Tres niños y su madre fallecen en el centro de Vigo en el incendio de un edificio okupado
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La Policía trabaja con la hipótesis de que el fuego fue intencionado. Entre los hospitalizados graves se encuentran el padre de la familia y otra hija, de ocho años
12 oct 2023 . Actualizado a las 00:52 h.Una madre y tres hijos (una adolescente, otra niña y un niño) de etnia gitana fallecieron este miércoles al ser sorprendidos, mientras dormían, por un voraz incendio en un edificio okupado en el centro de Vigo al filo de las cuatro de la madrugada. El fuego comenzó en el portal y el humo subió por efecto chimenea hasta el cuarto piso, donde asfixió a la familia cuando intentaba escapar al quinto piso. El padre se colgó del alféizar de la ventana tapando con su camiseta a la benjamina de la familia, de 8 años, para protegerla. Fueron rescatados por los bomberos y son los únicos supervivientes de la familia, aunque están hospitalizados con quemaduras graves en la uci. Su esposa y sus otros tres hijos, de 14, 12 y 10 años, murieron por inhalación de humo y estrés térmico. La víspera, la hija mayor había celebrado allí una fiesta de cumpleaños.
Además, hubo otros siete vecinos hospitalizados por intoxicación por gases o quemaduras. En el barrio sospechan que el incendio fue provocado por un antiguo okupa enojado porque lo habían expulsado meses antes del edificio pero la policía, al cierre de esta edición, no tenía constancia de ello y mantiene todas las hipótesis abiertas. «Esto se veía venir», «había peleas con palos en la calle, gritos, chispazos», «hubo otro amago de incendio hace un mes», cuentan en el barrio.
El edificio, situado en el número 6 de la calle Alfonso X el Sabio, a 200 metros de la plaza de América, en el barrio de As Travesas, tenía el agua y la luz cortadas por la propiedad, aunque los residentes precarios hacían enganches ilegales con tuberías y conexiones eléctricas. Muchos de los vecinos en riesgo de exclusión social percibían ayudas públicas. El hecho de que no dispusiesen de agua corriente impidió apagar las llamas rápidamente. Residían una treintena de okupas y personas sin hogar, repartidas por ocho viviendas. A todos les sorprendió el fuego en plena noche. Comprendieron que estaban atrapados porque las llamas procedían del portal y por las escaleras subía una columna de humo negro que se concentró en la vivienda de la familia más afectada. Los del primer piso saltaron en pijama o descalzos por las ventanas a un callejón. Otro residente, que dormía con un equipo de respiración, fue evacuado por los bomberos.
Los testigos sitúan el fuego en torno a las 3.58 horas, cuando oyeron los primeros gritos de auxilio. «Pensei que estaba soñando», relata una estudiante. Al asomarse a la ventana, vio las llamas en el portal y a tres jóvenes que vaciaron sendos extintores en la puerta sin éxito. Por la ventana del cuarto piso, salía una densa nube de humo negro. Allí vio al padre colgado de una tubería. «O señor estaba na ventá coa cabeza baixa para non respirar fume e coa nena desnuda, pedía axuda, chamamos ao 112 pero alí non había maneira de entrar, os rapaces dos extintores non foron capaces. A xente do edificio non tiña maneira de saír, vímolos saltar por unha esquina. Pillounos en zapatos, a medio vestir», cuenta una estudiante. Añade que cuando el padre y su hija saltaron a la cesta de los bomberos, «xa non aguantaron máis e abaixo leváronos en brazos».
Mucho caos
Una queja común de los testigos es que los bomberos «tardaron mucho» en llegar, en torno a quince o veinte minutos, aunque ellos dicen 11. «Houbo moito caos, un coche cruzado na rúa non deixaba baixar aos camións de bombeiros, outra rúa estaba cortada», relata la joven. Otro testigo sintió impotencia: «Había llamaradas saliendo por el portal, gente colgada por la ventana y propuse colocarle un colchón, otros gritaban que no podían salir, una pareja saltando por la ventana. Muchos heridos en camilla iban inconscientes y llevaban las manos quemadas. Se avisó hace tiempo que era un edificio okupa, denunciamos consumo de estupefacientes, ya estaban al tanto».
