos no son normales en el toreo. Tanto política como sexualmente. Soy pansexual», relataba Mario Acalde en una entrevista publicada por El Mundo este domingo. Se convertía así en el primer torero en declararse «identificado con la bandera LGTBI». De 31 años y natural de Alameda de Osuna (Madrid), cumple poco estereotipos vinculados al mundo de los toros. Como contrapartida, su profesión hace que tampoco encaje en los estándares del colectivo. «Son personas súper cerradas con el toreo, hay demasiada incultura», señala.
Es por eso que el diestro, que alterna el ruedo con el aeropuerto donde trabaja, busca cambiar la imagen que existe del mundo taurino. «La verdad es que todos los gais son antitaurinos. Pero qué bonito es cuando confiesas quién eres y, después de conocerte, lo ven de manera diferente. "Soy matador de toros", les digo y cambian su opinión. Quiero organizar una peña taurina en un bar de Chueca», señala. «Tengo que hacer cosas para que ellos empiecen a hacer cosas. Irán a verme torear. Al principio, son personas supercerradas. Hay demasiada incultura. No se sabe qué es el toreo», explica.
Dentro del colectivo LGTBI, Mario Alcalde se define como pansexual, es decir, que se enamora del interior de la persona con independencia de su género. «Lo descubrí hace años con varias personas. Conectas con ellas y te cambian la manera de ver las cosas», confiesa en la entrevista a El Mundo, en la que señala que aún no sabe cómo se lo tomarán los taurinos cuando regrese al ruedo, pero tampoco le importa. De momento, ha roto un tabú en su sector, siguiendo la estela de otros profesionales como el futbolista Jakub Jankto o la leyenda del rugbi Gareth Thomas.
«No sé cómo reaccionarán las plazas. No creo que me rechacen. En realidad, los aficionados somos liberales. Existe de todo: no a todo el mundo que va a los toros le gustan los toros y hay gente que no va a la plaza a la que le gustan. Yo voy a mi aire. Me da igual qué piensan los demás. No vivo de nadie. Para eso trabajo en el aeropuerto: por ser un poquito más independiente», concluye.