Josep Santacreu, de una polémica gestión en el Chuac a freno del independentismo
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El presidente de la «Cambra» presume de amigo de Feijoo y asegura que alejará el ente cameral de la política
24 sep 2023 . Actualizado a las 10:27 h.Josep Santacreu Bonlloch (Lérida, 1958) es el penúltimo mirlo blanco del independentismo más moderado y pragmático para intentar reconducir la deriva independentista de instituciones que se supone que deberían ser neutrales para representar a todas las sensibilidades.
Este licenciado en Medicina con una larguísima trayectoria profesional consiguió ganar las elecciones a la Cámara de Comercio de Barcelona, popularmente conocida como la Cambra, con el silencioso respaldo de las élites procedentes de la antigua Convergencia, del ala más posibilista de Esquerra y de un buen grupo de empresarios hartos de ver cómo sus cuotas camerales eran utilizadas para discursos políticos que en nada les ayudaban a cuadrar sus balances de cuentas.
La Cambra, dicen los afines a Santacreu, se había convertido en una extensión más de los desvaríos del fugado Puigdemont. Primero, de la mano de Joan Canadell, ahora diputado de Junts, que fue el primero en conquistar el santuario de la burguesía catalana en unas elecciones que ha habido que repetir ahora por las evidencias de pucherazo que ni siquiera la Generalitat pudo evidenciar.
Pero esa deriva ultraindependentista se acentuó con Mónica Roca, la presidenta saliente del organismo cameral, que completó su retirada de todos las entidades nacionales para acentuar su perfil separatista. Roca dilapidó las escasas opciones de los proindependentistas con encendidos discursos contra los bajos salarios o los beneficios empresariales en toda clase de foros.
Puigdemont intentó un último asalto con un candidato, Ramón Fitó, que ni siquiera obtuvo asiento entre los 52 representantes elegidos por apenas 14.000 de los cien mil empresarios con derecho a voto.
Pasado coruñés y una fundación
Santacreu podrá ahora demostrar sus dotes de negociador para reconstruir una entidad cuyo prestigio se ha visto muy dañado y eclipsado por nuevas entidades como Fomento. El nuevo presidente de la Cambra acaba de jubilarse como responsable de DKV, grupo al que llegó desde el Chuac coruñés, entonces aún Juan Canalejo, tras una discutida gestión económica que le granjeó no pocas críticas de los empleados del hospital público y de numerosas entidades.
Siempre tuvo fama de dialogante, presume de ser amigo de Feijoo y ahora vuelca sus esfuerzos en una fundación con su nombre que el año pasado fletó un avión para traer a España a refugiados ucranianos, por ejemplo. Impulsor de Médicos Mundi y cercano a Intermón, su otra gran pasión es el baloncesto. Y siempre podrá presumir de haber salvado al Joventut con el patrocinio de DKV.