Una familiar de los fallecidos y de algunos hospitalizados contó cómo fue el rescate: «Todo estaba ardiendo, mi familia estaba en el hospital, mi nieto».
Once afectados pasaron la madrugada sentados en bancos con batines y acompañados de sus perros. El Concello los realojó en el albergue de Marqués de Valterra y luego en hostales.
Otra residente en el primer piso con dos hijos explicó: «Oímos gritar, la gente intentaba salir pero no se podía porque había llamas por el portal y por el quinto; yo salí por la ventana de la vecina, la gente se quería tirar por las ventanas». Esta explicó que un mes antes ya había habido un incidente con un fuego en el quinto piso, a raíz del cual la policía había tapiado con chapas esa planta y estaba vacía.
Varios vecinos sospechan que el fuego fue provocado y culpan a un okupa que había sido desalojado a punta de navaja por su propio compañero de piso hace unas semanas. Un testigo asegura que les amenazó: «Si yo no vivo aquí, nadie vivirá». La policía no confirma esas sospechas y una testigo lo refuta: solo salían llamas del portal, el único foco. Además de una moto quemada, la Policía Científica halló dos bombonas de cámping gas, quizás vacías, que no explosionaron.
Las quejas en el barrio sobre la inseguridad e insalubridad del edificio okupa eran constantes desde hace diez años. Un residente en el inmueble colindante refiere que denunciaron la situación ante el Concello pero que, según dice, no se actuó de manera expeditiva. Confirman que hubo un conato de incendio unas semanas antes. Algunos afectados aseguran que el propietario y un fondo buitre quería desalojar a todos los okupas.
La asociación de apoyo a los sin techo de Vigo, Os Ninguéns, colocó un ramo de flores en memoria de las víctimas. Había malestar en el barrio por la situación de abandono de las familias del edificio, donde residían unos vecinos de renta antigua, así otros en situación precaria como árabes, rumanos y de etnia gitana.
Cuando, a media mañana, visitaron el escenario el alcalde de Vigo, Abel Caballero, y el delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco, para dar el pésame y expresar su solidaridad, varios ciudadanos les increparon al grito de: «Tiene que haber muertes para que se haga algo», «Importan más las luces que las vidas», en referencia a los gastos de las fiestas navideñas de Vigo, o «¿dónde está Bienestar Social?».
El líder de la comunidad gitana en Galicia, Sinaí Giménez, primo de la fallecida y su esposo, se quejó del abandono de los servicios sociales a la madre y la discriminación. El Concello replicó que les dio «atención permanente» y que los niños fallecidos fueron ingresados por decisión de la Xunta en un centro de día.
Los hospitalizados: la hermana de ocho años, en la uci en A Coruña, y dos adultos muy críticos
Aunque un total de 18 personas tuvieron que recibir asistencia sanitaria a raíz del incendio, la preocupación de los médicos ahora se centra en los seis hospitalizados y, sobre todo, en tres de ellos. Una es Yunaira, la niña de ocho años hermana e hija de los cuatro fallecidos. Este miércoles por la mañana estuvo en tres hospitales: la llevaron primero a Povisa, luego a la uci del Álvaro Cunqueiro y finalmente al maternoinfantil Teresa Herrera, en A Coruña. El Sergas anunció que la derivaría a la unidad de quemados del Chuac, pero finalmente no se consideró necesario, dado su estado, y permanece en la uci pediátrica en estado grave. En Povisa está su padre, que también ha perdido a tres hijos y a su mujer. En este hospital hay cinco ingresados en la uci. Dos personas que están en estado «muy crítico», según el parte oficial del Sergas. Otra persona está estable y hay dos cuya evolución está siendo favorable. Por la mañana, llegó a haber nueve hospitalizados, entre ellos un niño de trece años. Pronto se le dio el alta, igual que a un bombero que hubo de ser atendido tras asistir al rescate, y a otro hombre. En el lugar de los hechos, las ambulancias desplazadas atendieron a siete personas que no necesitaron ser trasladadas a ningún centro sanitario.
