El presidente asiático insta a Estados Unidos a «no apostar contra China» ni «interferir en sus asuntos internos». Ambos mandatarios muestran su acercamiento y pactan sobre el fentanilo y la comunicación militar
16 nov 2023 . Actualizado a las 08:31 h.El presidente de China, Xi Jinping, instó a Estados Unidos a «no apostar contra China» ni «interferir en sus asuntos internos», durante una cena con empresarios estadounidenses en San Francisco a la que asistieron, entre otros, Elon Musk de Tesla, y Tim Cook, de Apple. Xi acudió a esta cita después de haberse reunido horas antes con su homólogo estadounidense, Joe Biden, para tratar de estabilizar vínculos y prevenir un conflicto abierto ante su relación de competencia. «China nunca apuesta contra Estados Unidos, y nunca interfiere en sus asuntos internos. China no tiene intención de desafiar a Estados Unidos o de desbancarlo. Al contrario, nos alegraremos de ver un Estados Unidos confiado, abierto, en constante crecimiento y próspero», declaró en su discurso el líder chino, según la agencia oficial Xinhua. De la misma forma, Xi expresó su esperanza de que Washington «acoja con beneplácito una China pacífica, estable y próspera».
El mandatario del gigante asiático afirmó que es «un error» ver a China, que está «comprometida con el desarrollo pacífico», como «una amenaza» y jugar «un juego de suma cero» contra ella. Xi subrayó que la cooperación mutuamente beneficiosa es «la tendencia de los tiempos actuales» y una «propiedad inherente» de las relaciones entre las dos potencias. «China está persiguiendo un desarrollo de alta calidad, y Estados Unidos está revitalizando su economía. Hay mucho espacio para nuestra cooperación, y somos plenamente capaces de ayudarnos mutuamente a tener éxito y lograr resultados mutuamente beneficiosos», aseguró el presidente chino.
El convite, celebrado en los márgenes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que acoge San Francisco hasta el viernes, congregó a magnates y consejeros delegados que pagaron hasta 40.000 dólares por cada mesa de ocho comensales. China trata de reactivar su economía, cuya recuperación tras tres años de férreo cierre por la pandemia está siendo más lenta de lo esperado, lastrada por la crisis del sector inmobiliario, la ralentización de la demanda y la alta deuda de los gobiernos locales y regionales, entre otros factores.
Primer encuentro en un año
Era la primera vez que Joe Biden y Xi Jinping se veían las caras en un año. Desde entonces, la coexistencia entre las dos primeras potencias mundiales ha estado plagada de desencuentros, hasta el punto de que la relación había alcanzado su peor momento en décadas. Hace nueve meses, un globo espía chino que sobrevolaba los Estados Unidos agrió unas relaciones muy dañadas desde agosto de 2022, cuando Nancy Pelosi— entonces presidenta de la Cámara de Representantes— visitó Taiwán. Antes del episodio del dirigible, Biden y Xi se reunido en el marco de la cumbre del G20 en Indonesia, pero el cruce de acusaciones motivado por el globo cortó la comunicación entre ambos líderes. Ni encuentros ni conversaciones telefónicas durante más de 365 días.
Pacto sobre el fentanilo y la comunicación militar
Las dos potencias habían dejado claro que el objetivo del encuentro era restablecer las líneas de comunicación para que un incidente arbitrario no desemboque en una crisis de consecuencias impredecibles. «Hemos acordado que se mantendrán las líneas de comunicación abiertas, incluyendo entre el presidente Xi y yo. Los dos hemos acordado que cada uno de nosotros podrá tomar el teléfono, llamar directamente y se le escuchará de manera inmediata», detalló Biden en una rueda de prensa posterior al encuentro. Al respecto, uno de los grandes logros de la reunión fue el restablecimiento de las comunicaciones entre las Fuerzas Armadas de los dos países, que se rompieron hace más de un año tras la polémica visita en agosto de 2022 a Taiwán de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi.
Otro de los logros de la cita fue un acuerdo para que China controle la salida de su territorio de unos productos químicos que carteles del narcotráfico de México usan para fabricar el fentanilo y venderlo ilegalmente en Estados Unidos, anunció la Casa Blanca. El Gobierno chino no dijo específicamente que se hubiera alcanzado un acuerdo sobre fentanilo en su comunicado oficial, pero sí indicó que se había llegado a un acuerdo para crear un «grupo de trabajo» sobre narcóticos.
Lo que sí volvió a quedar patente durante la reunión fue la tensión entre las dos potencias sobre Taiwán, la isla autogobernada de sistema democrático que China reclama como parte de su territorio y a la que Washington envía gran cantidad de armamento. En concreto, Xi aprovechó para resaltar que Taiwán sigue siendo el tema «más importante y sensible» en las relaciones bilaterales y, directamente, instó a Biden a tomar «acciones reales» para honrar su compromiso de no apoyar la independencia de Taiwán.
Por último, Biden reveló en su rueda de prensa que trasladó a Xi su preocupación por «abusos de derechos humanos» en Taiwán, el Tíbet y la región noroccidental china de Xinjiang y, además, le proporcionó los nombres de los estadounidenses detenidos en China para pedirles su liberación. Los dos líderes también se comprometieron a incrementar los vuelos comerciales directos entre las dos naciones y colaborar en inteligencia artificial.
Exhibición ante el mundo
La reunión entre ambos mandatarios duró más de cuatro horas y tuvo como escenario la mansión campestre Filoli, situada a unos 40 kilómetros de San Francisco y reconocida por ser uno de los escenarios de la serie Dynasty (Dinastía). La reunión empezó con los dos líderes posando sonrientes ante las cámaras de televisión mientras se estrechaban la mano y saludaban a la prensa. Terminó con los dos caminando por los jardines de la mansión, de unas seis hectáreas e inspirados en el Renacimiento inglés.
Todo estaba calculado al milímetro para estabilizar la relación bilateral y hacer una exhibición ante el mundo de sintonía, tanto que hasta Biden aprovechó para desearle un feliz cumpleaños a la esposa del mandatario chino, Peng Liyuan, y quien comparte con el estadounidense la fecha de nacimiento. En concreto, según explicó a la prensa un alto funcionario estadounidense, Biden pidió a Xi que trasladara las felicitaciones a su esposa y él respondió diciendo que estaba «avergonzado» porque había estado trabajando tanto que se le había olvidado que era su cumpleaños la siguiente semana.
Pero a pesar de todos los esfuerzos para mostrar acercamiento, el encuentro no se cerró tan bien: Al marcharse, Biden acabó diciendo a los periodistas que sigue pensando que Xi es un «dictador», un calificativo que ya los alejó la primera vez que lo usó en junio de este año.