España, incapaz de seguir el ritmo del resto de Europa en cuanto a bienestar

María Viñas Sanmartín
maría viñas REDACCIÓN / LA VOZ

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No logra reducir su pobreza multidimensional, que se eleva hasta un 15 %

17 nov 2023 . Actualizado a las 18:20 h.

El filósofo indio Amartya Sen, Nobel de Economía en 1998, lleva décadas defendiendo que los ingresos no son el único factor que contribuye al bienestar y la libertad, que el nivel de desarrollo no solo tiene que ver con el PIB, que también influye la capacidad de llevar una buena vida, de «estar libre de enfermedades y analfabetismo», de habitar una vivienda digna en un lugar seguro. Las vidas humanas, dice, se maltratan y empequeñecen de múltiples y muy distintas maneras. Y es precisamente este bienestar lo que definen los niveles de pobreza multidimensional que complementan a la monetaria. No está aplicada España en la materia: en los últimos años apenas ha variado su incidencia, que asciende al 15 %, mientras otros países europeos con porcentajes superiores o inicialmente similares experimentaron reducciones de hasta cinco puntos.

Según el estudio Dinámica de la pobreza multidimensional en España y otros países europeos, elaborado por el Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”, actualmente 2,4 millones de niños y niñas viven en hogares por debajo del umbral de la pobreza en España, dato que equivale al 29 % de los menores de 18 años —casi uno de cada tres—. Además, el 28 % de los jóvenes se encuentra en situación de desempleo. Se prevé además que en el 2050 las personas mayores representen el 36 % de la población española. Ya a día de hoy, casi tres millones de mayores viven en situación de soledad y alrededor de 116.000 requieren atención psicosocial al final de la vida.

Tras analizar más de 20 países europeos entre el 2016 y el 2020, el informe aprecia que en el caso concreto de España no existe una privación única que implique mecánicamente pobreza, es decir, que no hay una carencia general acusada —mala salud, hacinamiento, vivienda precaria, nivel educativo bajo, falta de trabajo, privaciones materiales—, pero revela que las personas con varias necesidades tienen mayor riesgo de ir a peor, en comparación con las que gozan de una buena situación. Que la precariedad llama a más precariedad. «Las privaciones —recoge el trabajo de ”la Caixa”— tienden a interrelacionarse con el tiempo».

Un vistazo a los datos de cada país y a su evolución delata que en algunos cuesta menos que en otros mejorar en los distintos indicadores, levantar cabeza, lo que sugiere que los acuerdos sociales —el marco institucional, la situación legal y las normas de convivencia— son la pieza clave. La evidencia presentada subraya la importancia de coordinar programas y medidas en absolutamente todos los campos para superar no solo las privaciones ya sufridas, sino también para prevenir futuras carencias.

Cronificación de la pobreza

En este contexto de pobreza cronificada, desde la Fundación ”la Caixa” ponen en valor la importancia de la «filantropía colaborativa» con todos los agentes del territorio para anticiparse a las necesidades sociales. Su subdirector general, Marc Simón, enumeró ayer, durante la presentación del estudio, algunos de los programas sociales que llevan a cabo, desplegados de la mano de un millar de entidades e instituciones. Citó, entre otros, el de CaixaProindancia, con el que acompañan a más de 62.000 niños y niñas en situación de vulnerabilidad y a más de 38.000 familias; el de Incorpora, con el que consiguen cada año un empleo a más de 45.000 personas en riesgo de exclusión; y el programa de Personas Mayores, en cuyas actividades participan cerca de 300.000 personas mayores cada año.