Huelga general en Italia contra los Presupuestos de Meloni

Valentina Saini VENECIA / E. LA VOZ

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Una pancarta que representa a Meloni, en la manifestación sindical en el centro de Roma.
Una pancarta que representa a Meloni, en la manifestación sindical en el centro de Roma. REMO CASILLI | REUTERS

Para los sindicatos, la ley no frena el empobrecimiento de asalariados, pensionistas y autónomos, ni ofrece un futuro a los jóvenes

18 nov 2023 . Actualizado a las 10:14 h.

El pulso entre los sindicatos CGIL y UIL, y el Gobierno de Giorgia Meloni desembocó en la primera huelga general en años Italia. Durante ocho horas, este viernes se paralizaron en todo el país el sistema educativo, correos y la sanidad (aunque se garantizaron los servicios esenciales y de urgencias) entre otros sectores. Los motivos del parón son económicos: se convocó para protestar contra la ley de Presupuestos del 2024, que según los representantes de los trabajadores «no detienen el dramático empobrecimiento» de asalariados, pensionistas y autónomos, ni ofrece un futuro a los jóvenes.

«Creo que esta huelga era absolutamente necesaria», afirma Anna, una profesora originaria del sur que vive en Verona (nordeste). «Este Gobierno ignora los problemas de los trabajadores, lo demuestra la poca atención que presta a la escuela y a los jóvenes».

La ley de Presupuestos prevé destinar 5.000 millones de euros a la renovación de contratos para el sector público, pero según los sindicatos esa cantidad no es suficiente para contrarrestar los efectos de la inflación, que está causando graves dificultades a los empleados.

La huelga cuenta con el apoyo del Partido Demócrata (PD) y el Movimiento 5 Estrellas (M5E), y en el centro del país también se sumaron los trabajadores de las empresas privadas. En los próximos días, de forma escalonada pararán trabajadores del sector privado en Sicilia, en el norte de Italia, en Cerdeña y, por último, en el sur del país. 

Limitación de Salvini

Los empleados de transportes querían sumarse a la huelga, pero el Ministerio de Transportes, dirigido por el viceprimer ministro y líder de la Liga, el ultraderechista Matteo Salvini, los obligó a limitar el paro a cuatro horas por la mañana. A las puertas de la estación de trenes de Vicenza (nordeste), un empleado ferroviario, dijo a La Voz: «Es inaceptable que Salvini nos haya limitado. La huelga es un derecho y esta huelga es necesaria. No nos pagan lo suficiente».

El paro, efectivamente, apenas se notaba y los viajeros decían que no habían sufrido grandes problemas ni retrasos.

En los días previos a la huelga, Salvini calificó las reivindicaciones de los sindicatos de «caprichos» y acusó a Maurizio Landini, líder del principal sindicato, CGIL, de querer alargar su fin de semana. También calificó de inaceptable la idea de parar todo un país durante 24 horas. En oposición a Salvini, el exsecretario del sindicato CGIL, Sergio Cofferati, afirmó que ha habido un «ataque a la Constitución» y, en particular, al derecho de huelga.

Según los datos ofrecidos por los sindicatos convocantes, la adhesión a la huelga rozó el 100 % en los puertos, el 80 % en el ámbito de la logística y el 70 % en el transporte público y ferroviario. En ciudades como Milán y Roma, miles de estudiantes salieron a las calles para pedir mayores recursos para educación.