Cómo sobrevivir a una relación a distancia: «Justo cuando me di cuenta de que estaba enamorada, tuve que dejarlo a él en Australia»
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Un amor a prueba de miles de kilómetros. Esta gallega se marchó a la otra punta del planeta con la idea de conocer mundo durante un año. Lo que no sabía es que el destino puede llegar a ser muy caprichoso y que terminaría no queriendo volver
06 nov 2023 . Actualizado a las 17:39 h.La historia de amor de Belén Mayor (Lugo, 1993) con Australia empezó en el 2019 cuando se marchó a vivir allí con una visa de Working Holiday con el objetivo de trabajar y conocer el país con la premisa de volverse tras un año. Y, como dice la leyenda japonesa del hilo rojo del destino que une a dos personas, su camino se juntó con el de Julian Cassano, un joven australiano de origen italiano. «Era diciembre y yo estaba trabajando en el bar Arbory Afloat en Melbourne. Aquí es uno de los locales más frecuentados por la gente joven. Lo abren solo en verano y cada año tiene una temática diferente, ese año era México», cuenta la lucense. «Coincidió que Julien vino al bar y se acercó a hablar conmigo. Me sorprendió bastante que lo hiciese porque es una persona muy tímida. Me preguntó de dónde era y me propuso enseñarme su ciudad», añade ella que después de ese primer encuentro se vieron a los tres días.
«Fue muy bonito, me llevó a una playa de las más famosas que tienen por aquí y nos empezamos a conocer más», explica la joven. Esa fue la primera de muchas otras citas que sucedieron en los siguientes tres meses. Hasta que la pandemia explotó por todo el mundo y el 14 de marzo el Gobierno de España anunció el confinamiento. A Belén la pilló de viaje con su madre, que había ido de visita, por la isla de Tasmania en autocaravana: «La cosa empezó a torcerse y prácticamente a cada hora un país nuevo cerraba sus fronteras, pero aquí en Australia todo seguía con normalidad. El que peor lo pasó fue mi padre, que veía desde España lo dura que se estaba poniendo la situación y nos decía que teníamos que volver, pero como aquí estaba todo bien no le hacíamos mucho caso». Finalmente, la situación se complicó con el decreto del estado de alarma en España. «Mi padre nos dio un ultimátum y en un principio iba a volver solo mi madre, pero tuve que irme con ella porque estaban cerrando aeropuertos de varios países. Ella no se maneja bien con el inglés y teníamos miedo de que se quedase tirada en algún país árabe», relata la joven.
UN ADIÓS EXPRÉS
Tomar la decisión de volverse a España tan pronto no fue fácil y recuerda que ese día fue, sin duda, uno de los peores de su vida. Llamó a Julien y le explicó la situación: «Él me dijo que tenía que hacer lo correcto e irme con mi madre, que él no me podía decir si quería que me quedase o que no. Lloré mucho, porque me estaba dando cuenta de que estaba enamorada de verdad de él». Al día siguiente su madre voló a Sídney y ella a Melbourne para recoger sus cosas y luego reunirse con su madre en la capital. Allí pasaron su última noche juntos ante la incertidumbre de no saber cuándo podrían volver a verse. «Esa noche cenamos en una de las mejores pizzerías de la ciudad y nos despedimos. Fue una velada muy emotiva y triste. Al día siguiente me acompañó al aeropuerto y nos dijimos adiós», cuenta Belén.
Ya de vuelta en la casa de sus padres, en Lugo, le dio un bajón: «Venía de estar unos meses allí pasándolo genial, conociendo a gente nueva y rodeada de una naturaleza maravillosa. Y me vi encerrada en la casa de mis padres en la que llevaba sin vivir unos 4 o 5 años. Fue un cambio enorme». Julien y ella mantuvieron una relación a distancia, hablando todos los días y con vistas a que cuando la pandemia mejorase, ella volvería a Australia. Pero la cosa se complicó y el país cerró a cal y canto. Nadie podía entrar y salir de él sin permiso del Gobierno. «A los seis meses me parecía una exageración, no se veía la luz al final del túnel, así que le pregunté si quería terminar con la relación. Me dijo que no y los dos nos comprometimos más con lo nuestro», relata la joven. Hasta que descubrieron que Julien podía pedir una excepción al Gobierno de Australia para venirse a España con ella. «Al tener familia italiana, tiene pasaporte italiano. Tuvo que ir a la policía con unos papeles y firmar una declaración jurada de que su pareja vivía en el extranjero. Al principio se la denegaron, pero consiguió que se la aceptasen y pudo venir a Europa», explica ella.
Finalmente, los dos se reunieron en Valencia en junio del 2021 porque, después del confinamiento, Belén consiguió trabajo allí y se fue de su casa en Galicia. «Él es profesor de educación primaria y se tuvo que pedir una excedencia de año y medio para poder estar conmigo en España hasta que abriesen su país», dice Belén. Los dos tenían claro que iban a volverse a Australia para vivir juntos porque económicamente está mucho mejor que España. Así, un año después, en junio del 2022, regresaron a Melbourne.
Ahora Belén trabaja en un firma de diseño de interiores muy conocida allí y su pareja continúa con su trabajo como docente en un colegio de Melbourne. Mientras, siguen construyendo su historia, el próximo paso importante en su relación será su boda el 13 de septiembre del año que viene.
La pedida de mano fue simple, pero bonita. «Era un viernes. El jueves de esa semana había sido el cumpleaños de Julien e íbamos a celebrarlo cenando juntos el viernes después del trabajo», cuenta ella. «Nos juntamos en el centro de la ciudad, yo iba hablando por teléfono con mi padre y empezamos a caminar. A la vez iba siguiéndolo por la calle y me iba dando cuenta de que estábamos yendo hacia un parque que nos gusta mucho a los dos, en lugar de ir al restaurante», cuenta riendo. Ya habían hablado en alguna ocasión sobre casarse: «Pensé: ‘Uy, qué raro. ¿Me pedirá matrimonio?». Efectivamente, dentro del parque fueron hacia una fuente, él hincó la rodilla, sacó la caja con el anillo, le pidió matrimonio y ella aceptó más que emocionada. «Legalmente nos vamos a casar en Australia, porque vivimos aquí, pero la boda la vamos a celebrar en Galicia», cuenta Belén. «Tenemos pensando viajar en Navidades allí para organizar cosas. Va a ser muy bonito porque pensaba que al ser en España no vendría mucha gente de Australia de nuestros amigos y de la familia de Julien, pero se están apuntando muchos», concluye emocionada por lo que está por venir en su vida. No cabe duda de que esta joven gallega ha encontrado su hogar en la otra punta del mundo.