Félix Arteaga: «Hamás hará todo el daño que pueda y luego huirá camuflado entre civiles»

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD · Exclusivo suscriptores

El investigador Félix Arteaga.
El investigador Félix Arteaga. Fto Real Instituto Elcano

El investigador de Seguridad y Defensa en el Real Instituto Elcano analiza la ruptura de un patrón que se mantuvo inalterable durante casi 20 años

07 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El 7 de octubre, Félix Arteaga vio cómo un patrón que parecía sólido se rompía en mil pedazos. Es el investigador principal de Seguridad y Defensa en el Real Instituto Elcano y conoce muy de cerca el conflicto entre Israel y Hamás. «Lleva sucediendo lo mismo desde el 2005, cuando Israel devuelve los territorios de la Franja de Gaza, expulsa a sus colonos, retira a sus tropas», dice. «A partir de ahí Hamás se instala en la Franja y, de acuerdo con su ideología y su carta fundacional, lo que hace es hostigar a Israel. Se crea un patrón a lo largo de más de una docena de enfrentamientos en los que los islamistas atacan desde dentro de la Franja (en contadas ocasiones han salido fuera) e Israel reacciona. A veces a distancia, a veces enviando tropas para ocupar el terreno o para combatir y al final suele acabar en un alto el fuego o en un acuerdo con mediadores y se empieza a contar el tiempo hasta que vuelva a ocurrir de nuevo. El patrón siempre es el mismo».

—Pero ahora este patrón se ha roto, ¿no? Una declaración de guerra por parte de Israel es algo totalmente inesperado.

—Sí, porque también es inesperado el nivel de la agresión. Hasta ahora, Hamás nunca había combinado una invasión del territorio con la matanza de civiles y militares. Es un ataque deliberado y eso es algo que ha roto el patrón, por eso el Gobierno ha decidido declarar la guerra y por eso estamos viendo una respuesta mucho más intensa.

—¿Intenta Israel demostrar que nadie puede superar su potencia militar?

—Bueno, hasta ahora el saldo de esos enfrentamientos ha sido siempre favorable a Israel en la medida en que Hamás ha tenido que moderarse o llegar a algún acuerdo para que la situación no se prolongara. Pero esa capacidad de disuasión que tenía antes no ha funcionado esta vez, y eso ha creado una alarma social entre los israelíes. Creían que las fuerzas armadas los protegían y ahora demandan restaurar esa disuasión como sea. Y en eso está el Ejército.

—Muchos analistas predecían que, en el caso de haber una operación muy dura, tendría que ser muy corta. Pero parece que se alarga cada vez más.

—Este tipo de operaciones son muy complicadas y no se pueden poner en marcha como cuando el objetivo solo eran acciones de castigo limitadas. En este caso, Israel busca acabar con Hamás, entonces eso obliga a un enfrentamiento urbano a través de varias fases: primero una preparación aérea y de artillería —que es lo que vimos en las primeras semanas—, luego una serie de incursiones de grupos especiales para tantear el terreno y controlar las vías de salida. Así, poco a poco, irán cercando a las milicias. En esa fase estamos ahora.

—¿Por qué no se ha producido aún una entrada masiva de tropas?

—Porque los israelíes saben que en estos combates es mejor ir despacio, para ahorrar vidas propias y reducir el número de bajas colaterales, que en entornos urbanos siempre es muy alto. Precisamente por eso Hamás ha elegido este tipo de combate: mueran soldados israelíes o civiles palestinos, les va bien. Si mueren israelíes, todos los grupos de milicianos en el entorno se fortalecen. Si mueren palestinos, la imagen de Tel Aviv se ve perjudicada: aparecen dudas, presiones externas… Eso coloca a Israel en una posición asimétrica.

—Entonces, ¿Hamás tiene alguna posibilidad de sobrevivir al ataque?

—Tiene muchas. Son ellos los que deciden hasta cuándo resisten y cuándo se van. Estarán intentando hacer el máximo daño posible combatiendo en la retaguardia, utilizando los túneles. Cuando se les acaben las municiones o vean que corren riesgo, se moverán hacia el sur para confundirse con la población e intentar salir por el paso de Rafah si se abre finalmente. Eso ya lo han intentado hacer, de hecho, y está ralentizando la salida de las ambulancias y de los autobuses [provoca que sean necesarios muchos controles].

—¿Cree que habrá una entrada militar por tierra a gran escala en la Franja y en la Ciudad de Gaza?

—No, no es de esperar. Primero porque no todas las fuerzas armadas que están movilizadas están preparadas para ese tipo de combate (las que entran deben «entrenar» sobre el terreno), y segundo porque la aglomeración facilitaría blancos a las milicias de Hamás. Lo que veremos será un flujo, más que una avalancha, de tropas que se irán relevando, porque el combate urbano es letal en muchos aspectos, causa muchas bajas y también estrés y desgaste.

—¿Cómo prevé que será el desenlace? ¿Cambiará algo?

—No, el patrón no cambiará. Mientras Hamás mantenga su idea de acabar con Israel, de no reconocerlo y de llevar a cabo este tipo de acciones, no se conseguirá más que acuerdos temporales. Hamás habla por todos los palestinos que viven en Gaza, y así no hay forma de que se llegue a una solución, porque las milicias no tienen ningún objetivo político o social; solo quieren hacer daño a Israel. Tal vez la solución de dos estados sea la única salida a largo plazo, pero para eso es necesario un interlocutor palestino. De momento, cada episodio es más violento que el anterior, más desesperado, y no hay un desenlace a la vista.