Feijoo traza su discurso sobre la idea de que la amnistía es desigualdad, cesión e inestabilidad

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

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Alberto Núñez Feijoo y su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra
Alberto Núñez Feijoo y su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra Juan Carlos Hidalgo | EFE

Pone la vista en las elecciones vascas y gallegas, y en las próximas generales

28 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En su discurso de investidura Alberto Núñez Feijoo dedicó el 5,4 % de su tiempo a hablar de la amnistía. Sin embargo, ese concepto vertebró la argumentación que durante las dos jornadas fue desgranando el líder del PP. Citó ya el tema en su primer minuto en la tribuna, para rechazarlo, y lo aludió luego en todas sus réplicas para hacer un ejercicio de identificación de ese perdón exigido por los independentistas catalanes con la materialización de la desigualdad entre territorios, la concesión de privilegios y, en definitiva, de cesión ante lo que calificó, en varias ocasiones, de «chantaje» a cambio de dar el Gobierno a Pedro Sánchez. Feijoo articuló su discurso como si fuera un libro de instrucciones o la garantía frente a las exigencias extremas de grupos minoritarios y para una sociedad en la que dijo que representaba ya a todos los que no comprenden y apoyan las peticiones de los independentistas.

«Los votos de Bildu se los dejo a Sánchez»; «solo sabemos lo que les van a dar a los independentistas por lo que dicen Junts o Esquerra», o «quien calla otorga, señor Sánchez», pronunció ayer Feijoo para repetir un aviso: «Hemos quedado todos retratados en el diario de sesiones». Una advertencia que introdujo otras consideraciones de corte abiertamente electoral. «Prefiero retrasar mi victoria», dijo para cerrar la primera jornada, anunciando así —para su propio partido y para fuera— que tiene la intención de volverse a presentar. En esa clave electoral avisó al PNV de que el PP se medirá con los nacionalistas vascos en las autonómicas del 2024, considerando que comparten «la misma base social», como también aseguró que sembrará de visitas Cataluña. Una manera de reconocer que ha entendido que, para ganar en unas generales, su partido tiene que hacerse más sólido en ambos territorios. O que, pese a agradecer el apoyo de Vox, en Galicia tratará de que sigan sin peso.

A vascos, catalanes y al resto de España se dirigió en concreto para tratar de persuadirlos de que «otra política es posible», dijo, como si fuera su próximo lema de campaña, abonando la creencia a la que quieren encomendarse las filas populares de que la legislatura, si echa a andar, podría ser más corta de lo que se pueda pensar.

Por ello, dedicó en su discurso inicial casi la mitad del tiempo (50.05 minutos) a proponer pactos, con carácter de Estado la mayoría, o a dejar claros sus principios (7.15 minutos más). Pacto, reforma y consenso fueron vocablos ayer reiterados antes de concluir: «Saldré de aquí con mis principios y los de 11 millones de votantes», identificando como suyos ya los votos de los partidos que ayer le dieron el sí.