Un estudio de atribución también relaciona el calentamiento global con las lluvias torrenciales en Grecia, Bulgaria y Turquía
19 sep 2023 . Actualizado a las 19:28 h.Las lluvias torrenciales caídas en Libia hace dos semanas fueron 50 veces más probables por el calentamiento global provocado por la acción humana. Algo similar ocurría con las lluvias caídas en Grecia, Bulgaria y Turquía, que fueron 10 veces más probables por el cambio climático, según concluye un estudio de atribución rápido de la Word Weather Attribution (WWA).
La investigación apunta a que la tragedia en Libia, que causó más de 4.000 víctimas, se agravó por otros factores humanos, como construcciones en llanuras inundables y presas en mal estado. Los autores también analizaron las inundaciones registradas en España a principios de septiembre y concluyeron que precipitaciones tan intensas se esperan una vez cada 40 años.
«El Mediterráneo es un foco de peligro provocado por el cambio climático», aseguró Friederike Otto, profesora del Instituto Grantham y el Imperial College London. La zona cero del cambio climático como así lo determinó el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) en su última revisión dada a conocer en 2022. Durante 10 días, el Mediterráneo oriental sufrió una nueva DANA que dejó grandes cantidades de lluvia en la península ibérica; mientras en el lado opuesto, otra depresión aislada en niveles altos, en este caso bautizada como Daniel, golpeaba Grecia, Bulgaria, Turquía y Libia.
Esta borrasca borró todos los registros de precipitaciones en la península helénica y dejó 17 fallecidos, pero el mayor desastre se produjo en Libia con más de 4.000 fallecidos y decenas de miles de desaparecidos tras la ruptura de dos presas. «El número de víctimas no está claro aún», advierten los expertos del WWA.
El estudio realizado por una decena de expertos apunta a que el cambio climático es el responsable de este evento meteorológico en la costa oriental mediterránea. «Es un evento extremadamente inusual», señala. Sin embargo, el calentamiento global provocado por la acción humana hace que este fenómeno extraordinario sea hasta 50 veces más probable con el clima actual.
Para Grecia, Bulgaria y Turquía, el análisis mostró que el cambio climático hizo que las lluvias intensas fueran hasta 10 veces más probables, con hasta un 40 % más de lluvia, como resultado de las actividades humanas que han calentado el planeta. En España, donde la mayor parte de la lluvia cayó en tan solo unas pocas horas, los científicos estimaron que se esperan lluvias intensas una vez cada 40 años, pero no pudieron realizar un análisis de atribución completo ya que los modelos climáticos disponibles representan mal las precipitaciones intensas en escalas de tiempo más cortas que un día.
«No estamos preparados ni adaptados para lo que está ocurriendo en eventos extremos y mucho menos para lo que viene y este estudio lo describe en números. Por ejemplo, el evento de lluvia extrema en Libia ocurriría una vez cada 300-600 años en el clima de ahora. Es decir, es muy improbable. Sin embargo, este evento es ahora 50 veces más probable que sin cambio climático. Es decir, improbable pero ya no tanto como antes», destaca sobre las conclusiones del informe Anna Cabré, científica del clima asociada a la Universidad de Pensilvania, en una reacción recogida por SMC España.
«El Mediterráneo -añade- es un punto caliente del cambio climático porque se está calentando más rápido que la media global pero, sobre todo, porque la región está muy expuesta y es muy vulnerable a los efectos del cambio climático».
En la evolución futura de la situación también coincide Robert Monjo, director de Investigación e Innovación de la Fundación para la Investigación del Clima. «Con el cambio climático, los océanos seguirán calentándose mucho más. Por lo tanto, estas intensidades podrían repetirse con mayor probabilidad en un futuro muy cercano. La formación de ciclones mediterráneos no es un fenómeno nuevo, y aun asumiendo las posibles dudas sobre si se formarán con mayor frecuencia, lo que sí podemos afirmar claramente es que, una vez se formen, la intensidad sí está directamente relacionada con la cantidad de agua precipitable, que está aumentado», explica.
Pilar Brufau, investigadora y profesora titular en el Departamento de Ciencia y Tecnología de Materiales y Fluidos de la Universidad de Zaragoza, incide, al igual que se destaca en el informe, en la necesidad de adoptar medidas preventivas, ya que existen otras razones, aparte del clima, que agravan la situación. «La magnitud de la catástrofe en el caso de Libia, no solo se debe a las precipitaciones, sino también al mal estado de las presas, lo que ha producido un desastre en cadena que podía haber tenido lugar en cualquier momento y no a causa del aumento de temperatura global o de la mayor acumulación de precipitaciones debido al cambio climático».