Carmen Albo: «Cocino y pongo la mesa de Navidad el día antes para poder ir de vinos el 24»
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La cocinera y bloguera defiende hacer de la cocina algo «facilón y lucido» y la receta le funciona. Tras estudiar Derecho y ser profesora de márketing, vive de su blog guisándomelavida.org
17 dic 2023 . Actualizado a las 00:24 h.Las principales empresas de alimentación de Galicia han encontrado un filón en Carmen Albo (Vigo, 1964). «Odio la palabra influencer, pero reconozco que la gente me sigue y que me para en el Gadis para decirme que me conoce por Instagram». Sus recetas en guisándomelavida.com tienen miles seguidores y sus cursos de cocina son un éxito en las semanas previas a Navidad. ¿La receta? Según ella, no complicarse la vida. «Yo no he estudiado cocina, no voy de eso, yo soy una autodidacta que intenta hacer de la cocina, y la vida, algo facilón y lucido». Por eso una de las primeras cosas que enseña en sus clases es a simplificar, «salvo que tengas mayordomo o doncella».
Descendiente de los fundadores de la conservera Albo, Carmen sabe lo que es vivir con servicio, aunque para ella el verdadero lujo es disfrutar de las fiestas sin estar pegada a la cocina. «A mí me encantan las mesas de Navidad bien puestas, tengo muchas vajillas, pero la mesa la pongo el día antes. Y la mayoría de los platos los cocino la víspera del 24 para poder irme de vinos a brindar con mis amigos el día de Nochebuena o de Fin de año». Para esas fechas, recomienda entrantes fríos, como uvas con salsa de queso gorgonzola o tostas de guacamole y sardina ahumada, «un día así el guacamole hay que comprarlo hecho y tunearlo, el casero se pone oscuro enseguida». El menú lo remata con un cóctel de marisco «modernizado» y un rosbif.
Sus trucos y desparpajo la han convertido en una referencia de la que se fían aprendices a cocinillas, pero también marcas como Coren o Gadis, para las que trabaja poniendo en valor el producto. «Para mí es importante la credibilidad y fiabilidad. He renunciado a anuncios de productos que yo no compraría ni me comería. Prefiero decir que no a una pizza precocinada y hacerle una campaña luego a una pizza artesana gallega, bajándole mi tarifa, para apoyarles». Dice quien estudió Derecho y se especializó luego en dar clases de márketing.
Presume de buen comer aunque le suponga después épocas de «austericidio», como llama a sus semanas de menú proteico y pocas calorías. «Yo cocino mucho en microondas, las verduras al vapor quedan riquísimas. Si veo un brécol con bistec a la plancha, se me hace bola. Lo aderezo, le pongo naranja o ralladura de lima... Hay que ponerle gracia a la cocina y a la vida. La vida ya es un bistec con patatas la mayoría de los días... Hay que ocuparse de que con mínimo esfuerzo tengas un gran resultado». Ha escrito dos libros de cocina sobre recetas equilibradas.
Pan bao versus xoubas
Albo imparte hoy el último de sus cursos de Navidad en su taller de Velázquez Moreno. «Las luces me tienen loca, me han anulado muchos alumnos por el tráfico, la gente no tiene dónde aparcar». Aunque vivió sus primeros años en Cádiz, donde quiere jubilarse, y estudió en Madrid, Carmen es viguesa, al menos, de tres generaciones. Su alegría y dotes culinarias asegura que no tienen mérito. «Son de herencia, de mi abuela Romana. Como mi abuelo viajaba mucho por trabajo, ella se traía revistas de cocina de Italia y Francia. En casa se comían cosas que no había en ningún otro sitio. Mi abuela se ponía a cocinar vestida de boda y si se le caía un lamparón, se ponía un broche encima y se iba al evento. Ese disfrutar de la vida, es genético». Su primer recuerdo en la cocina es hacer empanadillas subida a un banco.
Su abuelo Venancio fue quien abrió en Vigo la fábrica de Albo, en el año 1929, empresa que fue propiedad de la familia cinco generaciones, hasta hace seis años que la compró el grupo chino Shanghai Kaichuang. La globalización en lo culinario está haciendo que se pierda riqueza autóctona, según la experta en cocina. «No creo que haya una cocina típica viguesa, como mucho la tarta Llanderas, pero da pena que culinariamente se pierda un poco la esencia de lo que somos. Está bien que la soja esté en cualquier cocina, pero no tiene sentido que sea más fácil encontrar en Vigo un pan bao que unas xoubas fritas». Ella se ha propuesto, en el nuevo año, cocinar más recetas de pescado, ante la caída del consumo de este producto.
Ni tiene receta favorita ni plato para conquistar. «Cuando me enamoro y quiero sorprender, la primera vez me sale un destrozo», dice riendo. «No se liga mucho cocinando», asegura quien define cocinar como un acto de amor: «Es una forma de demostrar que aprecias a alguien, soy muy invitona, me gusta mucho compartir una mesa». Aunque en ese caso, dice, lo más importante no siempre es la comida. «Hay que saber ser igual de feliz con una tortilla de patatas que con un foie». Su receta la aplica al día a día: «En los fogones hay que perder la inseguridad y echarle imaginación. No hay que tener miedo a mezclar o fracasar, ni en la cocina ni en la vida».
Su canción favorita
«Have I Told You Lately», de Van Morrison. «En mi casa siempre se escucha música. El dinero que más a gusto pago al mes es el de la plataforma online. Escucho mucho jazz, y a muchas mujeres, pero en esta ocasión me quedo con Van Morrison. Este tema me parece una canción de amor preciosa».