El Líbano se convierte en otro campo de batalla de la guerra contra Hamás

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

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Un soldado israelí con la cara de Hasán Nasralá en la chaqueta dispara proyectiles contra el Líbano.
Un soldado israelí con la cara de Hasán Nasralá en la chaqueta dispara proyectiles contra el Líbano. ATEF SAFADI | EFE

El líder de Hezbolá ve el contexto actual como suficiente para debilitar a Israel

06 ene 2024 . Actualizado a las 10:27 h.

El Líbano se ha convertido de facto en el segundo frente de la guerra que Israel declaró a Hamás el 7 de octubre del año pasado. Sin declaración oficial de guerra, el sur del país se ha convertido en un polvorín desde el que la milicia chií Hezbolá ataca con misiles y sobre el que caen los proyectiles de Tel Aviv. Todo ello con el agravante del asesinato de Saleh al Aruri, número dos de Hamás, que podría desatar una guerra mayor sobre la región.

El Ministerio de Salud libanés informó que 77 personas —entre civiles y milicianos— murieron y 251 resultaron heridas en la zona fronteriza con Israel. El líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, informó por su parte de que el grupo ha lanzado 670 operaciones diferentes sobre posiciones del Ejército y sobre poblaciones civiles que han sido evacuadas. Ambas partes aseguran no querer una guerra abierta, pero también afirman estar «preparadas» para cualquier escenario.

Una guerra abierta resultaría muy dañina. El Líbano vive al borde del colapso económico con una inestabilidad política mayúscula que podría dar cabida a que el Partido de Dios (Hezbolá) se hiciera con el poder que, ya de facto, sostiene en el país, y se agraven las tensiones. Además, «hay registrados más de 500.000 refugiados de Palestina, lo que representa cerca del 10 % de la población del país» según la UNRWA. Estos palestinos, cuya mayoría vive en condiciones miserables, podrían ser el caldo de cultivo de Hamás para expandir su franquicia en el Líbano. El propio Nasralá, igualmente, tuvo claro que perpetuar las actuales circunstancias juega a su favor, ya que el «efecto positivo» que tuvo la muerte de Al Aruri es que la imagen de Israel de cara a la comunidad internacional se «deteriora» cada vez más. Menos apoyo, menos opciones de imponer su agenda.

Una guerra improbable

Israel nació en conflicto. En 1948, todos los países árabes colindantes le declararon la guerra. Un escenario que ahora parece improbable dada la inestabilidad de los países de la órbita de influencia iraní; esto es, Irak, Líbano y Siria.

Manuel Torres Soriano, profesor de la universidad Pablo Olavide y experto en yihad global, asegura que una nueva guerra para Israel «no tiene sentido a nivel estratégico porque está ocupado en las operaciones de Gaza, por lo que abrir otro frente es bastante arriesgado, sobre todo teniendo en cuenta la limitación de tamaño del Ejército».

Por otro lado, también sostiene que los países chiíes (bajo influencia iraní) podrían «recibir una represalia militar sin demasiada capacidad de repelerla» y que la clave de si la situación irá a mayores residirá en lo que se evalúe en Teherán. «Hezbolá no tiene autonomía estratégica propia, siempre tiene que tener el permiso de Irán», apunta.

Igualmente, los esfuerzos diplomáticos para que la guerra no llegue a Beirut comenzaron ayer con las visitas de Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, y Anthony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos. Incluso Nasralá abrió la puerta a una «oportunidad histórica» para negociar los límites de fronteras con Israel a cambio de que se frenen las hostilidades. Eso sí, cuando acabe la guerra en Gaza.

Más de 76.000 desplazados por los choques entre la milicia proiraní y Tel Aviv

Los cerca de tres meses de enfrentamientos entre el Ejército de Israel y el partido-milicia chií Hezbolá en la frontera entre Israel y Líbano ha provocado el desplazamiento de más de 76.000 personas en territorio libanés, según señaló ayer la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El organismo enunció en su nota, recogida por Europa Press que hasta el 2 de enero confirmó 76.018 desplazados internos, un 2 % más que el 26 de diciembre del 2023, antes de agregar que el 79 % de ellos se encuentran en las localidades de Sur, Nabatiye, Baabda, Beirut y Sidón. Concretamente, el 65 % del total está en Sidón, Sur y Nabatiye, «probablemente debido a que estos distritos están más cerca del lugar del que se han desplazado la mayoría», mientras que alrededor del 81 % están con «familias de acogida», mientras que el 16 % optó por alquilar una casa.

La OIM definió la semana pasada actividades clave y necesidades de financiación para un escenario con un total de 140.000 desplazados, al tiempo que continúa sus trabajos con la organización SHEILD para dar apoyo psicosocial a los desplazados, entre ellos libaneses, sirios y palestinos.

En otro orden de cosas, la OIM recalcó que más de 1,9 millones de palestinos han huido de sus hogares a causa de la ofensiva del Ejército de Israel contra la Franja de Gaza tras los ataques de Hamás.