Estados Unidos vuelve a la Luna 50 años después con la primera nave privada en aterrizar en el satélite

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

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Representación del módulo lunar Peregrine sobre la superficie lunar, desarrollado por la empresa privada Astrobotic
Representación del módulo lunar Peregrine sobre la superficie lunar, desarrollado por la empresa privada Astrobotic Astrobotic | EFE

La misión Peregrine, liderada por una empresa, aunque con la supervisión de la agencia espacial, preparará el terreno para la futura exploración humana al satélite

24 abr 2024 . Actualizado a las 16:32 h.

T.D.C. Estas tres palabras escritas sobre el polvo son la última huella que el hombre dejó en la Luna. Son las iniciales de la hija de Eugene Cernan, el comandante de la misión Apolo 17, el último de los 22 astronautas que pisaron el suelo del satélite. Fue el 14 de diciembre de 1972 y, desde entonces, ningún hombre ni tampoco ningún robot o módulo de aterrizaje de la NASA se posaron sobre el astro. 

Mucho han cambiado las cosas en 51 años. Tanto que ni Eugene Cernan, que falleció en el 2017, ni ningún otro de los pocos astronautas que pisaron la Luna y que aún están vivos, como Buzz Aldrin, podrían haberse imaginado que el siguiente módulo de aterrizaje en posarse en suelo lunar fuera construido y diseñado por una empresa y que fuese también una compañía privada la que se encargase de desarrollar el cohete, el Vulcano Centauro, que proporcionará el lanzamiento.

El aterrizador Peregrine fue ejecutado por Astrobotic, por lo que se convertirá en la primera nave espacial privada en alunizar en el satélite, mientras que del cohete se ha encargado la alianza ULA, una empresa conjunta de Lockheed Martin Corporation y The Compañía Boeing.

Eso sí, la supervisión de la misión sigue correspondiendo a la NASA -conjuntamente con Astrobotic- que ha buscado nuevos aliados para llevar a cabo la reconquista de la Luna. De hecho, la misión, denominada en su conjunto Peregrine, fue seleccionada a través de la iniciativa Commercial Lunar Payload Services (CLPSA), en la que la agencia espacial estadounidense contrata a un socio comercial. 

El lanzamiento de la misión se llevará a cabo en la mañana de este lunes desde Cabo Cañaveral, aunque el alunizaje no está previsto hasta el 23 de febrero. El reto, sin embargo, no será fácil. «Aterrizar en la superficie de la Luna es increíblemente difícil. Dicho esto, nuestro equipo ha superado continuamente las expectativas y ha demostrado un ingenio increíble durante las revisiones de vuelo, las pruebas de la nave espacial y las principales integraciones de hardware. Estamos listos para el lanzamiento y para el aterrizaje», admitió el CEO de Astrobotic, John Thornton.

Solo cuatro países han conseguido hasta el momento aterrizar un módulo en la Luna: Estados Unidos, Rusia, China y la India. Japón también espera conseguirlo este 19 de enero con la nave SLIM. La Agencia Espacial Europea, por su parte, ha fracasado en los dos intentos que ha llevado a cabo hasta el momento.

La misión Peregrine 1 se plantea como objetivos científicos estudiar la exosfera lunar, las propiedades térmicas y la abundancia de hidrógeno en el regolito lunar, los campos magnéticos y el entorno de radiación. Se trata, en definitiva, de preparar el terreno para la futura exploración humana a la Luna, que se llevará a cabo al amparo del programa Artemis. Teóricamente, y si los planes se cumplen, el hombre volverá a pisar el satélite a lo largo del próximo año, en el 2025, aunque aún no se ha confirmado una fecha.

El módulo de aterrizaje Peregrine también incluye el robot explorador Iris, de dos kilos de peso y del tamaño de una caja de zapatos, que fue construido por estudiantes de la Universidad Carnegie Mellon para tomar imágenes geológicas. Entre los instrumentos hay un sensor de radiación para recopilar información sobre el entorno lunar, y espectrómetros para medir recursos en el lugar de aterrizaje y la exosfera lunar.

El científico de la NASA Paul Niles ha revelado que el lugar de aterrizaje de Peregrine será un antiguo flujo de lava endurecida fuera de los Domos Gruithuisen, cuyo entorno «ayudará a comprender la historia geológica» del lugar. Se trata de un enigma geológico a lo largo del límite de las tierras altas en el borde noreste del Océano de las Tormentas, la mancha oscura más grande de la Luna.

Esta nave espacial, que mide 1,9 metros de alto y 2,5 metros de ancho, operará durante aproximadamente 10 días en la superficie lunar.

Cenizas y ADN

La segunda carga útil del Vulcan forma parte de la misión Voyager al espacio profundo de la empresa funeraria Celestis Memorial Spaceflights, conocida como Enterprise Flight. Esta parte de la misión, sin embargo, nada tiene que ver con la NASA, tal y como se encargaron en insistir sus portavoces. La misión Celestis, que así se llama, lanzará 265 cápsulas que contienen restos incinerados y muestras de ADN para un viaje interminable en el espacio interplanetario más allá del sistema Tierra-Luna y orbitando el Sol para siempre.

A bordo hay restos del creador de la serie original de Star Trek, Gene Roddenberry, como también los de su esposa Majel Barrett Roddenberry y los miembros del reparto Nichelle Nichols, la actriz que interpretó a la teniente Nyota Uhura, y el querido actor James Doohan, quien personificó al ingeniero jefe Montgomery «Scotty» Scott de la nave estelar Enterprise.

Las muestras de ADN de los expresidentes también formarán parte de la carga de Celestis, junto con las de personas de todos los ámbitos de la vida, intereses y vocaciones.

Esta carga permanecerá fijada al Centaur V, la etapa superior del Vulcan, que se colocará en una órbita hiperbólica alrededor del Sol una vez completada la parte Peregrine del lanzamiento y el posterior agotamiento del propulsor y las actividades de seguridad estándar para una etapa superior. Permanecerá en esta órbita por la eternidad.