Óscar Puente con tono rufianesco y Gabriel Rufián en perfecto castellano advirtieron a Feijoo que tiene cara de Casado y pronto dirá lo de «¿tú también, Isabel, madrileña mía?», mientras Ayuso hace un Bruto. Pero las caras de los tempraneros enterradores, como las de Pedro Sánchez, Marta Lois o Yolanda Díaz, no reflejaban toda la alegría del triunfo. «Se revuelve como gato panza arriba», dijeron del jefe del PP, que ya no tiene nada que perder, porque no depende de sí mismo, sino de la capacidad de Sánchez de armar el Lego de una nueva coalición.
Quiza por eso Feijoo, institucional como acostumbra por la mañana, fue por la tarde el correoso parlamentario que se recordaba en O Hórreo. Tiró de un arma muy galaica, la ironía, con la que causó un evidente enfado en Rufián, cierta desolación en Lois y risas nerviosas en Puente. Los aplausos de su grupo parlamentario, las risas de su bancada cuando dijo a Díaz «no sé si todos los de Sumar caben o no en un cohete» o cuando se ofreció a hacerle de traductor al gallego a Nadia Calviño, fueron similares a las que le otorgaban a Casado, dijeron el socialista y el de ERC. Pero las réplicas de Feijoo demostraron que los años de Parlamento gallego no pasan en balde y que en provincias también se aprende a apuntillar al rival. Queda saber si esa pericia, y el aparente temor de Sánchez a volver a confrontarla, le bastan.
Comentarios