Las cuentas saneadas, pero muchas deudas sociales: así acaba la legislatura en Portugal
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Rebelo de Sousa disuelve formalmente el Parlamento 55 días antes de las elecciones del 10 de marzo.
16 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Ha terminado la decimoquinta legislatura en Portugal. El presidente Marcelo Rebelo de Sousa completó el lunes formalmente la decisión de convocar elecciones que tomó el 9 de noviembre tras la dimisión de António Costa como primer ministro. Con la disolución de la Asamblea de la República terminan los casi dos años de una mayoría absoluta socialista que ninguno de los partidos cuenta con alcanzar en los comicios del 10 de enero.
Hasta la formación de un nuevo Gobierno, el Parlamento funcionará en servicios mínimos; es decir, una Comisión Permanente en funciones, con poderes limitados y solo 43 diputados que deben garantizar la transición y asumir decisiones de emergencia.
La legislatura ha estado muy marcada por escándalos internos que derivaron en más de una decena de dimisiones de ministros y secretarios de Estado. Algo que ha minado la credibilidad del Gobierno y de sus nombramientos y que, finalmente, ha contribuido a su caída.
No obstante, el Ejecutivo ha estirado sus posibilidades hasta el final, aprobando el pasado viernes la licitación del primer tramo de alta velocidad entre Lisboa y Oporto, una de sus grandes promesas electorales. Eso sí, no ha conseguido allanar el terreno para que la vía llegue a Galicia antes del 2030.
Su mayor logro, atendiendo a su escala de prioridades, también se confirmaba en los últimos impases, al saberse que Portugal reduce su deuda a menos del 100 % del PIB, una hazaña que se daba por imposible hace ocho años, con un 130 % de deuda. Este espectacular saneamiento de las cuentas públicas permitió, en noviembre, cerrar los presupuestos «más generosos» de la última década. Hasta entonces, la inflación ha motivado apoyos cortoplacistas como el IVA cero, pero sin cambios estructurales en la economía.
Eutanasia y suicidio asistido
En el ámbito social, se aprobó la ley de la eutanasia y el suicidio asistido, una de las normas más esperadas, con un apoyo del 60 % de la población y hasta seis años de trámites. El pasado mayo, Rebelo de Sousa la promulgó «por obligación», tras vetarla en diversas ocasiones, pero la ley todavía espera su reglamentación práctica. En una situación similar se encuentra la gestación subrogada, que fue aprobada hace ya dos años y cuya reglamentación fue vetada por Rebelo de Sousa el pasado sábado.
Otra medida muy discutida, y cuya efectividad solo se comprobará a largo plazo, es el paquete Más Vivienda, destinado a aumentar la oferta de casas en el mercado y reducir los precios que maltratan a las ciudades. En el mismo marco, Portugal ha recortado drásticamente los beneficios fiscales a las fortunas extranjeras, como los visados dorados.
El debe es amplio, pero destacan la falta de decisión sobre el nuevo aeropuerto de Lisboa, los escasos avances en la descentralización del país, la ausencia de regulación de los lobis, una ley antitabaco más ambiciosa y solucionar el problema de la educación y sanidad.