El multimillonario Jeff Yass ha sido una pieza clave para salvar el funcionamiento de la red social en Estados Unidos gracias a sus intereses económicos
01 oct 2023 . Actualizado a las 10:10 h.Hace solo unos meses, en primavera, todo hacía presagiar que TikTok, la red social china, que tanto arrasa entre los adolescentes —escribo con conocimiento de causa: tengo una en casa—, tenía las horas contadas en Estados Unidos. Y eso porque el Senado norteamericano se aprestaba a aprobar entonces un proyecto de ley para prohibir sus descargas ante las sospechas de que Pekín podría estar aprovechándolas para espiar. Pero, de repente, todo cambió. El giro de timón llegó de la mano del senador republicano por Kentucky Rand Paul, quien, con su voto en contra, echó abajo la iniciativa, que contaba con los parabienes de Biden y de la mayor parte del ala conservadora. Justificó Paul su decisión alegando que con, esa prohibición, estarían poniéndose a la altura del Gobierno chino. Que ellos son una democracia. La Democracia con mayúsculas.
Después se ha sabido que no eran tan nobles sus propósitos. Que todo era obra de ese poderoso caballero que es don dinero. Concretamente, de los 24 millones de dólares que Jeff Yass (Nueva York, 1959), inversor y multimillonario, le había donado a Paul para sus campañas desde el 2015. ¿Y qué tendrá que ver una cosa con la otra? Se preguntarán. Fácil: Susquehanna International Group, que así se llama la firma de inversión que Yass fundó en 1987 con dos amigos de la universidad, es la dueña del 15 % del capital de ByteDance, la matriz china de la famosa red social. Personalmente Yass tiene en cartera el 7 % de esa compañía. Esto es, tiene invertidos en ella 21.000 millones de dólares. No es poco.
De ahí su interés en que aquello no saliese adelante. Así que viendo que la cosa iba en serio —los móviles de los funcionarios de la Casa Blanca, el Congreso y de más de la mitad de los estados del país ya no permitían las descargas de TikTok; y otro tanto sucedía en las instituciones de la UE, Canadá, el Reino Unido, Dinamarca, los Países Bajos, Bélgica o Nueva Zelanda, amén de unas cuantas grandes multinacionales—, Yass decidió meter mano en el asunto. Y en estas que reclamó el pago por sus años de financiación a las causas conservadoras.
Se salió el multimillonario con la suya. Claro que le costó esa suerte de anonimato del que disfrutaba fuera de las fronteras de Pensilvania, donde tiene radicados el grueso de sus negocios. Es el más rico del estado y con parte de la fortuna amasada ha apoyado económicamente durante décadas cuestiones siempre polémicas, como la privatización de las escuelas públicas, las rebajas de impuestos a los ricos o la prohibición del aborto. Por no hablar de su fobia a los sindicatos.
Lleva años siendo millonario, pero lo de Tik Tok ha sido un auténtico pelotazo para Yass. Y, claro, no está por la labor de que le vengan a aguar la fiesta. Dinero tiene Yass. Ya lo hemos dicho. Pero no siempre fue así. No le viene de cuna lo de la abundancia. Nació en el seno de una familia media de origen judío. Un matrimonio de contables que inculcó a su hijo el amor por los números. Y en el caso de su padre, además, el gusto por la bolsa y los juegos de azar. De hecho, Yass fue jugador profesional de póker. Las estrategias que aprendió y practicó durante aquellos años en las mesas de juego le han servido después para manejarse como pez en el agua en el parqué. Y no le ha ido mal. Hoy está al frente de un gigante de las inversiones que cuenta con 2.000 empleados.
Su fino olfato lo llevó en el 2012 a apostar por ByteDance. Cinco años antes de que esta lanzara Tik ToK. Acertó. En solo un año ha escalado más de cien puestos en la lista Forbes de los más ricos del mundo. Está en el 50, con un patrimonio estimado de 28.900 millones de dólares. Normal que no quiera que le toque nadie a la niña de sus ojos.
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