La India proyecta adoptar el nombre de Bharat para sacudirse su pasado colonial

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

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Puerta de la sede principal en la que se celebrará el G20 en Nueva Delhi, donde ya se lee Bharat.
Puerta de la sede principal en la que se celebrará el G20 en Nueva Delhi, donde ya se lee Bharat. ALTAF HUSSAIN | REUTERS

La transición se podría alcanzar entre los días 18 y 22 de septiembre

07 sep 2023 . Actualizado a las 08:17 h.

Esta semana se celebra en Nueva Deli una cumbre del G20 que ya ha despertado curiosidad por la inusual invitación que la jefa de Estado de la India, Droupadi Murmu, ha hecho llegar a los asistentes, ya que su cargo figura como «presidenta de Bharat», nombre que el Gobierno de Narendra Modi quiere dejar como única nomenclatura del subcontinente indio en la sesión parlamentaria del 18 al 22 de septiembre.

No es un cambio de nombre para referirse al país, sino un cambio para dejar una sola denominación, ya que ambos están reconocidos como oficiales. De hecho, el artículo 1 de la Constitución reza: «India, que es Bharat, es una unión de estados».

Este movimiento forma parte de la agenda nacionalista del partido gobernante, el Bharatiya Janata Party (BJP). En los últimos años, el primer ministro Modi se ha esforzado por desvincular al país de su pasado colonial y eliminar los rastros de otros pueblos invasores que a lo largo de la historia han pasado por la India.

En el 2015, la famosa calle Aurangzeb de Nueva Deli, que lleva el nombre de un emperador mogol que gobernó el subcontinente en el siglo XVII aferrado a la sharia (la ley islámica) fue cambiada por la calle Abdul Kalam, conocido como el Hombre de los Misiles por sus contribuciones a la carrera armamentística y que forma parte del elenco de visionarios ultranacionalistas de la India de Modi. También lo hizo el año pasado con la avenida Kingsway, nombre heredado de la época colonial británica, que ahora se Kartavya Path, más cercano a la identidad hindú.

Sin embargo, desde la oposición creen que este cambio de nombre del país se debe a que Modi quiere construir una «etnodictadura» en la India y proyectar una imagen «irreal» de la identidad de un país en el que hay 705 etnias reconocidas.

Los conflictos entre nacionalistas y opositores se extiende también al campo lingüístico, ya que la herencia de ambos términos son reflejo de cómo han conocido en el exterior y en el interior al país. Los nacionalistas suscriben que, para terminar de borrar las trazas del Imperio británico, que desapareció en 1947, se debe quedar solo la nomenclatura de Bharat, la que consideran «más antigua» y «original», puesto que se puede encontrar en los Puranas. Estos poemas recogían mitos e historias de budistas, hindúes y jainíes de forma oral, pero a partir del segundo milenio antes de Cristo se empezaron a recopilar por escrito y en idioma sánscrito.

Los opositores quieren mantener como nombre del país una derivación anglosajona de la palabra sánscrita Shindu, que es el nombre del río Indo al que llegó Alejandro Magno con sus ejércitos. Según ellos, la palabra ya fue utilizada por los macedonios para referirse a la región, pero fue la corona británica la que fijó el nombre oficial del país.

La India busca reforzar su identidad, a la vez que agranda su perfil geopolítico. Además de ser el país que más crece económicamente según Financial Times, ha alcanzado el hito de llegar al polo sur de la Luna y ayudar a impulsar a los BRICS como contrapeso a Occidente.