Ignacio Bermúdez de Castro: «El 23F fue el verdadero final del franquismo»

Francisco Espiñeira Fandiño
francisco espiñeira REDACCIÓN / LA VOZ

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Ignacio Bermúdez de Castro defendió su tesis doctoral sobre la repercusión cultural del 23-F en la Facultade de Filoloxía de la Universidade da Coruña
Ignacio Bermúdez de Castro defendió su tesis doctoral sobre la repercusión cultural del 23-F en la Facultade de Filoloxía de la Universidade da Coruña CÉSAR QUIAN

El abogado es doctor cum laude en estudios literarios por la UDC con un análisis diferente del golpe de Estado de 1981

05 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Ignacio Bermúdez de Castro (A Coruña, 1960) se gana la vida como abogado de familia, pero es un erudito en el sentido clásico de la palabra. Además de en Derecho, es licenciado en Geografía e Historia, en Ciencias Políticas y Sociología, en Filosofía y en Historia del Arte. Tiene un máster en Historia Contemporánea de España en el contexto internacional y acaba de poner el broche a cuatro décadas de vida universitaria activa con un doctorado, calificado cum laude, de Estudios Literarios en la Universidade da Coruña con un análisis diferente del golpe de Estado de 1981: El 23 F, relato histórico, literario y audiovisual : una perspectiva comparada.

—¿Por qué uno tesis a los 63 años?

—Todo empezó hace tres años en una conversación con amigos. Es un tema que nos apasiona y me pareció una excelente oportunidad de poner la guinda a una vida universitaria que he desarrollado sin interrupción desde los 18 años.

—¿Dónde le sorprendió a usted el golpe de Tejero?

—En mi colegio mayor, de militares, en Santiago. Estudiaba segundo de Derecho.

—Parece que escribir e investigar sobre el 23F sigue siendo tabú.

—En mi tesis aporto datos sobre aspectos poco conocidos del golpe. Por ejemplo, que dio a luz a una ingente calidad de libros y películas, no siempre de la mejor calidad y rigor. Es cierto que hay muchas cosas que siguen sin saberse.

—¿Por qué?

—Porque fue un momento de gran vergüenza e ignominia, pero es la clave de la confirmación de la democracia en España.

—Explíquese.

—El asalto de Tejero fue la oportunidad perfecta para avanzar en la reconciliación entre la sociedad civil y el estamento militar. El 23F supuso el verdadero final del franquismo, aunque el objetivo de los golpistas fuera el contrario. Supuso la consolidación definitiva de la democracia.

—¿Qué queda por saber?

—Si hacemos caso a investigadores como Javier Cercas, no debería quedar mucho. Pero es probable que nuestra generación nunca descubra toda la verdad porque muchos documentos y conversaciones están protegidos por la ley de secretos oficiales y tardarán décadas en desclasificarse. Mucha documentación se ha destruido ya.

—Falta por esclarecer el papel de Juan Carlos y la identidad del llamado «elefante blanco».

—Empezando por lo segundo, le diría que lo de elefante blanco era una manera de elevar el rango del implicado. Según mis investigaciones y las de muchos otros, el principal candidato a cerebro de la operación es el general Alfonso Armada, aunque hay otros que apuntan a Cortina o a un desconocido para el gran público, el general De Santiago y Díaz de Mendíbil.

—¿Y el emérito?

—Es evidente que conocía la operación. De hecho, ese día no mandó a sus hijos al colegio. Armada fue su preceptor y se valió de esa cercanía para movilizar a compañeros de armas. El emérito evitó un golpe más cruento, pero el que hizo fracasar el golpe fue Tejero.

—¿Cómo?

—Cuando Armada le entregó la lista de ministros del Gobierno de concentración y vio que había socialistas y comunistas, el teniente dijo que a él no lo habían llamado para engañarlo, impidió la entrada del general y abocó el golpe al fracaso.

—¿Hay riesgo de que se repita un golpe como el del 23F?

—Creo que con armas es imposible. Pero casos como el del procés son de tanta importancia como el 23F. Según el ordenamiento jurídico, el 1-O sería un golpe de Estado. Y no valen interpretaciones esotéricas del Código Penal, porque en Derecho hay una máxima que dice que donde la ley quiso, dijo.

—Pero quedan algunos manifiestos de militares nostálgicos...

—El riesgo de golpe de los compañeros de armas de la División Azul se conjuró con el pase a la reserva de la mayoría de ellos, que tenían lazos de amistad o de sangre, a los tres o cuatro años del golpe. El franquismo se extirpó radicalmente de los cuarteles y hoy es impensable un movimiento contra la democracia. Los de los manifiestos son militares retirados que no tienen mando ni ascendiente sobre las tropas.