El Gobierno británico endurece los requisitos para dar visados de trabajo a los extranjeros

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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James Cleverly, en una imagen de archivo.
James Cleverly, en una imagen de archivo. DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

Incrementa a los 45.000 euros anuales el salario mínimo exigido

10 dic 2023 . Actualizado a las 22:10 h.

La inmigración sigue dominando el debate político en el Reino Unido. El anuncio de que el año pasado entraron legalmente en el país 745.000 extranjeros, y no los 606.000 que se habían anunciado en un principio, provocó un terremoto en las filas del gobernante Partido Conservador y para frenar una rebelión el primer ministro Rishi Sunak ha decidido tomar medidas. Así, el lunes envió a su ministro del Interior, James Cleverly, al Parlamento para anunciar un endurecimiento de los requisitos para que ciudadanos de otros países puedan obtener visados de trabajo.

«La gente está preocupada por si conseguirá vivienda, cita con su médico, plazas para sus hijos en los colegios y acceso a otros servicios cuando ven que sus comunidades crecen rápidamente», afirmó el ministro, quien aseguró que el nuevo paquete de medidas diseñadas por su cartera reducirá en 300.000 el número de foráneos que puedan llegar legalmente al país el próximo año.

Entre los cambios que entrarán en vigor el 1 de enero están un aumento de casi el 50 % del salario mínimo exigido. Hoy para poder optar a una visado de trabajo los extranjeros deben contar con un sueldo de 26.200 libras anuales (30.566 euros), pero en cuestión de semanas deberán presentar una oferta salarial de 38.700 (45.150 euros). La exigencia supera incluso el promedio nacional: 34.963 libras (40.790 euros).

Los médicos y enfermeras están exentos de ese umbral de ganancias para no afectar a las contrataciones que requieran la sanidad pública (NHS) o los servicios sociales, dijo Cleverly. Pero los foráneos que consigan un trabajo en el NHS o en los geriátricos no están libres de limitaciones: ya no podrán traer consigo a familiares dependientes. Los universitarios tampoco podrán venir acompañados, y las familias ya establecidas en el país que quieran traer a algún otro pariente deberán demostrar que pueden mantenerlo económicamente.

Desde la oposición rechazaron las medidas. «Esto es una admisión del fracaso de este Gobierno y del caos que hay en la política migratoria», afirmó la diputada laborista Yvette Cooper.

Desde el sector de la asistencia social advirtieron que vienen tiempos difíciles. «Más residencias y geriátricos cerrarán», afirmó a la BBC Mike Padgham, director del Independent Care Group, una firma que opera varias residencias de mayores en el norte de Inglaterra.