Problemas constantes
Hace solo unas semanas,los vecinos de la zona habían denunciado en La Voz la peligrosidad de la situación de este edificio y de otro anexo por la presencia de okupas. «Son los amos de la calle. Montan escándalos prácticamente a diario, tiran cosas por la ventana y se pelean entre ellos», apuntaban desde el anonimato por miedo. Denunciaron entonces a la policía y al Concello constantes trapicheos de droga desde hace años.
Los problemas de convivencia eran constantes y algunos negocios del lugar cerraron. «El otro día empezaron a tirar piedras desde arriba. Una le cayó en el capó del coche a mi hermana, que tuvo que llamar a la policía. Esta semana, uno de ellos dio una patada y rompió la luna de un escaparate. Tuvieron que tranquilizarlo. Así estamos todos los días», se quejaba una vecina de la zona. El vecino Raúl González, que vive en el edificio colindante y comparte patio, dice que su comunidad lleva denunciando desde hace diez años en el Concello de Vigo las condiciones de insalubridad del inmueble okupa y que los inspectores se comprometieron a actuar. Personas que se han acercado esta mañana al lugar de incendio corroboran que las denuncias por los conflictos con los okupas han sido constantes. Durán Castro, otro vecino, señala que estaban cansados de avisar a las autoridades: «Follones había día sí y día no. Esto se veía venir».
Otra persona que vive por la zona afirma que tienen mucha impunidad. «Ellos pueden dejar sus coches aparcados en doble fila varios días. A mí me pondrían una multa si hiciera lo mismo. Estamos hasta el gorro, queremos una solución para volver a vivir en un entorno que sea pacífico», señala.
Mari Cruz Jiménez, que pasó la noche a la intemperie en un banco con sus familiares, manifestó: «Estaba con mi nieto durmiendo y cuando nos despertamos estaba todo ardiendo». Un hombre y su hijo fueron rescatados por los bomberos in extremis, al desplegar una escalera cuando se iban a tirar desde un tercer piso porque les alcanzaban las llamas.
En el lugar del siniestro trabajaron varias unidades de los Bomberos de Vigo, que lograron controlar el fuego por completo a las siete de la mañana. Según la concejala de Seguridad se recibió la alerta del 112 a las 4.02, los bomberos salieron a las 4.03, y llegaron al lugar del siniestro a las 4.09. También se desplegaron agentes de la Policía Nacional y la Policía Local, así como varias unidades sanitarias.
El Concello de Vigo ha puesto a disposición de los desalojados el albergue municipal de Marqués de Valterra, donde fueron llevadas once personas. Benestar Social puso a su disposición psicólogos y trabajadores sociales, y fueron ubicados en una sala especial. El Ayuntamiento asegura que se trabaja en buscarles una solución residencial.
El delegado del Gobierno, Pedro Blanco, se trasladó también hasta la zona. Vecinos y supervivientes del incendio lo increparon a su llegada a la zona: «¿Dónde estaban los servicios sociales? Ahora que hay niños muertos, venís».
El alcalde de Vigo, Abel Caballero, ha declarado tres días de luto y el regidor ha mostrado su solidaridad con los afectados a través de las redes.
La presidenta del PP Marta Fernández-Tapias también se acercó para conocer de primera mano lo ocurrido y ha pedido que se esclarezcan los hechos. El portavoz municipal del BNG, Xabier Pérez Igrexas, pidió que este jueves «se priorice a atención das vítimas do incendio sobre especulacións morbosas ou culpabilizacións apresuradas».
En el Parlamento se ha decretado un minuto de silencio por el incendio en Vigo dentro del debate de autonomía de este miércoles.