Meloni se aleja del populismo en su primer año, pero sufre por la migración
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La primera ministra italiana disipa el temor a su agenda con pragmatismo
26 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Tras un año de su victoria en las elecciones generales del 25 septiembre del 2022, la primera ministra y líder del partido ultraderechista Hermanos de Italia (HdI) Giorgia Meloni, se mostró satisfecha con la labor de su Gobierno en una entrevista difundida por el principal telediario del país, aunque «el balance deben hacerlo los italianos», subrayó.
«Prometí que entregaría una Italia mejor de la que había recibido, y después de un año Italia es seguramente más creíble, más estable y más escuchada», aseguró Meloni, que llevaba una blusa azul (el color de las instituciones y de la selección nacional del país transalpino) y pendientes en forma de hoja de oro, junto a una planta y una estantería cargada de libros.
«Estoy orgullosa de una Italia que, tras años a la cola, está creciendo más que la media europea, del récord de ocupados, del récord de contratos estables», afirmó. Realmente, en la situación económica italiana hay luces y sombras: para este año, la Comisión Europea prevé un crecimiento del 0,9 % para Italia frente al 0,8 % de media de la eurozona, pero recortó la estimación desde el 1,2 % de mayo y, aunque el empleo creció en el segundo trimestre del año —con un aumento de los contratos a tiempo indefinido y de los autónomos— la economía italiana se está ralentizando. El PIB cayó un 0,4 % en el segundo trimestre, con respecto al primero.
Meloni también defendió su intervención sobre los beneficios extraordinarios de los bancos, que a juzgar por los sondeos parece haber sido apreciada por los italianos, pero fue criticada tanto por la oposición como por miembros de Forza Italia, partido liberal y socio de la coalición de Gobierno. Admitió, sin embargo, no estar satisfecha en materia de inmigración, que en los últimos meses, debido al aumento de los desembarcos de migrantes procedentes de África y Asia en las costas italianas, le valió muchas críticas. Incluso por parte del otro gran socio de coalición, la Liga, una fuerza de extrema derecha y fuertemente contraria a la inmigración. «Hemos trabajado muchísimo, pero los resultados no son los que esperábamos. Este tema merece una segunda fase de compromiso», admitió Meloni.
Entre los objetivos para el futuro, según Meloni (que asegura estar convencida de que el Gobierno llegará al final de la legislatura), están la reforma fiscal, la reforma constitucional (HdI aspira desde hace tiempo a convertir Italia en una república presidencialista), la reforma de la justicia y la reforma escolar.
Opiniones dispares
Las opiniones sobre Meloni y su Gobierno son dispares. El Corriere della Sera, el principal periódico leído por la burguesía del norte de Italia, evaluó al Ejecutivo con un «seis y medio» (a medio punto del notable). Un importante directivo, Franco Bernabè, dijo hace unos días en televisión que «hasta principios de septiembre el balance era positivo», pero también señaló que luego ha habido tensiones en la coalición gubernamental, y la prima de riesgo también ha empezado a subir.
En general, hay satisfacción por la postura abiertamente pro-OTAN de Meloni y la buena relación que ha sabido construir con algunos altos cargos de Bruselas, como la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola; hay menos entusiasmo por sus relaciones con Vox y Viktor Orbán. A la primera ministra se le atribuye cierta destreza. Pero no es seguro que sus aliados gubernamentales, en particular la Liga, la ayuden a hacer realidad sus ambiciosos objetivos.