La planta por excelencia de este mes puede aguantar hasta Reyes y más allá. Seleccionar un buen ejemplar, escoger una ubicación adecuada, cuidar la temperatura y no pasarse con la regadera son las claves para que resista
30 nov 2023 . Actualizado a las 19:41 h.Comprar una flor de Pascua para adornar la casa durante las fiestas y que no llegue ni al 24 de diciembre es, como los villancicos o el turrón, un clásico de las Navidades. Pero esto no tiene por qué ser así. Conseguir que estas plantas tan características aguanten, no todo el mes de diciembre, sino durante años, es cuestión de saber tratarlas.
Pero, lo primero es partir de una buena base y escoger un buen ejemplar: «No son lo mismo las flores que llegan en masa a grandes áreas comerciales que las que llegan a un establecimiento más pequeño», indica Raquel Pillado, de la Florista del Castillo, en Ferrol. «Son plantas mucho más selectas —continúa—, escogidas una a una y con mucha más durabilidad. Partimos de un cultivo diferente y mucho más reducido, en el que las piezas están mucho más mimadas». Se suman, desde la coruñesa Flor de Abril, Eva y Ana, que ofrecen, además, tres claves para identificar, a simple vista, una flor de calidad: «Que las hojas estén pobladas, que tenga una buena forma y que el color sea intenso».
LUZ, PERO NO MUCHA
Cuando la planta ya está en casa, escoger una ubicación adecuada es clave para que dure lo máximo posible: no tiene que estar donde quede bien, sino donde ella esté bien. Lo primero a lo que hay que prestar atención es a la iluminación. Desde las floristerías indican que la flor de Pascua no puede sobrevivir sin luz, pero hay que dosificarla: «Es importante que tenga claridad, pero evitando la exposición al sol directo», explican desde Agroflor.
Lo siguiente a lo que hay que atender es a la temperatura, evitando los extremos y buscando lo que Raquel Pillado llama «una temperatura de hogar», que, termómetro en mano, debería encontrarse entre los 15 y los 20 grados. «El frío las mata», indica desde Ferrol esta florista, pero el calor también, por lo que, añade, «tampoco se trata de ponerla al lado de un horno».
En cuanto al riego, uno de los mayores quebraderos de cabeza entre los poco experimentados en el mundo de la botánica, la flor de Pascua tiene sus peculiaridades. Para conservarla, conviene no venirse demasiado arriba con la regadera. Es más, lo ideal es no usarla: «Lo mejor es colocar un recipiente con agua debajo de la maceta para que la propia planta vaya absorbiendo según la vaya necesitando», indican desde Agroflor. Y es que esa es, precisamente, la clave: dar de beber a la planta cuando tenga sed, ni antes ni después. «Es difícil establecer una frecuencia de riego: cuando vemos que la tierra está seca las regamos abundantemente y no volvemos a hacerlo hasta que vemos que lo necesita. Con demasiada agua, se pudre», señala Eva Braña.
Siguiendo estos consejos, las profesionales coinciden en que la planta no debería morir y puede durar incluso de un año para otro. Eso sí, no hay que asustarse de los cambios que pueda sufrir: «Aunque se caigan las hojas, no hay que tirarla. La mayoría de las veces está viva, es el ciclo natural de la planta», concluyen desde Flor de Abril.